RAGTIME WILLIE
Requesound
Recientemente no puedo dar crédito a mis ojos y oídos, cuando asisto a una avalancha de noticias que sitúan a George Harrison en el primer plano musical, en la primera página de revistas especializadas, blogs musicales y demás medios de comunicación. Asisto atónito a esta reivindicación, después de que George haya vivido en el desconocimiento general más absoluto, siendo, muy a su pesar, un mero “beatle”.
George Harrison fue un músico sufridor. Sufrió bajo el yugo aplastante de John y Paul, un tándem inigualable por su fecundidad y su calidad artística. George fue el guitarrista de los Beatles. Y punto.
Pero George fue muchas cosas: en primer lugar, y ante todo, fue un ser humano íntegro, consecuente e intensamente espiritual. En realidad, sobrevivir al fenómeno de la Beatlemania, salir (casi) indemne de las tensiones personales y musicales que se desarrollaron dentro del grupo, siendo un compositor “de segunda”, siempre a rebufo de John y Paul, siendo el puto beatle en la sombra….todo ello le confiere un brillo diferente.
George siempre quiso ser un intérprete de sitar. Sin embargo sí se convirtió en uno de los guitarristas más injustamente valorados de la historia del rock. Únicamente valorado por colegas musicales, Eric Clapton a la cabeza, George fue un extraordinario guitarrista y un destacadísimo intérprete de su “slide”, su toque distintivo y marca de la casa. Por lo tanto, sí fue un guitarrista de primera línea, demostrándolo fehacientemente durante su etapa en solitario, si bien dentro de los Beatles desarrolló un trabajo impecable e incluso brillante.
George fue un gran compositor de canciones. Su sentido del humor tan característico, tan de Liverpool, solamente igualado por la crudeza irónica de John, le permitió componer textos, no solamente espirituales, sino absolutamente demoledores: dardos irónicos contra situaciones de toda índole que siempre revertían a la necesaria salvación espiritual que él proclamaba. Musicalmente, George desarrolló melodías impagables, sus disonancias y puentes tan marcadamente personales.
El próximo 16 de junio, sale a la calle un disco recopilatorio titulado “Let It Roll: The Music Of George Harrison”, un álbum que abarca sus éxitos dentro de los Beatles y fuera de ellos. Una perspectiva bastante completa del carácter y sentimiento que su música transmitía, con un libreto de lujo que incluye textos y fotos desconocidas. Una oportunidad, para aquellos que no sitúen a George, de descubrir su inmenso poder comunicativo. Un aperitivo que puede servir, para curiosos inteligentes, de introducción a su mundo apasionante y genuino
Para completar la tardía pero justa reivindicación de George, Martin Scorsese piensa estrenar el próximo año un documental sobre su vida, sobre su calidad humana, sobre su personalidad, sobre su música.
Un tipo que siempre quiso ser él mismo, que siempre quiso perseguir su identidad, como persona y como músico. Un tipo que llegaba hasta el fondo, sin quedarse en la mera superficie. Un tipo que quiso dejar atrás para siempre la esquizofrenia “beatle”, para dedicarse a su música, a su familia y a cuidar de su bellísimo jardín.
George Harrison fue un músico sufridor. Sufrió bajo el yugo aplastante de John y Paul, un tándem inigualable por su fecundidad y su calidad artística. George fue el guitarrista de los Beatles. Y punto.
Pero George fue muchas cosas: en primer lugar, y ante todo, fue un ser humano íntegro, consecuente e intensamente espiritual. En realidad, sobrevivir al fenómeno de la Beatlemania, salir (casi) indemne de las tensiones personales y musicales que se desarrollaron dentro del grupo, siendo un compositor “de segunda”, siempre a rebufo de John y Paul, siendo el puto beatle en la sombra….todo ello le confiere un brillo diferente.
George siempre quiso ser un intérprete de sitar. Sin embargo sí se convirtió en uno de los guitarristas más injustamente valorados de la historia del rock. Únicamente valorado por colegas musicales, Eric Clapton a la cabeza, George fue un extraordinario guitarrista y un destacadísimo intérprete de su “slide”, su toque distintivo y marca de la casa. Por lo tanto, sí fue un guitarrista de primera línea, demostrándolo fehacientemente durante su etapa en solitario, si bien dentro de los Beatles desarrolló un trabajo impecable e incluso brillante.
George fue un gran compositor de canciones. Su sentido del humor tan característico, tan de Liverpool, solamente igualado por la crudeza irónica de John, le permitió componer textos, no solamente espirituales, sino absolutamente demoledores: dardos irónicos contra situaciones de toda índole que siempre revertían a la necesaria salvación espiritual que él proclamaba. Musicalmente, George desarrolló melodías impagables, sus disonancias y puentes tan marcadamente personales.
El próximo 16 de junio, sale a la calle un disco recopilatorio titulado “Let It Roll: The Music Of George Harrison”, un álbum que abarca sus éxitos dentro de los Beatles y fuera de ellos. Una perspectiva bastante completa del carácter y sentimiento que su música transmitía, con un libreto de lujo que incluye textos y fotos desconocidas. Una oportunidad, para aquellos que no sitúen a George, de descubrir su inmenso poder comunicativo. Un aperitivo que puede servir, para curiosos inteligentes, de introducción a su mundo apasionante y genuino
Para completar la tardía pero justa reivindicación de George, Martin Scorsese piensa estrenar el próximo año un documental sobre su vida, sobre su calidad humana, sobre su personalidad, sobre su música.
Un tipo que siempre quiso ser él mismo, que siempre quiso perseguir su identidad, como persona y como músico. Un tipo que llegaba hasta el fondo, sin quedarse en la mera superficie. Un tipo que quiso dejar atrás para siempre la esquizofrenia “beatle”, para dedicarse a su música, a su familia y a cuidar de su bellísimo jardín.