"Together through life", Bob Dylan (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




Siempre resulta complicado hablar de alguien como Dylan, que más allá incluso de su faceta musical es considerado todo un icono cultural. Capaz de superar esa suerte de desprecio al género “no culto” que suele haber en la mente colectiva y ser nombrado un "artista" sin ningún matiz.

Hoy sale a la venta, “Together through life”, su disco, en estudio, número treinta y tres. En cierto sentido se le puede considerar continuador de sus dos anteriores trabajos, sería demasiado decir que se trata de una trilogía pero sí que tienen muchos puntos en común que les hace formar parte de un “todo”. Primero el productor es Jack Frost, pseudónimo bajo el que se encuentra el propio músico. Todos ellos están muy apegados a los sonidos clásicos, cada uno con sus matices, pero siempre bajo un esqueleto muy definido. Tampoco hay que obviar la sensación de que en los tres discos tienen una importancia capital los músicos que le acompañan, diferentes en cada una de las grabaciones, pero siempre con la idea de ser claves en el resultado global. Si hay que compararlo con alguno de sus predecesores, las canciones actuales tienen más en común con el “Love and theft”, publicado en el 2001, que con su antecesor directo, “Modern Times”, en este último la manera de cantar de Dylan era algo más reposada, en cambio en el recién publicado su voz suena ronca, hiriente, y el blues y el rock prevalecen sobre cualquier otro sonido.

“Together through life” se gestó a raíz de la petición del director Olivier Dahan (creador de “La vie en rose”, biografía de Edith Piaf)) para que Dylan compusiera una pieza para su nueva película, “My own love song". No sólo aceptó tal propuesta, componiendo “Life is hard”, sino que fue el detonante para activar su inspiración y escribir otras nueve canciones.

Otro dato significativo que no hay que pasar por alto es que en esta ocasión las letras no son monopolio del propio Dylan, se ha servido de la ayuda de Robert Hunter, poeta y antiguo letrista de los Grateful Dead, que coescribe junto al estadounidense casi la totalidad de temas.

Antes comentaba la importancia que tenía en sus últimos discos la banda acompañante. En este caso sobresalen dos colaboraciones de altísimo nivel, por una parte el guitarrista habitual de Tom Petty, Mike Campbell, y por otra el acordeón de David Hidalgo, componente de Los Lobos, que ayuda a dar un sabor muy especial, toque fronterizo, al conjunto.

Nada más conocerse la noticia del nuevo disco y su adelanto, “Beyond here lies nothin”, ya empezó la polémica. Por una parte, Dylan, ese hombre que cargaba reiteradamente contra la actual situación de la música, su banalizacion y lo pernicioso de dejarse llevar por las comodidades de las nuevas tecnologías en detrimento de un mayor cuidado del arte en sí, cede su canción durante un tiempo para ser descargada y disfrutada por internet. Otro motivo de recelo, este sí verdaderamente musical, es el supuesto plagio de dicha canción. Por no extenderse demasiado, todo queda en que partiendo de una composición clásica del bluesman Howlin Wolf, se han ido haciendo diferentes cambios y versiones a lo largo del tiempo. El resultado, que es lo importante, es un blues cargado de fuerza y con unas bases rítmicas impactantes. Dentro del mismo estilo encontramos temas como "My wife’s home town”, cantado con sorprendente fuerza y con claras reminiscencias a Muddy Waters, en el tema tiene una gran importancia el sonido del acordeón, incorporándose al ritmo clásico de blues. “Jolene” recrea un sonido más cercano a la escuela tejana.

También aparecen canciones más reposadas, cantadas con menos crudeza. “Life is hard” es una de ellas, precioso tema entre romántico y melancólico ayudado por un dulce sonido de mandolina. "Forgetful heart” es una composición típica de Dylan, importancia de la guitarra eléctrica y fraseados muy separados. “I feel a change comin’ on” es un medio tiempo que viendo el título nos podría sugerir referencias a Obama y su cambio, pero queda descartado dicho significado por las propias palabras del autor negando tal cosa. Lo que sí recuerda, aunque sea en el título, es a la estremecedora canción de Sam Cooke, "A change is gonna come". Para terminar dos curiosidades que encontramos: una es “This dream of you”, donde queda más marcada la influencia fronteriza de Los Lobos por medio de Hidalgo y otra, el "casi rock" desvergonzado y de ritmo trepidante que es “Shake shake mama”.

Resulta encomiable que después de tantos años, casi cincuenta, Dylan todavía encuentre las fuerzas y las ganas para facturar un disco cuanto menos notable, sin dar ninguna sensación de repetirse, todo lo contrario, y sonando realmente crudo y con ganas. Además de todo esto no hay que olvidar que él sigue en los últimos tiempos recopilando y editando sus rarezas y dando a conocer música, a todo aquel que quiera, a través de su programa de radio. Hay personas por las que, al margen de las disquisiciones musicales que se quieran hacer, hay que quitarse el sombrero.