La estética del striptease


Entrevista con Erik Gandini, autor del documental "Videocracia", cuyo tráiler ha censurado la RAI

MIREN GUTIÉRREZ y ORIAN BOSELLI
IPS




Videocracy expone la frivolidad de la televisión de este país, 90 por ciento de la cual está controlada por el conglomerado Mediaset, de Berlusconi, y la cadena de radio y televisión RAI.

Las opiniones discrepantes fueron silenciadas en la RAI desde que Berlusconi fue elegido por primera vez en 1994. En Mediaset abundan los programas de chismorreo y entretenimiento y las mujeres son mera decoración.

Los artistas ahora alzan la voz, dijo Gandini a IPS en entrevista telefónica desde Estocolmo, donde reside. Lorella Zanardo y Marco Malfi Chindemi son los realizadores del documental Il Corpo Delle Donne (El cuerpo de las mujeres).

"Desde que pusimos el vídeo en nuestro sitio de Internet fue descargado por más de 250.000 personas", señaló Gandini.

Producido en Suecia con apoyo de organizaciones escandinavas, Videocracy fue presentada en los festivales de Venecia y Toronto. Un avance del filme fue ofrecido a Mediaset y a la RAI, que decidieron no divulgarlo por considerarlo un "mensaje político" contra el gobierno.

La presentación del documental coincidió con el peor momento político de Berlusconi a raíz de un escándalo sexual.

Gandini conversó con IPS sobre el humillante uso del cuerpo femenino y el lavado de cerebro al que los italianos están sometidos desde hace tres décadas por el imperio televisivo del primer ministro.

IPS: Usted dice en el filme que hay que adentrarse en la televisión italiana para comprenderla. Pero usted es italiano y se apartó.

ERIK GANDINI: Es muy difícil hacer documentales en Italia porque no hay financiación. Además, si deciden difundirlos, lo hacen a última hora. En cambio, la región escandinava tiene una larga tradición en ese sentido. Aquí ese tipo de filmes son de mayor categoría y son financiados por los canales.

En Suecia, los documentales se estrenan en los cines y se pasan varias veces en el horario de mayor audiencia de la televisión. Los canales estatales los consideran una parte esencial del bienestar de la población. En Italia podría ser igual. Es una cuestión de elección y nunca se optó por esa posibilidad. Ese tipo de filmes han sido marginados.

IPS: ¿Podría haber hecho Videocracy en Italia?

EG: Nací y me crié en Italia. No estoy exiliado en Suecia y voy seguido a mi país. Pero mi punto de vista, el de un italiano residente en el extranjero, me permite interpretar la realidad de una forma diferente a la de muchos italianos que están acostumbrados a la televisión actual.

Un elemento fundamental del arte es ver las cosas cotidianas desde una perspectiva diferente.

IPS: ¿Cuál es la percepción de los italianos respecto de la realidad que usted muestra en su filme?

EG: Están acostumbrados. Es una realidad que se volvió normal, como el hecho de ver a las mujeres reducidas a objetos.

Pero estoy convencido de que si el documental se hizo de un público en Italia es porque hay muchas personas que piensan como yo. Mi película muestra una triste realidad tras bastidores que a veces da miedo, a diferencia de lo que ofrece la televisión: un estilo de vida feliz e inocuo.

Mostrar esa realidad en televisión es muy peligroso y por eso mi documental fue boicoteado. Pero creo que hay muchas personas de acuerdo conmigo.

IPS: Dada la falta de diversidad en la programación de los canales italianos, ¿usted cree que el arte puede servir para crear consciencia en la población?

EG: Definitivamente. Crítica y debate quedaron relegados al oasis de los periódicos y de las palabras. Por eso es importante recuperar el lenguaje de la televisión y del cine para hacer críticas.

En una "videocracia" como la italiana, las imágenes tienen el máximo poder y, si se pretende decir algo importante, es necesario recuperar el lenguaje visual.

IPS: Los votantes de Berlusconi no van a volcarse a los cines a ver su película ¿No es como predicar a los confesos?

EG: No estoy de acuerdo. Estuve en varios cines y vi a muchos jóvenes. La mayoría del público de este filme son jóvenes, quienes no suelen ir al cine. Muchos me dijeron: ‘trabajo en una escuela y me gustaría que mis estudiantes vieran su filme’.

La revista Io Donna, del periódico italiano Il Corriere della Sera, dio el máximo puntaje al documental y recomendó su difusión en los centros de enseñanza. La mayoría de las personas que aparece en el filme son famosas, lo que puede atraer a mucha gente y servir para descubrir un mundo diferente.

Existe el riesgo de predicar para los conversos, aunque el lenguaje empleado es accesible a todo público.

IPS: El documental muestra imágenes muy duras en relación con las mujeres. ¿Qué papel le parece que desempeñan en Italia y por qué cree que no se rebelan?

EG: Al entrar en el mundo de la televisión italiana dejo ver que las mujeres son como el papel tapiz, no seres humanos pensantes con voluntad propia. Tengo dos hijas y sentiría una tristeza infinita si crecieran creyendo que su cuerpo es un instrumento para alcanzar el éxito en Italia.

Es hora de que las italianas se enfurezcan y cambien la situación. Las cifras hablan por sí mismas. Italia se ubica en las peores posiciones en materia de igualdad de género. Es claro que es una consecuencia de la revolución cultural promovida por la televisión comercial.

Toda familia, grupo o comunidad desarrolla un sistema de valores. El italiano considera al cuerpo femenino como una herramienta de comercialización.

La representación de la mujer en la televisión está directamente vinculada al propio Berlusconi. En tanto que patrón de la televisión, difundió e impuso su propia imagen sobre la mujer. Tiene una mentalidad tan machista y anacrónica que es imposible no ver la relación entre él y los últimos 30 años de la televisión.

Empleados de Mediaset me han dicho que interviene mucho en la programación, al punto que si a él no le gusta el verde, se elimina el color de los decorados de los estudios.

Algunas personas sostienen que no es su culpa si a los italianos les gustan las tetas y los traseros. Pero no creo que sea accidental. La persona que crea la cultura televisiva, quien decide la programación tiene una gran responsabilidad sobre niños y niñas. Quien decide mostrar un país con esas características tiene que hacerse responsable.

Dado el atraso de Italia deben hacerse cambios en la cultura televisiva. De ninguna manera debemos rendirnos y decir que es parte de nuestra idiosincrasia italiana ni parte de nuestros genes.

IPS: Lo han llamado el Michael Moore de Italia ¿qué le parece?

EG: Respeto mucho el trabajo de Moore (realizador y documentalista estadounidense). El género documental se ha vuelto muy influyente gracias a él. Pero tenemos estilos muy diferentes.

Moore viene de una tradición anglosajona y sus filmes son el resultado de una evolución periodística. Son narraciones muy verbales. Mi estilo es más europeo. En mis documentales dominan las imágenes y se caracterizan por preservar la visión del observador. Trato de contar una historia y que los espectadores lleguen por sí mismos a una conclusión.

Moore ilustra sus palabras con imágenes. Yo trato de mostrar una situación desde un punto de vista emotivo, no sólo mediante la retórica y la lógica.

IPS: Como usted muestra en su filme, todo comenzó con un "ama de casa" que se sacó la ropa delante de cámaras. ¿Cómo cree que va a terminar la historia?

EG: Espero servir de inspiración para que los jóvenes hagan lo que yo hice. Es decir, que se nieguen a ser espectadores pasivos y transformen los medios, que se nieguen a renunciar y que no se digan ‘no puedo hacer nada más que mirar’. Es hora de que nos tomemos la libertad para decir cómo queremos que sea el mundo.