Mujeres malditas, Eugenia Rico. Entrevista


MARTA IGLESIAS
Revista Fusión




Eugenia Rico, considerada una de las grandes de la literatura española actual, vuelca en su último libro gran parte de sí misma. Se titula Aunque seamos malditas (Editorial Suma de Letras) y recuerda las persecuciones que sufren los que son diferentes, cuyo mejor exponente son las brujas.

El libro de Eugenia describe un círculo perfecto que se inicia y se cierra con la hoguera de San Juan, realizando un paralelismo entre las brujas de la Edad Media y las actuales.

Sólo al releer el libro se cae en la cuenta de la delicadeza con la que Eugenia Rico ha hilado la trama. Entonces se aprecian al detalle las pequeñas puntadas atrás y adelante que configuran una obra que enlaza el pasado con el presente y lo onírico con la realidad... ”Algunas mujeres vuelven al campo para ocultarse, para ser como las otras o para que no se note si son distintas. Porque algunas mujeres siempre han querido ser como las demás y nunca lo han conseguido”. Hablemos de las brujas, de historia y de persecuciones presentes.

-¿Cómo enlazaste el acoso -tema sobre el que querías escribir-, con la brujería? ¿Qué hilo unió una cosa con otra?

-Quería contar el acoso a través de la historia y me encontré con que las primeras acosadas históricamente, las que vivieron el holocausto de las mujeres y que se han convertido en el símbolo de la persecución sin culpa fueron las brujas. Las brujas son un símbolo del acoso del inocente. Y aunque se ha hablado del holocausto de las mujeres, no se ha hecho suficientemente. ¿Cómo puede ser que unos dos millones de mujeres sean asesinadas, acusadas de cosas de volar por los aires? Estas eran las dos líneas de investigación que yo llevaba y me encontré con que eran la misma.

-Sin sentirte un poco bruja, ¿sería imposible escribir este libro en primera persona?

-En el libro hay muchas primeras personas, hay muchas voces. Y fíjate que el libro está poblado de personas acosadas y de gente que es un poco distinta. Porque pienso que en todas las épocas históricas los que han hecho las cosas interesantes fueron los bichos raros, los que eran un poco diferentes, los que sentían que no eran como los demás. Me preguntaban en todas las conferencias si era un poco bruja y siempre respondí que no. Y después de tantas entrevistas y de hablar tanto de la novela, ahora me preguntas tú y creo que sí. Y por dos motivos: el primero es que para escribir cualquier personaje, tú tienes que creerte que eres ese personaje, tienes que invocarlo, es como el espiritismo. Tienes que dejarte poseer por el personaje, y en ese sentido no puedes escribir como una bruja si no eres bruja. Y en segundo lugar tienes que sentirte como bruja, alguien diferente que sabe algo que los demás no saben y que te castigan por ello, así que ser escritor también es ser brujo. A ello hay que sumar la fascinación que tengo desde siempre por el tema.

-¿Qué te atrae de ellas?

-Uno de los temas que más me fascinan es el de las sustancias. Cuando se dice que las brujas volaban es porque consumían hongos, algo entroncado con cultos precristianos. Pero yo encontré que la mayoría de mujeres acusadas de brujas en nuestro país ni siquiera eran mujeres que realizaran ninguno de esos cultos. Eran mujeres que sabían curar y más baratas para los pobres que los médicos o los barberos, que en aquel momento solamente sabían hacer sangrías. O sea, que esa supuesta superstición, que en realidad era un profundo conocimiento de la naturaleza, estaba muy por delante de la ciencia de su época. Utilizaban sustancias como la digitalina o la corteza de saúco, que más tarde han sido aprovechadas por la ciencia oficial. O sea, primero las han matado y luego han aprovechado sus conocimientos.

-Precisamente has relacionado la persecución de las brujas con el auge de la profesión médica y el monopolio de la profesión médica...

-La persecución de las brujas se ha unido al medievo y no es verdad. Surge con el nacimiento de las universidades, a las que se les prohíbe asistir a la mujeres. Tradicionalmente ellas se ocupaban del cuidado de los niños, enfermos y ancianos. Incluso en las tribus del norte como Asturias, nuestras mujeres iban con los guerreros a la batalla para curarles las heridas. Sabían de hierbas porque no era algo comercial, no era algo tan importante. Lo importante era el alma y el cuerpo se les podía dejar a las mujeres. Pero con el Renacimiento el cuerpo se vuelve importante y con él la medicina. Así que no se puede dejar a las mujeres -que tienen el poder de dar la vida-, el poder de evitar la muerte. Así que en las universidades se va a estudiar medicina, pero se prohíbe a las mujeres entrar en ellas y además se prohíbe ejercer a quien no estudie en la Universidad. Pero para dar auge a esa ciencia de la medicina, que en aquel momento entre los cristianos es nula porque solamente sabían de sangrías, tienen que perseguir a estas mujeres que saben más que ellos. Era cuestión de control de poder, algo que entonces poseían muchas mujeres. Como ejemplo te hablaré de la mejor partera del reino, que vivía en Cataluña y fue acusada de bruja por asistir partos y hacer prácticas diabólicas como lavarse las manos. Cuando la Reina de Aragón va a dar a luz, exige a su marido que la atienda ella, a punto de ser juzgada. El parto va bien y la reina consigue que sea restaurada en su labor y reputación. Y quiero añadir que a la mortalidad del holocausto de las mujeres que mueren en las hogueras y ahorcadas, hay que añadir las miles de mujeres que fallecen debido a las infecciones, porque estos barberos empleaban navajas sin ningún tipo de higiene. Estas sanadoras tenían normas de asepsia e higiene primaria, y de hecho muchas fueron acusadas de brujería por lavar las manos, y esterilizar instrumental. Para que te hagas idea de cómo se persigue a la gente por decir la verdad.

-Sin embargo, y contrariamente a lo que se cree, en España casi no hubo procesos contra las brujas...

-Exacto. Encontré pocos procesos a brujas en España y además sus castigos consistían en un sambenito, lo máximo era la confiscación de los bienes y ni siquiera era corriente. El caso de María Soliño, que fue quemada en la hoguera en Santiago de Compostela, es anecdótico. Pero en el resto de Europa la persecución es brutal y llena de torturas. Por ejemplo, a la bruja de Hamburgo le perforan la vagina con hierros candentes, le arrancan los pechos, la violan los religiosos repetidas veces diciendo que es para arrancarle el diablo. Hay un matiz sexual terrible ejercido desde Inquisición, los Calvinistas, y otros cuerpos religiosos que velaban por la fe, mataban a la gente y la torturaban. Sin embargo cuando torturaban a un hombre jamás le tocaban los genitales, pero con la mujeres la persecución era un verdadero ataque de género. Yo tengo tres teorías de porqué no se persigue la brujería en España. La primera es que en el resto de Europa se les perseguía para confiscar sus bienes porque se trataba de acabar con su poder económico, pero aquí no tenían dinero, así que no hacía falta matarlas porque no eran tan importantes. Mi segunda explicación es que, igualmente que no se persigue en Francia, Italia, Grecia y Portugal, países que luego son católicos, en estos países han tenido una creencia muy importante en diosas madres. O sea, hay un importante respeto a la mujer y el matriarcado. Y la tercera teoría tiene que ver con el norte: hay una creencia en la brujería pero no una persecución. La Iglesia Española considera que perseguir las brujas es hacerlas importantes y que no hay que hacerlas importantes porque no lo son.

-Para ti las brujas no sólo curaban el cuerpo sino que ayudaban a la gente a reconciliarse consigo misma... ¿No es ese un poder que tienen todas las mujeres y por tanto todas tienen la semilla de la bruja en su interior?

-Sí. Todas las mujeres se sienten alguna vez un poco brujas, aunque también utilizan el concepto bruja para insultar, entonces no queda claro si bruja es un orgullo para la mujer o una calumnia. Está claro que en la persecución de la bruja está la persecución de lo femenino, del poder de dar vida, de este poder primario de la mujer... Entonces todas las mujeres tienen en su interior la semilla de la bruja. Fíjate que además el vocablo inglés para bruja es witch, que es la misma raíz que wise que significa sabio, por lo que en inglés bruja quiere decir mujer sabia. Por lo tanto hay una persecución desde luego del poder de la mujer y de la sabiduría de la mujer.

-Entonces las mujeres encontraron un conocimiento que les era afín, ¿lo hemos olvidado en pos de un mejor puesto de trabajo, de una operación de estética...?

-Desde la prehistoria las mujeres han tenido tendencia al cuidado y sobre todo han tenido un poder en ellas mismas. El problema es que hoy tenemos a las mujeres con dietas horribles, pasando hambre, dedicando todos sus pensamientos a ello y sin espacio para pensar en otra cosa. Y eso les quita su gran poder. Hay muchas maneras de castrarlas, hay muchas maneras de perder a las brujas. Se las puede tener obsesionadas con pesar 36 kilos, o encima de tacones de aguja, sobre los que casi no pueden andar y que les deforman la columna. Y todo lo hacen por su propia voluntad. Y una cosa terrible fue quitarle a la mujer el poder sobre su parto, sobre el nacimiento.

-Los que siguen pensando por su cuenta son perseguidos... ¿Cuáles serían las cazas de brujas actuales?

-Es muy buena pregunta. Yo creo que se persigue -como siempre se ha hecho- a los diferentes. Desde los supuestos rojos hasta los gorditos, o a los que piensan de otra manera. Se sigue persiguiendo a los que son distintos. Y, por supuesto, todavía se persigue a las brujas, que hoy son mujeres que han tenido éxito. Sólo hay que ver cómo son atacadas en la política o la ciencia. Mira el ejemplo de Hillary Clinton.

-¿Por qué identificas a la Inquisición de hoy con los medios de comunicación?

El farero está basado en un personaje real, un profesor de gimnasia al que acusaron
de violar una niña, que era la hija del famoso asesino de Mari Luz. Cuando había cumplido dos años de cárcel se demuestra que fue su padre. Pero es que los medios que han dado su nombre y apellidos no ponen en marcha una campaña similar para rehabilitarlo. Entonces se queda sin trabajo, sin novia, sin vida, cuando no ha hecho nada. Es completamente inocente. Los medios de comunicación ahora tienen un poder tan grande que pueden salvar la vida de una persona y también la pueden condenar. En algunos casos -y estoy pensando en programas del corazón muy malos que hacen juicios mediáticos- ciertos medios se constituyen en verdaderas Inquisiciones que deciden y condenan con mucha impunidad. Fíjate en el maltratador que salió en la tele y luego mató a su ex pareja. La cadena no se hizo responsable de nada. El poder que en otro tiempo pudo tener la Iglesia, que no tenía que dar explicaciones, la tienen ahora los medios para bien y para mal.

-Una vez terminado el libro, ¿que aprendiste del él y qué dejaste de ti en sus páginas?

-Del libro aprendí muchísimo porque conlleva mucha documentación histórica, y porque habla sobre la otra parte de ti, sobre el lado oscuro de cada uno. Y en él dejé todo de mí porque es un libro del que estoy muy satisfecha como artefacto literario y también por sus personajes y la vida que hay en él. La única manera de conseguir algo es darlo todo y en el libro me dejé la piel.

-¿Cómo terminarías el título inacabado del libro “Aunque seamos malditas...”?

El título del libro está así para que lo termine el lector. Me han dicho que mi escritura es interactiva, yo creo en escribir dejando huecos para que el lector se apropie de la historia. Por eso cada uno tiene que escribir el final.