Sir Crispin C. Tickell: "Sólo hay recursos para 2.500 millones"

Este visionario anticipó en los años 70 el calentamiento global y ha asesorado a los que mandan sobre su impacto en los asuntos mundiales.


NÚRIA NAVARRO
El Periódico

Dibuje lo que nos viene.
La población humana es excesiva en proporción a los recursos. Según los cálculos, sólo hay recursos para 2.500 millones, que es la población que había cuando yo nací.

Pues ya somos 6.700 millones y seguimos sumando.
En los próximos 100 años el número tendrá que caer sustancialmente.

¿Cómo?
Las mujeres deben alcanzar el mismo estatus que los hombres. Eso significará un mayor control de su cuerpo. Dejarán de ser máquinas hacedoras de niños. También hay que buscar una solución para la atención a los ancianos, de modo que no se tengan hijos para que nos cuiden en la vejez. La educación y el acceso a los anticonceptivos son fundamentales. Si se aplican estas reglas a lo mejor podemos reducir la población.

¿A lo mejor? ¿Qué ocurrirá si no?
Que la humanidad solo se podrá reducir por ser vulnerable a las enfermedades, por una erupción volcánica como la que diezmó la población hace 73.000 años, por la caída de un asteroide...

Tengo entendido que es experto en el impacto de asteroides.
Sí. Uno de ellos, el Apophis, se acercará mucho a la Tierra el 14 de abril del 2029. Sólo se acercará.

Escalofriante, de todos modos.
Lo importante es utilizar la inteligencia para reducir la fecundidad humana.

También hay que detener el cambio climático.
Es posible limitar la emisión de gases que provocan el efecto invernadero. Pero el dióxido de carbono se mantiene en la atmósfera más allá de 100 años. El metano, más de 20. Los efectos positivos de los cambios que obremos ahora no los notaremos en los próximos 50 años. Otro aspecto vital es el calentamiento de los océanos. Pero no sabemos lo que sucederá. Hace 12.500 años el calentamiento fue muy acelerado y, de repente, la Tierra se enfrió.

¿Qué pasó?
Se fundieron los glaciares de Norteamérica. El Atlántico Norte se cubrió de agua dulce, y aumentó la tasa de congelación.

Lo más increíble es que usted hablaba de esto en los años 70.
Empecé a atraer la atención sobre la relación entre cambio climático y asuntos mundiales. En 1988 ayudé a Margaret Thatcher a redactar su célebre discurso sobre el agujero de ozono y la lluvia ácida.

La Dama de Hierro, verde no era.
La señora Thatcher era química. Sabía de lo que hablaba. Siempre le ayudé en los asuntos científicos.

Fue la responsable última de las vacas locas.
Estaba presionada por los sindicatos... Pero estaba convencida de que debíamos transmitir el legado del pasado en las mejores condiciones.

¿Y el príncipe Carlos es tan ecológico como pregona?
Tiene un gran liderazgo en temas medioambientales. Los aplica en su propia casa y en su forma de llevar sus asuntos. Es un hombre muy decente. Hace todo lo posible para fomentar el cuidado de la tierra.

¡Ahora entiendo que Isabel II le haya nombrado sir!
Dos veces. La primera fue en su yate, en 1983, cuando visitó México. Puso la espada en mi hombro discretamente. Y la segunda, cuando me jubilé del servicio diplomático. Con ella también he hablado de medioambiente.

Ahora el mundo solo habla de la crisis económica.
Pasará. La crisis climática será mayor que el problema del terrorismo y que las consecuencias de los errores de todos los banqueros.

Acaso todo esté relacionado...
La idea de que el libre mercado es la respuesta a cualquier problema es pura basura. No existe el libre mercado. Todos los mercados están regulados y lo que hay que hacer es mejorar la regulación. Sin embargo, es probable que esta crisis prepare a la gente para afrontar el problema.

¿Y luego?
Las alteraciones empeorarán según el tamaño de la población, el agotamiento de los recursos, la contaminación de las aguas, la destrucción de la biodiversidad...

Acuse usted.
EEUU tiene el mayor número de emisiones per cápita. Los chinos y los indios aumentan el total, pero se han dado cuenta de que no les interesa seguir por ese camino, porque dependen del agua de los glaciares del Himalaya. Pero todo cambiará con el nuevo presidente norteamericano, sea quien sea.

¿Y los demás qué hacemos?
Debemos pensar en que la vida no consiste en consumir más. Y en comprar un coche adecuado, aislar la casa, pensar en el número de hijos, regular los mercados para que no se produzcan estos escándalos...