Susan Tedeschi, "Back to the river" (2008)

KEPA ARBIZU
Lumpen


De Susan Tedeschi perfectamente se puede decir que es parte de la “aristocracia” del blues. Me explico. Aunque no tenga un nombre reconocido para la mayoría, su status dentro del género es de lo más elevado, y lo es no sólo por su innegable calidad sino por otros muchos hechos. Por ejemplo es una de las pocas artistas, dentro de su estilo, capaz de vender más de 500.000 copias de uno de sus discos (“Just won’t burn”), su círculo profesional - personal es envidiable, aparte de lo anecdótico de estar casada con una leyenda de la talla de Dereck Trucks (componente de Allman Brothers) ha sido reclamada por artistas como Dylan o BB King para ejercer de telonera. Añadiremos a su currículum haber formado parte de la banda sonora original de alguna película (“Bug”) y sus diversas nominaciones a los premios Grammy. Más mérito cobran estos datos al descubrir que su discografía sólo consta de cinco discos (obviando algún directo).

Musicalmente, la virtud más destacable de Tedeschi es su voz, en ella, en sus diferentes variaciones, se ven representadas desde el eco de las cantantes femeninas negras de blues clásico, Bessie Smith o Big Mama Thornton, hasta las más contemporáneas Janis Joplin o Bonnie Raitt. Pero la gran diferencia y lo que la consagra con un sello peculiar es no limitarse a un registro “chillón” y potente, también está capacitada para modular hasta recordar a tonos más sensibles como los de Etta James y Aretha Franklin. Ya en “Hope and desire” recurría a versiones de otros artistas mostrando así su amplísimo abanico de gustos, casi todos dentro de la música negra, eso sí.

En su nuevo disco, “Back to the river”, además de todo lo dicho hasta ahora encontramos una preocupación por las letras creada por su reciente maternidad, otros temas más sociales le reclaman la atención, pensando sobre todo, como ella ha dicho, en el mundo que heredarán sus hijos. Si a esto le añadimos, además de una lista exquisita de colaboradores, la producción de George Drakoulias, un experto en el rock americano, no existe temor a sentirnos defraudados con el resultado.

Lo primero que encontramos al desmenuzar el disco es la rotunda guitarra de Doyne Bramhall a la que enseguida se suma el torrente de voz de Tedeschi al servicio de un vibrante blues rock (“Talking about”). Los cambios de estilo no se hacen esperar y a continuación descubrimos una balada preciosa, “700 houses”. Aquí aparca su tono más rasgado para componer una deliciosa melodía que perfectamente encajaría el repertorio de cantantes tan románticos como Jackie Green o Ron Sexsmith. Por si esto era poco la canción que da nombre al disco es un sinuoso camino por el Nueva Orleáns más fangoso donde hace de guía el genio del “swamp-bluesTony Joe White. “People” es la canción que mejor podía encajar en el público más amplio, entre otras cosas por el estribillo tan melódico que contiene.” Revolution your soul” haciendo honor a su título se convierte en cántico con reminiscencias gospel (no olvidemos que esos fueron sus primeros pinitos). El ex-Jayhawk Gary Louris hace acto de aparición en “Learning the hard way”, soberbio tema con una melodía tan pegadiza como sensual. Cierran el disco una guitarrera versión de Toussaint (“There´s a break in the road”) y un blues bastante clásico, “Can’t sleep at night”.

Ningún género musical, por mucha solera que tenga, puede cerrarse en su cárcel de ortodoxia y negar intromisiones, por eso son necesarios trabajos como el de Susan Tedeschi, que partiendo de una base innegablemente purista y clásica abre ventanas a otros estilos generando un sonido repleto de matices y enormemente energético.