Los bancos y los fondos de riesgo regresan a los beneficios en EEUU y se blindan para aguar los intentos de mayor regulación
PERE RUSIÑOL
Público
Alan Schwartz, uno de los principales responsables del hundimiento del banco de inversiones Bear Stearns, vuelve este mes a la trinchera como principal ejecutivo de Guggenheim Partners LLC. Los hedge funds, cuya opacidad ha sido señalada como una de las causas del tsunami financiero, tuvieron un mayo magnífico ganancias del 5,23%, según Hedge Funds Research, uno de los mejores meses de la historia y los ejecutivos de grandes bancos de EEUU JP Morgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley se preparan para repartirse de nuevo sus bonus tras liberarse del yugo del Gobierno.
Bernard Madoff está entre rejas, sí, pero casi todas las demás estrellas de Wall Street que llevaron el mundo a la ruina están de vuelta. Como si nada hubiera pasado. Y dispuestos a dar la batalla en el Congreso para evitar que la Administración de Obama les imponga una regulación más estricta.
"Hay un sentimiento palpable [en Wall Street] de que la tormenta ha pasado", ha escrito Paul Krugman, columnista de The New York Times y premio Nobel de Economía. Y añade: "Los banqueros parecen creer que el regreso al business as usual está a la vuelta de la esquina. Creen que pronto podrán volver a jugar a los mismos juegos de antes."
El Dow Jones ha subido 2.000 puntos desde marzo y la mayoría de los grandes bancos estadounidenses regresaron a los beneficios multimillonarios en el primer trimestre de 2009. Gracias a los tests de estrés, 10 de ellos han anunciado incluso su intención de devolver el dinero público, con lo que se liberarán de las cortapisas de la Administración, tanto en la retribución de los directivos como en las operaciones de riesgo.
Jonathan Weil, analista de Bloomberg, lo ha dicho sin tapujos: "Esconda su cartera. Los grandes bancos están devolviendo el dinero público y ya sabe lo que esto significa: vuelve la fiesta a Wall Street".
Tests de estrés
Muchos economistas llevan semanas advirtiendo de que los tests de estrés eran una fórmula demasiado laxa, que en la práctica servía para evitar reformas importantes. No sólo lo avisaron los académicos de izquierdas, sino también muchos economistas liberales, como Martin Wolf, del Financial Times: "El objetivo de los tests de estrés es simplemente volver a poner en marcha el show", ha dicho.
Joseph Stiglitz, también Nobel de Economía, sostiene además que los beneficios de los grandes bancos se han conseguido gracias a las técnicas que alimentaron la burbuja. "Algunos de los bancos registraron ganancias basadas principalmente en trucos contables y especulación", ha señalado el Nobel. "Se recompensa a los mismos que causaron la crisis", remacha.
Los hedge funds no sólo han vuelto a los beneficios, sino que se están blindando: su patronal Managed Funds Association acaba de contratar a uno de los más rutilantes lobbyistas de Washington Brownstein Hyatt Farber Schreck para garantizar que todo siga igual. Y uno de los productos especulativos más jugosos el carry trade: comprar y vender divisas en función de los tipos de interés vuelve a ser "tentador", según The Wall Street Journal.
Al economista José Luis Sampedro, que a sus 92 años conserva intacta su lucidez, no le sorprende que la fiesta vuelva a Wall Street: "Los causantes financieros [de la crisis] pueden irse fácilmente de rositas e incluso ser felicitados, pues lo que hacen está inspirado en los principios del sistema, incluso aplaudido por los antirreguladores y demás fundamentalistas del mercado", explica a Público.
"Si hubiera que buscar líderes que desempeñaron un rol en acelerar esta crisis, podrían encontrarse en la misma Administración de Obama", recalca John Bellamy Foster, director de Montlhy Review, histórica publicación alternativa de Nueva York.
Bellamy Foster se refiere a asesores o altos cargos como Robert Rubin, que fichó por Citigroup tras acelerar desde el Tesoro la desregularización del sector bancario; Larry Summers, que también desde el Tesoro se opuso a cualquier regulación de los productos derivados "armas financieras de destrucción masiva", según Warren Buffet, y Tim Geithner, el actual secretario del Tesoro reclutado desde la Reserva Federal de Nueva York.
Cuando trascendió la composición del equipo económico de Obama, el economista Dean Baker, del Center for Economic and Policy Research, estalló: "¡Es como pedir ayuda a Bin Laden para la guerra contra el terror!".
Y sin embargo, Obama acaba de lanzar un plan para regular el sector financiero presentado como el más ambicioso desde la Gran Depresión. Pese a la grandilocuencia de las palabras, el Financial Times y The Wall Street Journal los dos periódicos financieros más influyentes coincidieron en que la propuesta ha sido recibida en Wall Street con "alivio".
Ambos periódicos comparten el análisis: las medidas no son tan duras y, además, Wall Street confía en aguarlas en el Congreso gracias al trabajo de los mejores lobbies.
Nada para las víctimas
Muchos de los ejecutivos destronados por la crisis viven en realidad un momento estupendo: o disfrutan de su jubilación de oro como Fred Goodwin, ex director del Royal Bank of Scotland, con pensión anual de 1,2 millones de dólares o ya han sido contratados de nuevo, a menudo en empresas de alto riesgo. "Si quiere seguridad, fiche a un ladrón", ironizó el semanario británico The Economist al comentar la tendencia.
Los que crearon la crisis ya están dejándola atrás, pero para el resto se agudiza. "Se han dedicado fondos masivos a los bancos, que son los principales responsables de la crisis, y en cambio, nada a las víctimas", lamenta el economista Albert Recio, de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Bernard Madoff está entre rejas, sí, pero casi todas las demás estrellas de Wall Street que llevaron el mundo a la ruina están de vuelta. Como si nada hubiera pasado. Y dispuestos a dar la batalla en el Congreso para evitar que la Administración de Obama les imponga una regulación más estricta.
"Hay un sentimiento palpable [en Wall Street] de que la tormenta ha pasado", ha escrito Paul Krugman, columnista de The New York Times y premio Nobel de Economía. Y añade: "Los banqueros parecen creer que el regreso al business as usual está a la vuelta de la esquina. Creen que pronto podrán volver a jugar a los mismos juegos de antes."
El Dow Jones ha subido 2.000 puntos desde marzo y la mayoría de los grandes bancos estadounidenses regresaron a los beneficios multimillonarios en el primer trimestre de 2009. Gracias a los tests de estrés, 10 de ellos han anunciado incluso su intención de devolver el dinero público, con lo que se liberarán de las cortapisas de la Administración, tanto en la retribución de los directivos como en las operaciones de riesgo.
Jonathan Weil, analista de Bloomberg, lo ha dicho sin tapujos: "Esconda su cartera. Los grandes bancos están devolviendo el dinero público y ya sabe lo que esto significa: vuelve la fiesta a Wall Street".
Tests de estrés
Muchos economistas llevan semanas advirtiendo de que los tests de estrés eran una fórmula demasiado laxa, que en la práctica servía para evitar reformas importantes. No sólo lo avisaron los académicos de izquierdas, sino también muchos economistas liberales, como Martin Wolf, del Financial Times: "El objetivo de los tests de estrés es simplemente volver a poner en marcha el show", ha dicho.
Joseph Stiglitz, también Nobel de Economía, sostiene además que los beneficios de los grandes bancos se han conseguido gracias a las técnicas que alimentaron la burbuja. "Algunos de los bancos registraron ganancias basadas principalmente en trucos contables y especulación", ha señalado el Nobel. "Se recompensa a los mismos que causaron la crisis", remacha.
Los hedge funds no sólo han vuelto a los beneficios, sino que se están blindando: su patronal Managed Funds Association acaba de contratar a uno de los más rutilantes lobbyistas de Washington Brownstein Hyatt Farber Schreck para garantizar que todo siga igual. Y uno de los productos especulativos más jugosos el carry trade: comprar y vender divisas en función de los tipos de interés vuelve a ser "tentador", según The Wall Street Journal.
Al economista José Luis Sampedro, que a sus 92 años conserva intacta su lucidez, no le sorprende que la fiesta vuelva a Wall Street: "Los causantes financieros [de la crisis] pueden irse fácilmente de rositas e incluso ser felicitados, pues lo que hacen está inspirado en los principios del sistema, incluso aplaudido por los antirreguladores y demás fundamentalistas del mercado", explica a Público.
"Si hubiera que buscar líderes que desempeñaron un rol en acelerar esta crisis, podrían encontrarse en la misma Administración de Obama", recalca John Bellamy Foster, director de Montlhy Review, histórica publicación alternativa de Nueva York.
Bellamy Foster se refiere a asesores o altos cargos como Robert Rubin, que fichó por Citigroup tras acelerar desde el Tesoro la desregularización del sector bancario; Larry Summers, que también desde el Tesoro se opuso a cualquier regulación de los productos derivados "armas financieras de destrucción masiva", según Warren Buffet, y Tim Geithner, el actual secretario del Tesoro reclutado desde la Reserva Federal de Nueva York.
Cuando trascendió la composición del equipo económico de Obama, el economista Dean Baker, del Center for Economic and Policy Research, estalló: "¡Es como pedir ayuda a Bin Laden para la guerra contra el terror!".
Y sin embargo, Obama acaba de lanzar un plan para regular el sector financiero presentado como el más ambicioso desde la Gran Depresión. Pese a la grandilocuencia de las palabras, el Financial Times y The Wall Street Journal los dos periódicos financieros más influyentes coincidieron en que la propuesta ha sido recibida en Wall Street con "alivio".
Ambos periódicos comparten el análisis: las medidas no son tan duras y, además, Wall Street confía en aguarlas en el Congreso gracias al trabajo de los mejores lobbies.
Nada para las víctimas
Muchos de los ejecutivos destronados por la crisis viven en realidad un momento estupendo: o disfrutan de su jubilación de oro como Fred Goodwin, ex director del Royal Bank of Scotland, con pensión anual de 1,2 millones de dólares o ya han sido contratados de nuevo, a menudo en empresas de alto riesgo. "Si quiere seguridad, fiche a un ladrón", ironizó el semanario británico The Economist al comentar la tendencia.
Los que crearon la crisis ya están dejándola atrás, pero para el resto se agudiza. "Se han dedicado fondos masivos a los bancos, que son los principales responsables de la crisis, y en cambio, nada a las víctimas", lamenta el economista Albert Recio, de la Universidad Autónoma de Barcelona.