"The Wreckage", Will Hoge (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen



Desde la primera vez que escuché a Will Hoge supe que sería alguien importante dentro de la música (no hablo del tema fama, totalmente alejado de criterios de calidad). No significa esto colgarme ninguna medalla, cualquiera que se haya topado con su voz en algún momento sabe a lo que me refiero. Uno sólo puede admirarla y disfrutar de su fuerza, al estilo del joven Joe Cocker, y su enorme sensibilidad, como el gran Otis Redding. Lo que todavía no entiendo es por qué no se le ha situado en el olimpo de voces blancas con alma negra, al que sí pertenecen, merecidamente, gente como Ray Lamontagne o Eli "Paperboy"Reed.

Lo suyo no es realizar puro soul. Estamos ante un músico de rock and roll, pero dicho esto, s6n innegables las referencias que se desprenden de su manera de cantar, el r&b, el blues e incluso el country, aparecen entre sus cuerdas vocales. Además, sus temas continúan los tópicos, dicho sin desprecio, de las canciones de esos géneros, amores perdidos, corazones rotos y en definitiva, hombres solitarios enganchados sin remisión a la música como única compañía fiel.

“The Wreckage”, su nuevo álbum, nace posterior al gravísimo accidente de circulación que sufrió el músico. En otras muchas ocasiones hemos visto cómo un hecho personal grave influye en la calidad del disco. Lo suele hacer en dos direcciones, o el resultado es un trabajo de transición y poco reseñable, o sufre un cambio estilístico radical. Observando el caso en cuestión ninguna de las dos respuesta,s y a la vez ambas, son correctas. En comparación con otros trabajos su lado más soul ha quedado más difuminado y toma menos presencia. Incluso en su manera de cantar, su voz ya no hace tantos requiebros ni toma una importancia capital. Su sonido, en esta ocasión, está mucho más cercano al rock clásico. Sin desmerecer para nada el resultado, a día de hoy, todavía no ha conseguido desbancar a su anterior trabajo, “Draw the curtians”, como el más logrado. Lo que no ha variado casi en nada, es la banda que le acompaña. Permanece casi en su totalidad inmutable, sobre todo es de agradecer la colaboración, habitual, de su amigo y excelente músico, Dan Baird.

Todo comienza con la springsteeniana “Hard to love”. Llena de épica y donde el grupo suena realmente compacta y contundente. “Long gone” es un tema coescrito con Jim Lauderdale. Un rock muy potente cantado con fuerza. “Favorite waste of time” es una fabulosa canción donde ya se hace patente cuál es el verdadero estilo que rige este disco. Un rock de raíces muy clásico, como el que puede realizar Tom Petty. Sobresale la magnífica labor de la guitarra dotándole de una fuerza y emotividad muy importante, sostenida por el modo de cantar de Hoge que aquí, sí destaca. Otros momentos imponentes, ejecutados con las “armas” anteriores son los medio tiempo “Just like me” y “Even if it breaks your heart”.

Es bien conocido que Hoge se siente muy a gusto creando potentes baladas. En este caso tampoco faltan. Los alardes, en el aspecto de su voz, no son asiduos como en pasados trabajos. “Wreckage” es una delicada melodía que transcurre de una forma sosegada y dulce. En “What could I do” aparecen ciertos toques soul pero sin ser primordiales. Aun así encontramos un tema mucho más doloroso y pasional que el resto. “Too late” cierra el disco de una forma lenta, donde prevalece el sonido del piano, y al igual que en la anterior, nos volvemos a encontrar a ese Hoge visceral, mezcla de blues-soul, en un tema que en sus momentos más emotivos y cuando aparece mayor instrumentación, recuerdan a esas potentes melodías de Ben Harper.

Me remito a lo explicado al principio, si Will Hoge sigue grabando temas a esta altura, no tardará en llegar el momento en que sea considerado unas de las voces referenciales de su estilo. Sigue siendo “Draw the curtains” su mejor trabajo hasta la fecha, pero eso no evita que este nuevo paso, en este caso dirigido más al rock que al soul, consolide su carrera.