El antiguo líder de The Dead Kennedys inicia hoy una extensa gira por España. Lenguaraz y corrosivo, Jello Biafra viene acompañado por su nueva banda, Guantanamo School of Medicine. Bush, Palin, Schwarzenegger o el mismísimo Nobel de la Paz, el presidente Obama… Este francotirador del punk contestatario no deja títere con cabeza. Después de 30 años al filo de la navaja, el letrista de “California über alles” conserva el histrionismo escénico y la vocación de despertador de conciencias
EDUARDO TÉBAR
Efe Eme
Medio siglo de vida y una nervadura intacta. “No soy como Henry Rollins o Iggy Pop. Yo soy un mortal”, aclara Jello Biafra. Pocos rebaten la coherencia de su discurso. Comenzó tomando notas de los Sex Pistols durante una escapada a Inglaterra en 1977. Un concierto de los Ramones terminó de vislumbrarle el camino del punk. Tres años más tarde, debutaba al frente de Dead Kennedys. Desde entonces, la clase política acapara los dardos de su verbo punzante. Lobbys de presión, telepredicadores… El triunfo de la mentira narrado desde San Francisco, cuna de la protesta eléctrica.
Ocurre que el himno de Dead Kennedys, ‘California über alles’ (1980), sufrió los mismos efectos contradictorios que el ‘Rock de casbah’ de los Clash. Mientras la pieza de Joe Strummer acabó sonando en los reproductores de los soldados norteamericanos en la guerra del Golfo, las diatribas de Biafra contra el gobernador californiano de la época, Jerry Brown, se instalaron como proclama de la extrema derecha. “Seré tu Fürher por un día”, cantaba el autor.
“La teoría de la conspiración contra Jerry Brown se me ocurrió a mí solito… Pero no fue del todo bien. Sucedió algo parecido con “We’ve got a bigger problema now”, que se convirtió en una canción de folclore americano. Un gran tema de folk eléctrico. Todo tipo de personas han compuesto después su particular “California über alles”. Con The Melvins dediqué un tema al mandato de Schwarzenegger. La versión está incluida en el set en vivo que ahora traemos con Guantanamo School of Medicine”.
Las últimas intervenciones de Biafra en suelo español rozaron lo escatológico. Sermones ácratas enfundado en sotana. Relatos de logias poderosas compuestas por padres que se chutan con Dios. Parte de esas retahílas insurrectas aguantan el tipo en ‘Terror of Tinytown’, la composición que abre “Audacity of hype”, el cancionero que ahora presenta calentito por los escenarios de nuestro país. “Resume mis últimos trabajos de ’spoken word’. El título viene de una película de 1930 que recomiendo a todo el mundo como herramienta educativa. El villano con sombrero negro representa a Bush y está rodeado por un elenco de enanos. La historia refleja a la perfección la invasión de Irak. Al final, la canción propone una seria advertencia para el futuro: no enfrentemos la basura; castiguemos esa materia”.
El eterno fustigador de lacras del “american way of life” recela del mandato de Obama, la gran esperanza negra. “Mi padre creció durante la Depresión y no creo que Franklin D. Roosevelt moviera un dedo para hacer algo. El movimiento debe venir de la calle. Todavía estamos en Afganistán y aún existe la cárcel de Guantánamo. De ahí el nombre de nuestro grupo. No voté por Obama, pero deseo que tenga éxito”.
¿Y por qué no cree? “Mi mayor decepción con él ha sido su habilidad para manipular la esperanza de los americanos. Estoy esperando a que haga algo para que se produzca un enjuiciamiento de la administración Bush por crímenes de guerra, corrupción y el robo de dos elecciones. Cosas que suponen una larga estancia en prisión. Que no nos engañen: se han patrocinado asesinatos, se venden armas a Irán y el seno de la CIA auspicia el tráfico de drogas. Obama ha colocado en distintos puestos a muchos de los implicados en estas cuestiones. Eso es inexcusable”.
INFLUENCIAS Y TRIBUNALES
Guantanamo School of Medicine incorpora al bajista Billy Gould (Faith No More); a los guitarristas Ralph Spight (Victims Family, Freak Accident, Hellworms) y Kimo Ball (Freak Accident, Carneyball Johnson, Mol Triffid, Griddle); y al baterista John Weiss (Sharkbait, Horsey). El plantel desarrolla las intenciones hardcore pergeñadas en su día por Dead Kennedys. Alargan el minutaje de los temas y densifican la propuesta. ¿Y la base? Desde MC5 hasta Radio Birdman, pasando por la inevitable influencia de los Stooges. “Los vi el día del 60 cumpleaños de Iggy Pop. Me lo pasé en grande. Ofrecieron un espectáculo magnífico. Juré que nunca volvería a un concierto de ellos porque me imaginaba una estampa demasiado cursi. Al menos, no se trata de una osadía tan triste como la de los Dead Kennedys falsos que se mantienen en la actualidad. Pensé que embarcarme en un nuevo proyecto no es una locura a los 50”, confiesa Biafra. El excesivo músico de San Francisco habla de tesoros ocultos. Airea el legado de figuras agazapadas de la historia del surf, como el percusionista Sandy Nelson o los semi aztecas The Hollywood Persuaders. “Intento ver lo que no se ha hecho. Todo sale de mi cabeza. En general, mi sonido nace del punk. Lo que pasa es siempre trato de añadir cosas nuevas y diferentes”.
De igual forma, Biafra reconoce su pasión por el krautrock alemán y las emanaciones lisérgicas. “Algunas de las últimas canciones estaban destinadas a un álbum de colaboración con The Heads, estandarte dorado del stoner psicodélico británico. Ellos son mucho más que una banda galáctica”. Eso sí, el repertorio de esta gira huye de la nostalgia. “Tengo una larga lista de canciones que adoro tocar. Lamentablemente, nunca da tiempo a ejecutarlas todas. Me gustaría repasar cosas de mis proyectos con Tumor Circus y Mojo Nixon. No pretendo vivir de las rentas de Dead Kennedys. Mi intención es centrarme en el material nuevo. Tendremos que rotar el cancionero y agradar a toda esa gente que valora la variedad. En realidad, así funcionábamos en Dead Kennedys: aplicábamos la premisa de no jugar dos noches seguidas al mismo juego”.
Su culebrón con Dead Kennedys se disipó en los tribunales. Biafra perdió la tutela de la marca. “Convencieron al juez mintiendo de una manera escandalosa. Me revuelve las tripas contemplar algo tan valioso para mí como Dead Kennedys reducido a una caricatura del punk, como The Exploited o Blink 182”. No obstante, el antiguo ideólogo del grupo batalla por su cuenta desde la independencia discográfica a través del sello Alternative Tentacles. El capo se manifiesta “jefe ausente y no remunerado” de una compañía que lanza a más de un centenar de figuras y que tiende a la hermandad artística.
“Siempre me he considerado compositor, cantante y músico. Me cuesta rechazar ofertas. Grabar con Al y Paul Barker o con NoMeansNo. ¿Cómo no hacerlo? Siempre he estado barajando ideas, como la de reunirme con Ralph Spight y Jon Weiss. Al final, ellos se volcaron con Hellworms. Resulta irónico que aquellas grabaciones atascadas de “New feudalism” y “Electronic plantation” decidieran la actividad de Krist Novoselic y Kim Thayil en Seatle para el proyecto No WTO Combo”. Tan apresurado y atosigante como hace tres décadas, Jello Biafra pide el turno. Ahora, el Fürher del punk toma la palabra en España.
Ocurre que el himno de Dead Kennedys, ‘California über alles’ (1980), sufrió los mismos efectos contradictorios que el ‘Rock de casbah’ de los Clash. Mientras la pieza de Joe Strummer acabó sonando en los reproductores de los soldados norteamericanos en la guerra del Golfo, las diatribas de Biafra contra el gobernador californiano de la época, Jerry Brown, se instalaron como proclama de la extrema derecha. “Seré tu Fürher por un día”, cantaba el autor.
“La teoría de la conspiración contra Jerry Brown se me ocurrió a mí solito… Pero no fue del todo bien. Sucedió algo parecido con “We’ve got a bigger problema now”, que se convirtió en una canción de folclore americano. Un gran tema de folk eléctrico. Todo tipo de personas han compuesto después su particular “California über alles”. Con The Melvins dediqué un tema al mandato de Schwarzenegger. La versión está incluida en el set en vivo que ahora traemos con Guantanamo School of Medicine”.
Las últimas intervenciones de Biafra en suelo español rozaron lo escatológico. Sermones ácratas enfundado en sotana. Relatos de logias poderosas compuestas por padres que se chutan con Dios. Parte de esas retahílas insurrectas aguantan el tipo en ‘Terror of Tinytown’, la composición que abre “Audacity of hype”, el cancionero que ahora presenta calentito por los escenarios de nuestro país. “Resume mis últimos trabajos de ’spoken word’. El título viene de una película de 1930 que recomiendo a todo el mundo como herramienta educativa. El villano con sombrero negro representa a Bush y está rodeado por un elenco de enanos. La historia refleja a la perfección la invasión de Irak. Al final, la canción propone una seria advertencia para el futuro: no enfrentemos la basura; castiguemos esa materia”.
El eterno fustigador de lacras del “american way of life” recela del mandato de Obama, la gran esperanza negra. “Mi padre creció durante la Depresión y no creo que Franklin D. Roosevelt moviera un dedo para hacer algo. El movimiento debe venir de la calle. Todavía estamos en Afganistán y aún existe la cárcel de Guantánamo. De ahí el nombre de nuestro grupo. No voté por Obama, pero deseo que tenga éxito”.
¿Y por qué no cree? “Mi mayor decepción con él ha sido su habilidad para manipular la esperanza de los americanos. Estoy esperando a que haga algo para que se produzca un enjuiciamiento de la administración Bush por crímenes de guerra, corrupción y el robo de dos elecciones. Cosas que suponen una larga estancia en prisión. Que no nos engañen: se han patrocinado asesinatos, se venden armas a Irán y el seno de la CIA auspicia el tráfico de drogas. Obama ha colocado en distintos puestos a muchos de los implicados en estas cuestiones. Eso es inexcusable”.
INFLUENCIAS Y TRIBUNALES
Guantanamo School of Medicine incorpora al bajista Billy Gould (Faith No More); a los guitarristas Ralph Spight (Victims Family, Freak Accident, Hellworms) y Kimo Ball (Freak Accident, Carneyball Johnson, Mol Triffid, Griddle); y al baterista John Weiss (Sharkbait, Horsey). El plantel desarrolla las intenciones hardcore pergeñadas en su día por Dead Kennedys. Alargan el minutaje de los temas y densifican la propuesta. ¿Y la base? Desde MC5 hasta Radio Birdman, pasando por la inevitable influencia de los Stooges. “Los vi el día del 60 cumpleaños de Iggy Pop. Me lo pasé en grande. Ofrecieron un espectáculo magnífico. Juré que nunca volvería a un concierto de ellos porque me imaginaba una estampa demasiado cursi. Al menos, no se trata de una osadía tan triste como la de los Dead Kennedys falsos que se mantienen en la actualidad. Pensé que embarcarme en un nuevo proyecto no es una locura a los 50”, confiesa Biafra. El excesivo músico de San Francisco habla de tesoros ocultos. Airea el legado de figuras agazapadas de la historia del surf, como el percusionista Sandy Nelson o los semi aztecas The Hollywood Persuaders. “Intento ver lo que no se ha hecho. Todo sale de mi cabeza. En general, mi sonido nace del punk. Lo que pasa es siempre trato de añadir cosas nuevas y diferentes”.
De igual forma, Biafra reconoce su pasión por el krautrock alemán y las emanaciones lisérgicas. “Algunas de las últimas canciones estaban destinadas a un álbum de colaboración con The Heads, estandarte dorado del stoner psicodélico británico. Ellos son mucho más que una banda galáctica”. Eso sí, el repertorio de esta gira huye de la nostalgia. “Tengo una larga lista de canciones que adoro tocar. Lamentablemente, nunca da tiempo a ejecutarlas todas. Me gustaría repasar cosas de mis proyectos con Tumor Circus y Mojo Nixon. No pretendo vivir de las rentas de Dead Kennedys. Mi intención es centrarme en el material nuevo. Tendremos que rotar el cancionero y agradar a toda esa gente que valora la variedad. En realidad, así funcionábamos en Dead Kennedys: aplicábamos la premisa de no jugar dos noches seguidas al mismo juego”.
Su culebrón con Dead Kennedys se disipó en los tribunales. Biafra perdió la tutela de la marca. “Convencieron al juez mintiendo de una manera escandalosa. Me revuelve las tripas contemplar algo tan valioso para mí como Dead Kennedys reducido a una caricatura del punk, como The Exploited o Blink 182”. No obstante, el antiguo ideólogo del grupo batalla por su cuenta desde la independencia discográfica a través del sello Alternative Tentacles. El capo se manifiesta “jefe ausente y no remunerado” de una compañía que lanza a más de un centenar de figuras y que tiende a la hermandad artística.
“Siempre me he considerado compositor, cantante y músico. Me cuesta rechazar ofertas. Grabar con Al y Paul Barker o con NoMeansNo. ¿Cómo no hacerlo? Siempre he estado barajando ideas, como la de reunirme con Ralph Spight y Jon Weiss. Al final, ellos se volcaron con Hellworms. Resulta irónico que aquellas grabaciones atascadas de “New feudalism” y “Electronic plantation” decidieran la actividad de Krist Novoselic y Kim Thayil en Seatle para el proyecto No WTO Combo”. Tan apresurado y atosigante como hace tres décadas, Jello Biafra pide el turno. Ahora, el Fürher del punk toma la palabra en España.