John Hillcoat: "Lo más difícil de adaptar La carretera fue reproducir la fuerza poética del libro de McCarthy"


Estrena este viernes en España su adaptación al cine de la novela del autor norteamericano, por la que mereció el Pulitzer


MARTA CABALLERO
El Mundo




El Apocalipsis nunca fue tan brutal, diáfano y vacío como en La Carretera, ese fresco de imágenes marrones y grises, esa amalgama sonora de la nada tras el caos, una tierra desolada con árboles que crujen y se rompen impredeciblemente, el sol opaco, el hambre. Y la ausencia de orden, de energía, de alimentos, de todo. Finalmente, diminutos en la catástrofe, un padre y un hijo (Viggo Mortensen y Kodi Smith-McPhee) intentando sobrevivir a las tesituras más atroces en su peregrinaje hacia el mar, con la maldad acechando. Porque no, la carretera no es otra película postapocalíptica, es la acertada traducción en imágenes de la poética novela homónima condecorada con el Pulitzer de Cormac McCarthy. Dice su director, John Hillcoat (Queensland, Australia, 1961), que la inspiración la encontró en el mundo en que vivimos, que buscó la realidad documental del metraje en las catástrofes naturales recientes. En esta entrevista nos habla de esos logros y nos descubre el temor de un cineasta a la hora de enfrentarse a una obra tan potente. "La gran literatura no debería ser explotada por el cine", expresa quien es un gran desobediente de esta afirmación y para quien La carretera es "un cuento moral sobre la bondad en un mundo en el que las cosas, simplemente, se han roto".

PREGUNTA.- De las cosas que más llaman la atención en su película es el brutal realismo con el que está filmada, la capacidad de crear un universo familiar y ajeno al mismo tiempo. ¿Cómo lo lograron?

RESPUESTA.- Lo primero que hicimos fue recopilar fotos de paisajes devastados, y documentales de lugares que ya existían. Observamos la devastación de cada ciudad, en lugares como Hiroshima. Esos espacios desolados en los que la gente ha dejado de vivir. Tras esta tarea documental, el diseñador de producción y yo hicimos una investigación gráfica, sobre el terreno, y esa fue la verdadera inspiración, acudir a diferentes partes del globo en las que la devastación realmente ha ocurrido. Más adelante nos concentramos en los paisajes de Estados Unidos. Obviamente, el Katrina en Nueva Orleáns, donde aún siguen limpiando el desastre, fue otro punto de inspiración. Pero además necesitábamos montañas, árboles, espacios abiertos... Fuimos a Pensilvania, a rutas que estaban abandonadas desde los años setenta. Para las secuencias de la playa, rodamos en Oregón, porque el color de la arena debía ser gris. Mi intención es que aparentase ser un paisaje casi volcánico. En resumen, La carretera es una mezcla de texturas y paisajes existentes y que filmamos, además, en pleno invierno.

P.- Salvando las distancias, y dentro del cine postapocalíptico, la apariencia de La carretera puede recordar por momentos a la de títulos como Hijos de los hombres, en la que el futuro es, ciertamente, similar a nuestros días. Uno se acuerda de películas como estas cuando ve el telediario.

P.- Puede ser, aunque lo cierto es que La carretera se centra más en el campo, en zonas deshabitadas, muestra un paisaje mucho más espectral que otras películas del género, que por lo general están llenas de gente, de coches... Con Hijos de los hombres hay similitudes, por ejemplo en los grises, puesto que ellos rodaron en Inglaterra, pero el mundo de Cormac McCarthy, el Apocalipsis que él define, pertenece a un futuro completamente roto y, por tanto, más creíble. En Hijos de los hombres y otros filmes similares el futuro conserva cierto orden, existen líderes que toman el control, etcétera. Esa es la baza de esta película, ese universo de caos absolutamente creíble.

P.- La causa del Apocalipsis no se explica en ningún momento en la película. Tampoco en la novela. ¿Le parece adecuada esa elección de McCarthy? ¿Tiene alguna teoría para la causa?

R.- La razón por la que no nos centramos en la causa es que, como en el libro, la acción de la película se desarrolla nueve años después del suceso. Sin embargo, aunque hubiera pasado sólo un día desde el momento en el que el mundo se va al garete, no es lógico pensar en los motivos. El enfoque no se centra en descubrir la geología de la tierra ni el nuevo paisaje, sino en cómo la gente va a sobrevivir, restaurar algún tipo de orden ante esa situación. En mi opinión, esta es la manera más valiente de sacar una lectura realista de las reacciones humanas ante una catástrofe masiva. Las cosas simplemente se rompen y la gente tiene que sobrevivir. La causa, así, se convierte en algo irrelevante.

P.- ¿Cuál fue su mayor temor a la hora de adaptar la celebrada obra de McCarthy?

R.- Sin duda, encontrar al chico adecuado para interpretar el papel del niño. Elegir a alguien que llevara la verdad a la historia, que supiera transmitir la enorme carga emocional de su personaje. Además de eso, abordar una novela de Cormac ya era en sí un complejo desafío. Él es un gran escritor y ésta, una novela muy grande. No obstante, todo lo que necesitábamos ya estaba definido en sus páginas. La poesía del libro, su fuerza poética, fue lo más difícil de convertir en imágenes. Sentía que esa capacidad suya para transmitir los sentimientos de esa gente era inadaptable. También sentía que estaba ante un libro asombroso, y la gran literatura no debería ser explotada simplemente porque la poesía del lenguaje, la poderosa prosa poética de este libro, no debería trasladarse al terreno cinematográfico.

P.- Sin embargo, encontraron su forma de hacerlo. Puede decirse que La carretera es una película expresiva y tremendamente poética. El cine también es poético.

R.- Sí, efectivamente, el cine tiene sus formas de transformar la poesía en imágenes. En ese sentido, adaptar el texto fue un desafío, pero mi tarea se centró más en buscar la viabilidad para que funcionara. Desafíos como el que te he mencionado: dar con el chico perfecto para el papel.

P.- ¿A McCarthy le gustó la película? ¿Les dio su bendición?

R.- Cormac ama la película y así nos lo transmitió al verla. Su colaboración fue genial. Sin embargo, nunca llegó a leer el guión ni tampoco sabía lo que habíamos rodado o no. Creo que quedó muy complacido por cómo logramos otorgar al metraje los elementos que él imaginó en el libro. Sintió que era la primera vez que se mostraba ese mundo, un mundo que nunca habíamos visto antes. Además, apreció el tratamiento realista que primó en la película, especialmente en este tipo de cine, que tiende siempre a una mirada más fantástica. Sobre todo apreció que nos basásemos en elementos reales.

P.- Como el niño, el papel de Viggo Mortensen interpretando al padre es uno de los aciertos de la película. ¿Por qué se decidió por él?

R.- Bueno, porque es un actor que habla español, como Javier Bardem, y yo quería actores que dominasen esta lengua, no norteamericanos... No, en serio. Elegí a Viggo simplemente por su categoría, por la responsabilidad con la que afronta los retos, sin ningún tipo de timidez ni de reparo. Tenía, además, las características físicas de este personaje y un rostro capaz de expresar todo, cada uno de los sentimientos del hombre, sin necesidad de decir nada.

P.- La carretera es una película ligada a un discurso moral, consagrada a la ética del hombre ante las situaciones más adversas. ¿Cuál es para usted la principal lectura de la narración?

R.- Creo que efectivamente es un cuento moral pero del que se pueden sacar distintas lecturas. Y quise precisamente que la película estuviera abierta para que algunos espectadores pudieran interpretarla, por ejemplo, de forma espiritual. Según lo escribe McCarthy, es un relato sobre la bondad humana, puesta aquí a prueba por una proyección de nuestros peores miedos. Toda esa bondad la lleva el niño, que hace que el padre la conserve a pesar de estar luchando contra situaciones que uno no puede siquiera imaginar. El miedo a no poder salvar finalmente a su hijo es su peor enemigo en ese sentido. Toda la película abunda en la reacción de un hombre ante los miedos más atroces.

P.- La película tuvo que sortear muchos obstáculos para estrenarse. Tras salvarlos, ¿Cree que el recibimiento de la crítica y el público era el merecido? ¿Tardará mucho en dirigir algo nuevo?

R.- Tardamos mucho en estrenarla porque rodamos más de lo que pensábamos, así que tuvimos que elegir y decidimos mantener mucho material a pesar de retrasar la llegada a los cines. Sobre las reacciones, cada vez que he acudido a un estreno he pensado que el público la había entendido correctamente, que les había gustado. En cuanto a los críticos... procuro mirar sólo el 20 por ciento de las cosas negativas que han dicho sobre mi película. He leído críticas muy fuertes y otras increíbles... no sé. Espero que haya expectación en España para verla. Y de mis próximos proyectos, intentaré redundar en historias que hablen de la gente bajo situaciones de presión. Espero encontrar algo nuevo y diferente que me apetezca dirigir muy pronto.