"The Monitor", Titus Andronicus (2010)


KEPA ARBIZU
Lumpen




Titus Andronicus fue una de las gratas sorpresas aparecidas hace un par de años. “The Airing of Grievances”, su disco debut, era una extraña mezcla entre el punk más afilado y militante, el rock americano y la música folk más animada y bailable. Si a eso le añadimos su descaro, y falta de complejos, para ampliar sus referencias no sólo musicales sino literarias, ya tenemos a una banda que por lo menos se sale de los parámetros habituales.

No es algo habitual la aparición de discos conceptuales, mucho menos en grupos jóvenes y más raro todavía si el tema que hilvanan las canciones hace referencia a hechos político-históricos. En este caso los norteamericanos se atreven en “The monitor” (título que lleva el nombre de un acorazado de guerra) a usar la guerra civil americana, más en concreto la batalla de Hampton Roads, como punto de encuentro de sus composiciones. Parten de esta idea concreta hasta desarrollarla desde una visión universal, cómo la historia de un país creada sobre la guerra y las batallas influye en sus habitantes y en el modo de entender la vida.

Estamos ante un proyecto muy ambicioso, cosa que queda patente tanto en el número de músicos de otras bandas que aparecen en el disco (Hold Steady, Wye Oak, Vivian Girls...) como en la utilización de un sin fin de instrumentos, todos bajo la misión de crear sensaciones y ambientar las historias que relatan las canciones. Si en su primer disco adolecían de cierta inconsistencia, en éste sucede lo contrario, se trata de un álbum mucho más maduro y donde la divergencia de estilos no ensombrece un poderoso resultado final.

No parece casualidad que en un trabajo con un significado tan pensado el primer tema lleve el nombre de uno de los discursos más famosos de Obama, “A more perfect union”. En él nos encontramos las características del grupo, tensión punk, no hay más que oír el modo descarnado en el que canta Patrick Stickles, y unas guitarras con sonido de indie-rock. A medio camino entre la borrachera de cantina y el romanticismo bélico se encuentran otros tema como “Titus Andronicus forever”, un pildorazo breve pero de intenso estribillo.

“No future part three: Escape from no future” añade otras referencias al contenido del disco. En esta ocasión hay un poso de folk lánguido evidente. Suena a unos Two Gallants electrificados. En “Richard II” hay algo de ese dandysmo canalla que tan brillantemente escenificaban The Pogues, más evidente todavía en “Four score and seven”, la que parece extraída de un disco de cánticos irlandeses. Eso sí, todo pasado por la trituradora sonora de Titus Andronicus.

“To old friends and new” es la canción más lenta del disco. Interpretada por Jenn Wasner (Wye Oak) le da un tono más romántico. “...And ever” es otro tema de muy corta duración donde entra en escena una instrumentación muy clásica de rock and roll, el piano y el saxofón, lo que confiere al tema un ritmo muy bailable. El epilogo lo pone “The battle of Hampton Roads”, con casi 12 minutos de duración se acerca al rock americano crudo que puede recordar a Replacements.

Puede que estemos ante un disco con unas pretensiones demasiado excesivas y algo grandilucuentes pero tanto la temática como el modo de acercarse a ella, así lo pide, y viendo el resultado final no se le pueden poner grandes “peros”. Lo que hace un par de años fue una grata sorpresa, con este segundo álbum se consolidan como una realidad y como un grupo a tener muy en cuenta.