"Imaginary Television", Graham Parker (2010)


KEPA ARBIZU
Lumpen




Probablemente alguien que no esté muy ducho en la carrera del músico Graham Parker tendría muchas dificultadas para adivinar que es la misma persona la que se encuentra detrás de las primeras grabaciones que realizó con su compinche Brinsley Schwarz bajo el nombre de The Rumour y su última temporada. En la primera época y dentro del movimiento New wave realizaba un rock and roll animado que ha ido mutando paulatinamente hasta llegar a un rock americano muy clásico en los años más recientes.

El sarcasmo agresivo que le caracterizó en su juventud también se ha ido transformando en una ironía más reflexiva con el paso del tiempo. El transcurrir de los años también ha ido aumentando la profundidad en su tono de voz, situándola a medio camino entre Bob Dylan y Elliot Murphy, con un característico tono rugoso.

Su nuevo disco, “Imaginary Television”, continúa la buena relación entre el compositor y el sello Bloodshot, editor de sus últimos trabajos. El músico inglés demuestra que si hay falta de imaginación en el mundo de la música actualmente es porque se quiere, ya que el origen de este álbum es ciertamente estrambótico, el encargo fallido que le hacen desde una productora para componer melodías para series de televisión. El enfado que obtiene dada la negativa de usar algunas de sus ideas hace que entorno a ese mundo giren sus nuevas canciones. Once temas que sirven de sintonía a otras tantas series de televisión ficticias, aunque en el libreto interior se afane por darlas verosimilitud con críticas y reseñas supuestamente veraces.

La idea que hay detrás del disco hace que estilísticamente rompa un poco con los predecesores y que sea mucho más heterodoxo y con varios birajes. En los estrictamente musical la producción ha corrido a cargo del propio músico y del teclista de la banda. En “Weather report” deja patente el eclecticismo que esconde el disco. Mezcla fraseos contundentes y rabiosos de ascendencia musical negra con un estribillo melódico. “It’s my party (but i won’t cry)” es una graciosa e irónica revisión del famoso tema de Leslie Gore. En este caso la niña que no es capaz de disfrutar de su fiesta aquí se lo piensa mejor. Más que estimable es la dulce balada con toques “poperos” “Broken skin”. Un medio tiempo a base de soul sureño es lo que encontramos en la soberbia “You’re not where you think you are”.

Como suele ser habitual en las composiciones de Graham Parker la influencia de Dylan se suele colar entre sus melodías. En este caso se hace patente sobre todo en “Snowgun” y en la extraordinaria “Head on straight” que para nada desentonaría en el “Love and theft”, dado su toque de blues arrastrado.

También hay lugar para temas muy luminosos y sonoramente optimistas, como es el caso del jazz-blues de “Bring me a Herat again” o los ritmo animados de “Always greener” y “1st responder” que nos retrotraen a su viejo época de la New wave.

Seguramente no estemos ante uno de los mejores discos de Graham Paker, aunque contenga momentos verdaderamente brillantes. Sí, en cambio, a la enésima confirmación de ser uno de los veteranos que mejor, y de manera más constante, se mantiene en forma, tanto en lo musical como en su ingenio e ironía. Sin pisar el acelerador es capaz de hacer un muy buen disco que de paso puede servir para demostrar la versatilidad con la que se mueve por diferentes estilos.