Black Agenda Report (Traducido por Mariola y Jesús María García Pedrajas)
Al extender por un año más las sanciones de EEUU en contra de Zimbabwe, Barack Obama ha eliminado cualquier duda de que su política africana es esencialmente la misma que la de George Bush: cambio de régimen y creación deliberada de los llamados “estados fallidos.” Es la misma historia en Somalia, Sudán y el Congo, donde los Demócratas de Obama persiguen objetivos idénticos a los de los Republicanos de Bush: minar y derrocar cualquier gobierno de África que no se doblega a la voluntad de Washington, y animar el desmantelamiento efectivo de naciones-estados africanos inconvenientes. Esto es imperialismo en su forma más cruda.
La guerra económica de George Bush contra Zimbabwe es ahora la guerra de Obama, defendida con la misma lógica imperial. Al igual que las sanciones de Bush, impuestas en 2003 y expandidas en 2005 y 2008, las sanciones de Obama están dirigidas contra el Presidente Robert Mugabe e individuos y compañías asociados con su partido político. La Casa Blanca justifica esta agresión económica alegando que Mugabe y sus asociados suponen “una amenaza extraordinaria e inusual a la ‘política exterior’ estadounidense.” Ni siquiera una amenaza a los “intereses” estadounidenses, nótese, sino a la “política exterior” estadounidense. Esto es un intento descarado a plena luz del día de cambio de régimen. Obama está diciendo, en términos muy claros, que EEUU tiene el derecho de buscar la salida del poder de cualquier gobierno cuyas políticas divergen de las de Washington – esa es la definición de imperialismo.
“El presidente Obama sabotea la búsqueda de auto-determinación en el continente africano en su conjunto.”
Obama ha colocado a EEEUU en contra de la voluntad de la Unión Africana y los vecinos de Zimbabwe en el sur de África, los cuales apoyan el actual acuerdo para compartir el poder entre Mugabe y el partido de la oposición. Al empequeñecer la voluntad de la Unión Africana y los vecinos de Zimbabwe, el Presidente Obama sabotea la búsqueda de auto-determinación en el continente africano en su conjunto. Continúa el legado de George Bush como el principal desestabilizador de África.
También en contra de los deseos de la Unión Africana, EEUU, Gran Bretaña y Francia son los principales instigadores detrás de la acusación del Presidente sudanés Omar al-Bashir, por la Corte Penal Internacional (CPI), por los cargos de cometer crímenes en contra de la humanidad en Darfur. La posición de EEUU es de bancarrota moral, puesto que EEUU rehusó colocarse a sí mismo bajo la jurisdicción de la CPI, temiendo el castigo por los muchas peores crímenes en contra de la humanidad cometidos por EEUU in múltiples países alrededor del planeta – crímenes de los que Barack Obama es ahora directamente responsable.
No puede estar más claro que a EEUU le gustaría fragmentar Sudán, el país más grande de África, en piezas más pequeñas en las que controlar y explotar más fácilmente sus recursos naturales. El desmembramiento de Somalia, en el Cuerno de África, se consolidó con la invasión por parte de Etiopía respaldada por EEUU. En África central, EEUU continúa fomentando el caos a través de los ejércitos de sus estados cliente, Uganda y Ruanda, con resultados genocidas en el Congo. Existe una única cosa que la gente de buena voluntad debería demandar de la Casa Blanca de Barack Obama: ¡EEUU fuera de África! ¡Ya!
La guerra económica de George Bush contra Zimbabwe es ahora la guerra de Obama, defendida con la misma lógica imperial. Al igual que las sanciones de Bush, impuestas en 2003 y expandidas en 2005 y 2008, las sanciones de Obama están dirigidas contra el Presidente Robert Mugabe e individuos y compañías asociados con su partido político. La Casa Blanca justifica esta agresión económica alegando que Mugabe y sus asociados suponen “una amenaza extraordinaria e inusual a la ‘política exterior’ estadounidense.” Ni siquiera una amenaza a los “intereses” estadounidenses, nótese, sino a la “política exterior” estadounidense. Esto es un intento descarado a plena luz del día de cambio de régimen. Obama está diciendo, en términos muy claros, que EEUU tiene el derecho de buscar la salida del poder de cualquier gobierno cuyas políticas divergen de las de Washington – esa es la definición de imperialismo.
“El presidente Obama sabotea la búsqueda de auto-determinación en el continente africano en su conjunto.”
Obama ha colocado a EEEUU en contra de la voluntad de la Unión Africana y los vecinos de Zimbabwe en el sur de África, los cuales apoyan el actual acuerdo para compartir el poder entre Mugabe y el partido de la oposición. Al empequeñecer la voluntad de la Unión Africana y los vecinos de Zimbabwe, el Presidente Obama sabotea la búsqueda de auto-determinación en el continente africano en su conjunto. Continúa el legado de George Bush como el principal desestabilizador de África.
También en contra de los deseos de la Unión Africana, EEUU, Gran Bretaña y Francia son los principales instigadores detrás de la acusación del Presidente sudanés Omar al-Bashir, por la Corte Penal Internacional (CPI), por los cargos de cometer crímenes en contra de la humanidad en Darfur. La posición de EEUU es de bancarrota moral, puesto que EEUU rehusó colocarse a sí mismo bajo la jurisdicción de la CPI, temiendo el castigo por los muchas peores crímenes en contra de la humanidad cometidos por EEUU in múltiples países alrededor del planeta – crímenes de los que Barack Obama es ahora directamente responsable.
No puede estar más claro que a EEUU le gustaría fragmentar Sudán, el país más grande de África, en piezas más pequeñas en las que controlar y explotar más fácilmente sus recursos naturales. El desmembramiento de Somalia, en el Cuerno de África, se consolidó con la invasión por parte de Etiopía respaldada por EEUU. En África central, EEUU continúa fomentando el caos a través de los ejércitos de sus estados cliente, Uganda y Ruanda, con resultados genocidas en el Congo. Existe una única cosa que la gente de buena voluntad debería demandar de la Casa Blanca de Barack Obama: ¡EEUU fuera de África! ¡Ya!