"I Am Becoming What I Hate The Most", The Secret Society (2008)

HIPERSÓNICA
Probertoj


Nada bueno en ti y por eso te quiero mucho más que al resto. Ignoro si alguna amante le podría aplicar a Pepo Márquez esa frase que él canta en una de las canciones de I Am Becoming What I Hate The Most, su segundo trabajo al frente de The Secret Society, pero lo cierto es que a su proyecto más personal (Pepo también tocaba en Grande-Marlaska, hasta que éstos decidieron hace un par de semanas echar el freno y parar indefinidamente) no se le puede decir algo parecido. Hay mucho de bueno en The Secret Society y con sus discos da igual lo que haga el resto.

La sociedad secreta debutó confesando que a los chicos tristes les gustaba bailar cuando nadie miraba, pero su primer disco no era precisamente uno para salir de marcha. Folk poco amable de tinte anglosajón, había varias cosas buenas y, sobre todo, algo insuperable cuando hablamos de un debut: la promesa de un mañana mejor.

Pues bien, ya es realidad. Pero ese mañana mejor no implica que sea uno más fácil, más bonito: no hay aquí ni finales felices con violines ni alegría de anuncios. Tampoco demasiada miseria: sólo la idea, concisa, clara y nada dramatizada, de que ganar es difícil, muy difícil. Y, por contra, es fácil convertirte en lo que más odias.

Inicialmente pensado y compuesto en inglés, a mitad de camino, en plena grabación, Pepo cambió de planes y muchas de las letras de sus canciones se pasaron al castellano. De aquella primera idea quedan los títulos (todos en inglés) y poco más: líricamente éste es un disco que se mueve bien en el siempre resbaladizo terreno del desencanto. En ese ámbito, es muy fácil caer en las metáforas exageradas, en lo teatral. A Pepo, de vez en cuando, se le escapa algún tic (yo no puedo con ese “me puse a reír con el ruido que hacen los yonquis al bailar”), pero, generalmente, lo clava: en historias de errores que se asumen demasiado tarde (‘Life Vest Under Your Seat’) o de amores que no son de fantasía, que están llenos de defectos, pero que por eso mismo son maravillosos:

Pegado a tu espalda, con el pelo por la cara, tratando de disimular que llevo dos horas en pie y así parezca que tú y yo nos despertamos a la vez.

Déjemos las letras: baste con decir que, en el fondo, I Am Becoming What I Hate The Most es un disco muy Acuarela; desde el título hasta tantas y tantas frases sobre las cosas que nunca haremos o las que dejamos sin resolver (otro ejemplo: “Llamaré a mis padres y mentiré al decirles que todo lo que vine a hacer salió bien”).

Musicalmente, I Am Becoming What I Hate The Most es más crudo que el anterior. También más directo: el debut lo veías venir, sonaba a otros. Aquí, The Secret Society tienen entidad propia, con Andrés Perruca y Javier Vicente dando vida a unos paisajes que sólo flojean cuanto más tópicos a lo Americana son (en ‘The Beautiful Struggle Of All The Small Things’ llega una mala sensación de déjà vu). Los momentos bajos son los mínimos: el sonido es tremendo, es vivo, no suena a lata, no hay barrera entre los altavoces y el oyente. Parece como si el grupo estuviese tocando allí. En cierto sentido me recuerda al Vic Chesnutt de North Star Deserter, a cómo manejaba los silencios, los contrastes.

¿Se convertirán The Secret Society en un grupo como esos “funcionarios grises como su ilusión, feos, viejos y oxidados” a los que también citan. A día de hoy, parece que no y parece difícil estar de acuerdo con el título de este disco.
Decía antes que éste era un disco muy Acuarela, pero me faltó comentar que es de los muy buenos del sello capitaneado por Jesús Llorente. Y, amigos, eso son palabras mayores.