Entrevista a Virginia Nicholson, autora de 'Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra'

"El mito de inferioridad ha sido destruido debido a las mujeres solteras que derribaron tales límites"



AIDA M. PEREDA
Lumpen


La escritora británica Virginia Nicholson, sobrina-nieta de Virginia Woolf, ha querido rendir homenaje a ese “ejército” de mujeres anónimas que consiguió reflotar Inglaterra tras la Primera Guerra Mundial en ‘Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra’, editado por Turner. En este ensayo dramatizado, Nicholson realiza una biografía coral a partir de los testimonios y diarios de algunas de los dos millones de mujeres del excedente, que tras la pérdida de los hombres en el frente, ocuparon los puestos de trabajo destinados a los hombres y se vieron obligadas a dejar a un lado los deseos de casarse y tener hijos que les habían inculcado. En esta entrevista, Virginia Nicholson nos responde a unas preguntas sobre su libro.

¿El excedente de mujeres tras la Primera Guerra Mundial en Inglaterra fue visto como una amenaza o como una oportunidad?

Para mucha gente en aquella época de los años veinte, el excedente de mujeres en Gran Bretaña era muy aterrador. Muchos hombres en particular vieron su existencia como una amenaza política, sexual y profesionalmente. No obstante, mirando hacia atrás, la entrada de un gran número de mujeres en el “mercado” introdujo los intereses de las mujeres en la agenda e impulsó las primeras etapas del movimiento feminista en este país.

¿De qué manera estas mujeres colaboraron con el feminismo?

La sociedad se vio obligada a aceptar que las mujeres eran la población mayoritaria. Demográficamente, las mujeres fueron ganando predominio durante este periodo de la historia. Pero también las mujeres solteras hicieron progresos extraordinarios para derribar las barreras en muchos frentes –políticos, académicos, financieros, científicos, legales, médicos, humanitarios, etc. Sobre todo, muchas de estas mujeres ofrecieron un fantástico modelo a imitar por sucesivas generaciones.

¿A qué tipo de obstáculos tuvieron que hacer frente estas mujeres?

Creo que el principal obstáculo para las mujeres solteras fueron los prejuicios –por un lado, de los hombres, y por el otro, de las mujeres casadas. Las mujeres solteras eran vistas muy a menudo como pervertidas, frustradas y casi como locas (como brujas en realidad). Además de esto, había muchos obstáculos de naturaleza profesional y financiera. Las mujeres solteras no recibían pensiones, en el lugar de trabajo se esperaba que las mujeres permaneciesen solteras en ciertos empleos, como la enseñanza o la administración pública, lo que las condenaba a una indeseada soltería.

¿Cree que en la actualidad las mujeres disfrutan de las mismas condiciones sociales y laborales que los hombres?

Soy historiadora, no comentadora social, así que no estoy cualificada para responder a esta pregunta. Pero pienso que desafortunadamente las mujeres aún tienen un largo camino que recorrer, en muchas áreas, para la igualdad.

¿La incorporación de la mujer al mercado laboral ha supuesto un gran paso hacia la liberación femenina o por el contrario ha añadido más tareas a sumar a las domésticas?

Como en la anterior pregunta, esto no es realmente mi campo. Sin embargo, sí creo que las mujeres siguen enfrentándose al dilema de toda la vida de elegir entre matrimonio-hijos y trabajo. Tenerlo todo no es una opción. A lo largo de la historia, las mujeres han sido las únicas que han hecho sacrificios; en este aspecto, nada ha cambiado.

¿Persiste el miedo a quedarse “solterona”?

El término “solterona” (se refiere a los vocablos ingleses "old maid" o "spinster"), con todas sus connotaciones negativas, ha dejado afortunadamente de utilizarse. Pero la soledad, y el miedo que la acompaña, continúa siendo una realidad para muchas. Puede que la mujer soltera no sea ridiculizada al modo de antes, pero frecuentemente causa lástima y rechazo. Puede ser muy duro, todavía, ser una mujer sola, y este libro, espero, ofrece consuelo y algunas soluciones recogidas de la historia.

¿Es posible que las mujeres cambien la mentalidad que les han inculcado de convertirse en esposas y madres?

Es difícil especular. Esta mañana he leído en el periódico un artículo sobre una mujer de 33 años que tiene miedo de que nunca pueda ser madre y se pregunta si debiera congelar sus óvulos para poder tener hijos incluso sin tener una relación. Pienso que nosotras –como mujeres- continuamos siendo programadas por nuestra condición biológica.

¿Han cambiado mucho las mujeres desde entonces?

Pienso que hemos cambiado en la percepción de nosotras mismas. No sentimos que debamos ser siempre sumisas. No sentimos que sea nuestro “deber” ocupar el segundo lugar respecto a los hombres. El mito de inferioridad ha sido destruido, debido en gran medida a las mujeres solteras que derribaron tales límites.

¿Cómo consiguió todo este material personal a la hora de elaborar su libro?

Tardé tres años en hacer la investigación para este libro. Hablé con las supervivientes de aquella época, consulté archivos y bibliotecas, memorias y autobiografías. También examiné archivos sociológicos como la amplia colección de cartas escritas a la psicóloga sexual Dr. Marie Stopes y estudié los periódicos y los problemas que aparecían en sus páginas durante los años 20 y 30.

¿Cree que los hombres agradecieron a las mujeres su esfuerzo por sacar adelante el país, o que estas mujeres no sólo fueron olvidadas sino que además regresaron a puestos de poca importancia y al menosprecio laboral?


Pienso que los hombres, les gustara o no, tuvieron que aceptar el avance de las mujeres en el territorio dominado previamente por los hombres. La guerra de sexos continúa y muchos hombres ciertamente se sienten hoy más vulnerables que antes, pero estoy segura de que están agradecidos también por las extraordinarias contribuciones de las mujeres en nuestra nación.

¿Qué habrían pensado las mujeres que aparecen en su libro si viviesen ahora? ¿Cuál cree que sería su reacción?

Espero que esas mujeres sintieran que las he incluido para permitir que sus voces fuesen escuchadas.

Y antes de despedirnos, ¿en qué forma ha influido su tía-abuela, Virginia Woolf, en su personalidad?

Nunca conocí a mi tía-abuela Virginia Woolf, ya que murió mucho antes de que yo naciera. Sin embargo, tuvo una fuerte presencia en mi juventud, porque fue en ese periodo cuando mi padre comenzó a escribir su biografía. Inevitablemente, averigüé mucho sobre ella y también leí sus libros, que admiro muchísimo, aunque no deseo escribir el tipo de ficción que ella hacía. De todas formas, estoy muy orgullosa de venir de una familia que cuenta con tal genio de la literatura y de haber continuado la tradición familiar de ser escritor.