Lumpen
“Cuando se apunta a la luna el tonto se queda mirando el dedo”, ese es el dicho popular dedicado a aquellos que toman la parte por el todo, o dicho de otra manera, se quedan en la superficie y son incapaces de ahondar un poco más hasta entender lo que verdaderamente se está contando. Creo que eso sucede muy a menudo con el gupo Def Con Dos. Se les puede escuchar como el que oye un chiste, fijándose sólo en la salida de tono o en la aberración, o tomarse la molestia de investigar qué hay detrás. El director americano Preston Sturgess lo explicó perfectamente en su película “Los viajes de Sullivan”, la comedia puede ser el mejor envoltorio para hablar de lo que se quiera, por muy crudo que esto sea, y además de eso, divertir.
Para que esto no parezca una defensa a ultranza del grupo, aclararé que lo hasta ahora explicado, es válido en su totalidad, hasta, siendo magnánimos, su disco “Ultramemia”. A partir de ese momento, su ironía, su capacidad para contar historias disfrazados de chanza y divertimento, se fue diluyendo hasta que únicamente quedó un discurso demasiadas veces escuchado.
Lo que se formó a medio camino entre Galicia y Madrid, con la ayuda de Julián Hernández (Siniestro total) , pretendiendo ser una gamberrada con el hip hop de base y el expolio de todo lo que pillaran a través de un sin fin de sampleados, se ha ido tornando en un rap-metal que no se distingue ni por su pericia musical ni por supesto por el añorado sello personal.
Sus primeros asaltos, así llamaron a sus discos iniciales, tomaban como referencia a Public Enemy o Beastie Boys, no tenían ningún prejuicio a la hora de tomar prestadas ideas del cine, de la literatura o de otros grupos. A partir de “Armas pal pueblo”, incluyen una sección de guitarras fijas que le daban al conjunto un sonido mucho más punk y acelerado, su punto culminante fue el atinado “Alzheimer”. Tras su disolución, aduciendo cansancio y cierto desazón por el tono sectario e hipócrita del rock and roll, volvieron sin nada de la chispa pasada, con su vocación de seguir incordiando a las mentes bienpensantes, pero sin su particular distintivo.
En ese contexto publican su nuevo disco, “Hipotécate tú”, el título es lo suficientemente explícito como para saber que línea va a seguir todo el conjunto. Nos encontramos con pequeños retratos costumbristas de la sociedad actual. Algunos de los temas tratados son más atemporales como “Yo tampoco”, sobre la necesidad de oponerse a las normas y costumbres aceptadas, o“Basta de buen rollo”, diatriba sobre el ciudadano medio dispuesto a tragar con todo. Pero en general, se centran en cuestiones muchos más actuales que tienden a pecar de cierto simplismo, como “Hipotécate tú”, “Alo, ala” o “No tengo puntos”. Llaman la atención precisamente aquellas visiones más particulares que se salen del patrón establecido, como "Destino zoquete”, centrado en la necesidad de pensar por uno mismo (“Cuenta menos sabes más le temes a la muerte") o la curiosa interpretación de la dualidad humana en “Dos enanos”.
Cierto que no hay en este disco nada que no hayamos escuchado un montón de veces. Sí parece que César Strawberry, auténtica cabeza pensante del grupo, haya perdido el verbo afilado y el punto de mira atinado, pero, aún así ,yo seguiré atento a lo que tenga que decir porque aunque pueda estar más o menos acertado, siempre suele ser interesante su opinión, cosa muy poco habitual en el rock español.
Para que esto no parezca una defensa a ultranza del grupo, aclararé que lo hasta ahora explicado, es válido en su totalidad, hasta, siendo magnánimos, su disco “Ultramemia”. A partir de ese momento, su ironía, su capacidad para contar historias disfrazados de chanza y divertimento, se fue diluyendo hasta que únicamente quedó un discurso demasiadas veces escuchado.
Lo que se formó a medio camino entre Galicia y Madrid, con la ayuda de Julián Hernández (Siniestro total) , pretendiendo ser una gamberrada con el hip hop de base y el expolio de todo lo que pillaran a través de un sin fin de sampleados, se ha ido tornando en un rap-metal que no se distingue ni por su pericia musical ni por supesto por el añorado sello personal.
Sus primeros asaltos, así llamaron a sus discos iniciales, tomaban como referencia a Public Enemy o Beastie Boys, no tenían ningún prejuicio a la hora de tomar prestadas ideas del cine, de la literatura o de otros grupos. A partir de “Armas pal pueblo”, incluyen una sección de guitarras fijas que le daban al conjunto un sonido mucho más punk y acelerado, su punto culminante fue el atinado “Alzheimer”. Tras su disolución, aduciendo cansancio y cierto desazón por el tono sectario e hipócrita del rock and roll, volvieron sin nada de la chispa pasada, con su vocación de seguir incordiando a las mentes bienpensantes, pero sin su particular distintivo.
En ese contexto publican su nuevo disco, “Hipotécate tú”, el título es lo suficientemente explícito como para saber que línea va a seguir todo el conjunto. Nos encontramos con pequeños retratos costumbristas de la sociedad actual. Algunos de los temas tratados son más atemporales como “Yo tampoco”, sobre la necesidad de oponerse a las normas y costumbres aceptadas, o“Basta de buen rollo”, diatriba sobre el ciudadano medio dispuesto a tragar con todo. Pero en general, se centran en cuestiones muchos más actuales que tienden a pecar de cierto simplismo, como “Hipotécate tú”, “Alo, ala” o “No tengo puntos”. Llaman la atención precisamente aquellas visiones más particulares que se salen del patrón establecido, como "Destino zoquete”, centrado en la necesidad de pensar por uno mismo (“Cuenta menos sabes más le temes a la muerte") o la curiosa interpretación de la dualidad humana en “Dos enanos”.
Cierto que no hay en este disco nada que no hayamos escuchado un montón de veces. Sí parece que César Strawberry, auténtica cabeza pensante del grupo, haya perdido el verbo afilado y el punto de mira atinado, pero, aún así ,yo seguiré atento a lo que tenga que decir porque aunque pueda estar más o menos acertado, siempre suele ser interesante su opinión, cosa muy poco habitual en el rock español.