El lector (The reader)



AIDA M. PEREDA
Lumpen



La adaptación al cine de ‘The reader’, la novela escrita por Bernhard Schlink, juega, sin éxito, a plantear el dilema ético de un torturador, tema sumamente controvertido. A pesar de la soberbia actuación de Kate Winslet (ganadora de un Oscar por este papel), el film sólo consigue desnudarla en cuerpo, pero no en alma, ya que no indaga en el sentimiento de culpabilidad de Hanna, un personaje de un hermetismo exacerbante.

Los responsables de su manufactura, el realizador Stephen Daldry (‘Billy Elliot’) y el guionista David Hare, nominados en los Oscar al mejor director y guión por ‘Las horas’, no terminan de convencer en su intento de que el espectador sienta compasión por Hanna. Todo lo contrario, la génesis del texto fracasa, ya que pierde, en su versión fílmica, todo su poder de suscitar dudas. El espectador siente incomprensión y desprecio por el comportamiento de Hanna, al presentarla como un monstruo, como alguien carente de humanidad que no se arrepiente en ningún momento de los centenares de asesinatos en los que ha colaborado.

Tanto es así, que no basta con que Hanna sea un personaje bien construido y no exento de complejidad. La máscara de frialdad con que le da vida Winslet, que oculta al mismo tiempo el sentimentalismo de Hanna, una mujer ruda y enigmática, logra a la perfección transmitir las contradicciones de un verdugo que, a pesar de su condición, es capaz de ayudar a un chico enfermo y llorar con la canción de un coro o con las novelas que le lee su amante Michael. El problema es, que sus gestos de sensibilidad, que dan fe de su capacidad para hacer el bien, son tan nimios, que sólo se sostienen en el desconocimiento por parte del espectador de su pasado nazi y no funcionan luego, cuando se descubre su participación activa en el Holocausto.

Tampoco la belleza de Kate Winslet es suficiente para provocar cariño por una mujer de 36 años que mantiene una relación con un niño de 15 sin mostrar escrúpulo alguno. Otro de los puntos flojos es el intento de que nuestra lástima aparezca a raíz de la desigual pena a la que Hanna es condenada (la consideran cabecilla y la castigan con cadena perpetua frente a los 4 años de pena para el resto de acusadas) por los crímenes de guerra que cometió como oficial en un campo de concentración. Pero esta “injusticia” pronto se desmonta, al descubrir que, en realidad, Hanna carga con la responsabilidad de los asesinatos no por arrepentimiento, sino por orgullo (no quiere desvelar que es analfabeta).

Asimismo, durante el juicio, se hace evidente que Hanna no busca la redención, sólo se escuda en un “¿qué hubiese hecho usted en mi situación?”, frase que alega ante el juez y que deja entrever un acusado sentido del orden que le impide hacer un verdadero análisis moral del bien y del mal. Aunque su suicidio final en la cárcel, cuando está a punto de salir, pueda parecer que da muestra al fin de un esperado arrepentimiento, esconde en realidad su miedo interior, al no ser aceptada por su ex amante y ser incriminada por la sociedad.

En cambio, es el personaje de Michael, interpretado por David Kross en su juventud y por Ralph Fiennes en su madurez, quien carga con toda la culpa, la de su amante y la suya propia, por estar enamorado de una asesina. No puede olvidar la belleza de Hanna, y el trauma que supuso su inesperada desaparición, sumado ahora al descubrimiento de su pasado, son sin duda responsables de su frustrado matrimonio posterior. Es él quien realmente emociona, por su papel de víctima y su duelo entre odiar o querer, olvidar o perdonar. Decide no intervenir en el proceso de justicia, a pesar de su profesión de abogado, y finalmente trata de reparar el daño que ha causado Hanna.

Pero si hay algo por lo que merece ver la pena ‘The reader’ es por su apoyo implícito a mantener viva la memoria histórica en recuerdo del Holocausto. La conclusión que se desprende del film es que la condena de las instituciones tiene un valor meramente simbólico, pues nada puede devolver la dignidad ni borrar el horror sufrido por las víctimas.