La crisis que no solucionará el G-20

El Fondo Mundial contra el Sida , la Malaria y la Tuberculosis no consigue en Cáceres los 5.000 millones de dólares necesarios para garantizar la financiación de sus programas

AINHOA IREBERRI
Público




En 2007 murieron en el mundo cerca de cinco millones de personas de sida, malaria y tuberculosis. La buena noticia, ante esta cifra, es que hay un organismo que parece haber encontrado la manera de gestionar con eficacia las ayudas de los países ricos a la lucha contra estas enfermedades. La mala es que, debido a la crisis económica, existe un déficit de casi 5.000 millones de dólares (unos 3.875 millones de euros) entre los fondos necesarios para financiar sus programas.

El organismo que podría obrar el milagro se llama Fondo Mundial de Lucha contra el VIH/sida, la malaria y la tuberculosis (FM) y es ahora mismo el principal financiador contra estas pandemias. Desde el pasado lunes, y hasta ayer, se reunió en Cáceres junto a los países donantes, 30 en la actualidad, que le han confiado sus fondos para que los gestione

El objetivo de la reunión era evaluar si los Gobiernos cumplirían con los compromisos adquiridos con el FM para el periodo 2008-2011, fijados en la reunión previa, celebrada en Berlín en 2007. España sacó buena nota al comprometerse a donar 600 millones de dólares y en Cáceres anunció a través de la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez que acababa de aprobar 213 millones de dólares para el año 2009. Estas cifras le convierten ahora mismo en el quinto donante mundial y, si el compromiso se mantiene tal y como parece, le harán ser el cuarto cuando finalice 2010.

Ni España ni el resto de países participantes en la reunión han decidido, pese a las crisis económica, rebajar sus ayudas al FM. Pero el problema de la financiación sigue ahí. Esto es lo que provoca que las ONG y el propio Fondo reclamen a los países más generosidad.

El homólogo francés de Rodríguez, Alain Joyandet, coincide con estos organismos civiles en una posible solución: establecer un modelo de financiación del Fondo que se base en un reparto equitativo del FM y no en las aportaciones voluntarias que cada Gobierno decida hacer.

Decisiones vinculantes

Y es que si algo diferencia al FM desde su creación en 2002 es su preocupación por la sostenibilidad de los programas que desarrolla o, lo que es lo mismo, que en enfermedades donde las herramientas de prevención tiene que mantenerse por muchísimo tiempo a veces, para siempre esa ayuda no se quede en un capricho filantrópico.

Por eso, una de las obsesiones del director ejecutivo del FM, Michel Kazatchkine, es que las ayudas a estas tres enfermedades estén en la agenda política de todos los países, lo que incluye la cumbre del G-20 que empieza mañana en Londres. "Estaremos muy atentos a cómo reaccionan los países participantes ante esta cuestión", explicó Kazatchkine, quien recordó que en esta misma cumbre en Okinawa, en 2000, se trató por primera vez el problema de las enfermedades infecciosas. "Hemos escrito a Gordon Brown para comunicarle los objetivos conseguidos", declaró.

Una de las características del Fondo Mundial es la capacidad de autocrítica. Por eso, su director no duda en decir que, si no se consigue solucionar el déficit, habrá que mejorar la forma de administrar los fondos recibidos. También cree que es necesario "duplicar" los esfuerzos de movilización ya que "sólo 13 de los 27 países de la Unión Europea son donantes del Fondo Mundial".

Respecto a la situación española, Soraya Rodríguez no fue capaz de comprometerse a ampliar más el presupuesto aunque dejó la puerta abierta siempre que sea "siendo partícipes de un esfuerzo colectivo". Las ONG españolas presentes en Cáceres habían exigido al Gobierno la aportación de "al menos, otros 100 millones" de dólares.

Pero, ¿qué pasará realmente si no se consiguen los fondos necesarios? ¿Se suspenderán los programas de acceso al tratamiento antirretroviral, a las terapias antituberculosis o la distribución de mosquiteras impregnadas con insecticida? Kazatchkine cree que, llegado al caso, "habría que poner a los países en lista de espera y financiar los programas según vayan llegando los recursos y según la valoración de cada iniciativa por parte de los comités independientes de expertos".

La independencia es, precisamente, otra de las características que diferencia al FM de algunos organismos financiadoras que distan mucho de estar bien vistos por las ONG. Es el caso del Fondo Monetario Internacional, que el representante regional para América Latina de la Alianza Internacional para el VIH/sida definió como "perverso", en lugar de "previsible", calificativo que aplicó al FM.

Los programas que financia el Fondo Mundial son propuestos por el país receptor de las ayudas, siempre en una línea coordinada con el Plan Estratégico de cada país. Tras la evaluación por parte de expertos independientes, una vez que se decide otorgar una ayuda ésta está sujeta al cumplimiento de los objetivos fijados. Entre otras cuestiones, vigilan muy de cerca la corrupción, hasta el punto de que han llegado a interrumpir programas ante la sospecha de desvío de fondos.