"Singlewide", Dexateens (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




A algunos grupos les sucede lo mismo que a esos deportistas que pese a tener un gran nivel, siempre quedan eclipsados por el hecho de competir frente a una gran figura con mayores méritos o con mayor tirón popular.

Ese es el caso de Dexateens. Son muchos los motivos por los que se da esa situación pero uno de los más curiosos, por ser totalmente ajeno a la voluntad del grupo, es la incapacidad de la crítica para catalogarles dentro de un género y una vez allí, compararles con el resto.

Este cuarteto de Alabama debutó con un disco homónimo (“Teenager” está grabado antes cronológicamente pero saldrá publicado más tarde) que desprendía energía y contundencia por todos sus poros. Es cierto que entre sus influencias estaba el rock sureño pero su disolución dentro de en un conglomerado de rock and roll, garage, psicodelia y actitud punk desconcertaba mucho a la hora de encasillarles. Ese “batido” musical era conseguido gracias al talento y el desparpajo de sus dos líderes, John Smith y Elliot McPherson.

No es hasta su cuarto álbum, “Hardwire healing”, cuando los sonidos más clásicos del rock se hacen predominantes en su estilo. A ello colabora irremediablemente la ayuda en materia de producción de Patterson Hood, componente de Drive by truckers. Este cambio posibilita a los críticos musicales empezar las comparaciones entre ambos grupos. Confrontación muy dura como para salir bien parados los Dexateens.

A partir de ahí, la influencia del country ha ido imponiéndose tozudamente hasta llegar a ser hegemónica en su nuevo disco, “Singlewide”. Tanto ha sido así que Mark Nevers, el nombre que se encuentra detrás de muchas grabaciones del country rock actual, se ha ocupado de las labores de producción, inédito en dicha tarea con el grupo a pesar de estar muy cercano a ellos a lo largo de su trayectoria.

La influencia de los Byrds y ciertas melodías pop de los Beatles se hacen notar claramente en temas como “Down low”, “Hang on” o “Caption”. En “Spark” se acentúa la presencia de Gram Parsons, la canción, seguramente, con más regusto tradicional. La parte más melancólica se hace patente en “Grandaddy’s mouth” o en “Missionary blues”donde las armonías suenan a Jayhawks.

También hay lugar para algunas composiciones que rozan el dramatismo de músicos como Bonnie Prince Billy o Kurt Wagner de Lambchop, el mejor ejemplo, “New boy”.En contraposición hay momentos algo más rockeros, los menos y nada ruidosos, como son “Charlemagne” y “Trail” que recuerda a sus colegas de Drive by truckers. La curiosa y nota discordante, no por calidad sino por estilo, es “The ballad of souls departed” un ritmo misterioso adornado con guitarras distorsionadas formando ruidos.

Seguro que muchas personas echarán de menos toda la energía que desprendían Dexateens en sus primeros discos. Eran una auténtica explosión de fuerza con la vista puesta en el rock tradicional. Pero hay que hablar en pasado, ahora mismo su camino, por lo visto en sus últimos trabajos, va por otro terreno, el de crear grandes canciones, el de construir melodías capaces de superar la sentencia del tiempo y alojarse en nuestra mente. Así que, vanagloriémonos de lo que tenemos y no de lo que perdimos.