"Murdering oscar (and other love songs)", Patterson Hood (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




En estos últimos años la figura de Paterson Hood se está consolidando como una de las principales dentro del rock americano. Al margen de ser uno de los pilares importantes de Drive by truckers, grupo que vive en un estado de gracia casi continua, es habitual verle en los créditos de muy buenos discos, tanto en la labor de productor como de invitado especial. A todo esto, hay que sumarle su propia carrera en solitario que comenzó en el 2004, editando “Killers and stars”, y que este año ha puesto el segundo peldaño.

Su primer trabajo lo realizó bajo unas circunstancias muy especiales y dramáticas, recién divorciado, peleado con el grupo y con el resto del mundo según él mismo confesaba. Pocas veces un disco está tan acorde con la situación externa de su realización como fue ese caso. Rezumaba dramatismo y desesperación por todos los lados, en eso influyo también la grabación, totalmente artesanal, realizada en el salón de su casa (cosa que no pasaba desapercibida al escucharlo), con un sonido acústico, minimalista y muy áspero. Por eso se hace complicado compararlo con el actual dado lo especial de éste.

“Murdering oscar (and other love songs)”, recién publicado, tanto en forma como en realización está en las antípodas de su predecesor. En el actual, la batuta la llevan las guitarras fuertes y distorsionadas y está ampliamente relacionado con el sonido que ejecuta habitualmente su grupo. El disco se compone de canciones que llevan elaboración desde primeros de los noventa, así que para nada ha habido ansiedad a la hora de darlas a conocer.

Frente al individualismo que caracterizó su primer trabajo, aquí se ha rodeado de muchos músicos, entre los que se encuentran miembros de su actual formación, Drive by truckers (también ha contado con el productor habitual en sus últimos grabaciones, David Barbe) y de Centro-matic. Como curiosidad el bajo es tocado por su propio padre, David Hood, músico de sesión desde los sesenta y perteneciente a la popular banda de acompañamiento Muscle Shoals. Dato no únicamente sentimental éste, ya que el tema de la familia de algún modo vertebra el ideario de este disco.

Por suerte hay algunas características que permanecen inmutables en Patterson Hood. Una, inevitable por otra parte, es el tono de voz, su manera de cantar seguramente poco académica, donde con un tono agudo y algo engolado no impide para nada que consiga un nivel de dramatismo digno de mención. Ayuda este hecho mucho a que sus letras, siempre rondando el abismo, con temáticas de muerte, redención y pérdidas (como no puede ser menos dentro de este estilo) adquieran plenitud y credibilidad.

Musicalmente, como ya he comentado antes, sigue el canon que llevan tiempo haciendo en su grupo: rock sureño de fuertes guitarras, contundentes bases rítmicas, lirismo bien entendido y cambios de ritmo y/o de tiempos muy bien ejecutados. Como ejemplos claros de esta definición aparecen la fabulosa “Murdering oscar” y “Belvedere”, ambas con un ritmo algo denso y crudo. “Pollyanna” encaja en el mismo esqueleto sonoro pero con mayor melodía.

“Pride of the yankees” en cambio, es la canción más suave del disco, piano y violines para un tema melancólico. “I undertsand now” es un rock más convencional, con tintes stonianos. “Scrwtopia” representa la cara más trágica, musicalmente hablando, la más oscura de todas ellas, al contrario que “Granddady” cercana al sonido country y algo más amable. “Foolish young bastard” también toma algo del género campestre, del folk y de cierta sonoridad de Nueva Orleans, creando un tema afín a la parte más luminosa de alguien como M Ward. Uno de los puntos culminantes, por no decir el más, es la concatenación de los tres temas finales. “Heavy and hanging”, donde se intuye con claridad la influencia de Neil Young, consiguiendo un resultado escalofriante a base de mezclar distorsión y el sonido del piano. A continuación, “Walking around sense”, en la que sigue presente el espíritu del canadiense y con “Back of a bible” pone un colofón soberbio al disco, que acaba en su momento más álgido y emocionante.

Este mismo año también se ha editado el disco de Jasón Isbell, antiguo compañero de Patterson Hood. No queda bonito hacer competencia entre ambos, pero este último sigue en plena forma sabiendo como nadie mezclar fuerza y sentimiento. Pocos músicos actualmente llegan a conseguir transmitir tanto como Hood, ya sea en solitario o con su grupo Drive by truckers.