Trent Reznor y sus Nine Inch Nails no solo han ayudado a definir un género (el rock industrial), sino que se han situado a la cabeza del vanguardismo sonoro con su mezcla de rock y electrónica. En los últimos tiempos, el grupo de Reznor ha explotado el potencial de internet (regalando discos y conciertos) y ha acrecentado su de por sí enorme leyenda, llegando hasta su actual gira de despedida que recalará en Madrid el próximo 30 de julio con las entradas agotadas. Tras este tour la máquina se detendrá hasta que su líder decida reactivarla en un futuro lejano
JUANJO ORDÁS
Efe eme
EJÉRCITO DE UN SOLO HOMBRE
Pese a su nombre grupal, Nine Inch Nails es en realidad un solo hombre: Trent Reznor. El músico estadounidense nacido en 1965 compone, coproduce y graba prácticamente todo lo que se edita bajo su marca. En vivo se sustenta en grandes cómplices musicales que incluso llegan a apoyarle en determinadas sesiones de estudio, pero es él quien registra prácticamente todo lo que el oyente escucha cada vez que coloca un disco de Nine Inch Nails en su reproductor. Como hábil líder, a nivel de producción demuestra su inteligencia haciéndose acompañar de productores externos como Flood, Alan Moulder o el sabio consejo de Bob Ezrin.
EL SONIDO
El sonido de Nine Inch Nails encaja en los parámetros del rock industrial a la perfección, ayudando a definir tal término a nivel histórico. El rock industrial nace con bandas como Einsturzende Neubauten, Killing Joke o Throbbing Gristle, grupos que en su búsqueda por abrir nuevos caminos mezclan elementos de rock clásico con otros propios de la música electrónica. Ya no es necesario que exista un instrumentista por cada instrumento que suena, las programaciones toman el poder si es necesario, supliendo o apoyando al músico.
Reznor no solo aglutina los conocimientos de un movimiento ya iniciado, sino que introduce un estilo vocal único (susurro, grito, susurro) que será copiado hasta la saciedad. Así mismo, junto con sus contemporáneos Ministry combinará las bases rítmicas bailables con guitarras abrasivas en una mezcla que influirá a músicos de su misma edad y futuras generaciones. Claustrofobia sónica, barroquismo electrónico, existencialismo y violencia. Pero sin restricciones, pasando del jazz (“Piggy”) al funky (“Into the void”), haciendo punk electrónico (“March of the pigs”), pasando por pop sintético y agresivo (“Head like a hole”), parando en el metal más brutal (“Wish”) y componiendo baladas taciturnas (“Hurt”).
LÍRICA
La temática de Nine Inch Nails se apoya en cuatro patas: sexo, soledad, amor, odio y religión. Todas las canciones de Reznor se articulan siempre sobre sentimientos extremos, tocando temas como el sadomasoquismo, adicciones e ira, aunque combinando visceralidad e intelectualidad, proporcionando letras inspiradas, llenas de ideas visuales e incluso espirituales.
CÓMPLICES
Son varios los músicos que han ayudado a Reznor a la hora de dotar a Nine Inch Nails de una personalidad en vivo a la altura de su faceta de estudio. Los más destacados son, sin duda, Danny Lonher (multiinstrumetista y remezclador de grandes nombres como David Bowie, The Cure o los propios Nine Inch Nails), Charlie Clouser (teclista y batería) y Robin Finck, consumado guitarrista capaz de tocar desde las piezas más ruidistas del repertorio hasta las más sensibles, pasando por el rock clásico (¡no en vano fue guitarrista de los actuales Guns n’ Roses de Axl Rose, y no son canciones sencillas precisamente!). Otros destacables de abordo son Richard Patrick (quien abandonaria para formar Filter) y el multiinstrumentista Chris Vrenna.
MECENAS
Reznor no es un tipo egoísta. Son múltiples los músicos que se han beneficiado de su talento, aunque el agradeciendo dispensado no siempre ha sido el debido. Tal fue el caso de sus antiguos discípulos Marilyn Manson (cuando eran una banda y no el proyecto de su cantante), a quienes produjo en 1996 Antichrist superstar, disco que jamás superaron aunque Manson no despreció la oportunidad de tratar de eclipsar a su mentor ante la prensa musical.
Como productor también se hizo cargo del sonido de The inevitable rise and libetarion of Niggy Tardust, del rapero Saul Williams, un disco notable en su género sobre el que planea la mano de Reznor de forma constante. Asimismo, ha remezclado canciones de Bowie o U2, llamando la atención del mismísimo David Lynch quien contó con él para organizar la banda sonora de su film Lost Highway.
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA
Cada lanzamiento oficial de Nine Inch Nailes contiene la palabra Halo más el número correspondiente en función de la fecha de su edición. Así pues, el fenomenal debut Pretty hate machine es el Halo 1, mientras que The Slip (su hasta ahora último disco) es el Halo 27, habiendo sido numerados todos y cada uno de sus productos, singles incluidos.
The downward spiral
(Nothing 1994)
La obra maestra de los Nine Inch Nails de Reznor llegó pronto, tras un debut y un EP. The downward spiral no es un disco sencillo, es puro barroco, una fusión de elementos orgánicos y electrónicos en la que resulta díficil decir donde acaba el hombre y empieza la máquina. Grabado en los siniestros estudios que Reznor construyó en la misma casa donde el clan Manson celebró su famosa y triste matanza, el disco es agonía pura, impertinencia, ataques al sistema (“March of the pigs”), a la religión organizada (la genial “Heresy”) y a sí mismo. La inicial y violenta “Mr. Self destruc” ya deja claro que el disco no va a ser fácil, que la información contenida en cada uno de sus temas da para varias escuchas y que hay que nadar en el barro. El funky de la explícita “Closer” (basada en el “Nightclubbing” de Bowie e Iggy) con su sinuoso wha wha o la jazzie “Piggy” demuestran que Reznor puede moverse entre distintas corrientes sabiendo lo que hace, que el tipo maneja rerefencias culturales amplias y sin complejos. Texturas sobre texturas, capas de sonido sobre más capas de sonido, y las canciones respirando. Estamos ante una obra maestra, un disco imperecedero que será un clásico. Apenas hay descanso, incluso la triste y emotiva “Hurt” (en su día versioneada con gran gusto por Johnny Cash) finaliza con un último compás sonoro y desolador.
The fragile
(Nothing 1999)
Reznor tardó en dar continuidad a su obra maestra, y lo hizo apartándose de los terrenos arados para conquistar nuevos territorios con un disco doble menos violento y más meditado. La tensión de las cuerdas en la inicial “Somewhat damaged” indica que la marcialidad no se ha perdido pero que el pulso es nuevo, que las canciones se construirán de forma más natural si se quiere. Las capas de sonido serán más livianas, la electrónica menos sucia y la ambientación mucho más variada. La depresión y la tristeza siguen marcando el rumbo emocional artístico de Reznor pero desde un punto de vista reflexivo. Canciones como “The day the world went away” o “The fragile” eran arrebatadoras, los juegos con el funk electrónico volvían a dar lo mejor de sí mismos en “Into the void” y “Where is everybody” y la agresividad se abría paso con “The wretched” y la enérgica “Starsfuckers Inc”. The fragile no vendió tanto como The downward spiral, pero se trata de un trabajo igual de sólido, que muestra al genio creciendo, desarrollando atmósferas casi propias de Pink Floyd. En cualquier caso, el disco se degusta mejor en su enteridad que a tramos.
The slip
(The null corporation 2008)
Último trabajo hasta la fecha de Nine Inch Nails. The slip es el disco de rock industria más orgánico que Reznor haya grabado jamás, pues se apoyará en sus músicos de directo más que nunca. Las baterías Josh Freese de y las guitarras de Robin Finck se hacen sentir en algunas partes del trabajo más calido de su discografía aunque tan fiero como The downward spiral. Con una sencilla frase de agradecimiento a sus fans (“Gracias por vuestro continuo y leal apoyo durante estos años, esta la pago yo”), Reznor regaló el disco entero en su página web, aunque se editaría un limitado número de copias físicas. Se trata de un gran disco, el mas espontáneo de todos los grabados por Nine Inch Nails, con canciones memorables como “1.000.000” o “Letting you”. La oscuridad sigue ahí, pero podríamos decir que de una forma dinámica, para nada atenazadora, sin tristeza y con la ira justa.
Pese a su nombre grupal, Nine Inch Nails es en realidad un solo hombre: Trent Reznor. El músico estadounidense nacido en 1965 compone, coproduce y graba prácticamente todo lo que se edita bajo su marca. En vivo se sustenta en grandes cómplices musicales que incluso llegan a apoyarle en determinadas sesiones de estudio, pero es él quien registra prácticamente todo lo que el oyente escucha cada vez que coloca un disco de Nine Inch Nails en su reproductor. Como hábil líder, a nivel de producción demuestra su inteligencia haciéndose acompañar de productores externos como Flood, Alan Moulder o el sabio consejo de Bob Ezrin.
EL SONIDO
El sonido de Nine Inch Nails encaja en los parámetros del rock industrial a la perfección, ayudando a definir tal término a nivel histórico. El rock industrial nace con bandas como Einsturzende Neubauten, Killing Joke o Throbbing Gristle, grupos que en su búsqueda por abrir nuevos caminos mezclan elementos de rock clásico con otros propios de la música electrónica. Ya no es necesario que exista un instrumentista por cada instrumento que suena, las programaciones toman el poder si es necesario, supliendo o apoyando al músico.
Reznor no solo aglutina los conocimientos de un movimiento ya iniciado, sino que introduce un estilo vocal único (susurro, grito, susurro) que será copiado hasta la saciedad. Así mismo, junto con sus contemporáneos Ministry combinará las bases rítmicas bailables con guitarras abrasivas en una mezcla que influirá a músicos de su misma edad y futuras generaciones. Claustrofobia sónica, barroquismo electrónico, existencialismo y violencia. Pero sin restricciones, pasando del jazz (“Piggy”) al funky (“Into the void”), haciendo punk electrónico (“March of the pigs”), pasando por pop sintético y agresivo (“Head like a hole”), parando en el metal más brutal (“Wish”) y componiendo baladas taciturnas (“Hurt”).
LÍRICA
La temática de Nine Inch Nails se apoya en cuatro patas: sexo, soledad, amor, odio y religión. Todas las canciones de Reznor se articulan siempre sobre sentimientos extremos, tocando temas como el sadomasoquismo, adicciones e ira, aunque combinando visceralidad e intelectualidad, proporcionando letras inspiradas, llenas de ideas visuales e incluso espirituales.
CÓMPLICES
Son varios los músicos que han ayudado a Reznor a la hora de dotar a Nine Inch Nails de una personalidad en vivo a la altura de su faceta de estudio. Los más destacados son, sin duda, Danny Lonher (multiinstrumetista y remezclador de grandes nombres como David Bowie, The Cure o los propios Nine Inch Nails), Charlie Clouser (teclista y batería) y Robin Finck, consumado guitarrista capaz de tocar desde las piezas más ruidistas del repertorio hasta las más sensibles, pasando por el rock clásico (¡no en vano fue guitarrista de los actuales Guns n’ Roses de Axl Rose, y no son canciones sencillas precisamente!). Otros destacables de abordo son Richard Patrick (quien abandonaria para formar Filter) y el multiinstrumentista Chris Vrenna.
MECENAS
Reznor no es un tipo egoísta. Son múltiples los músicos que se han beneficiado de su talento, aunque el agradeciendo dispensado no siempre ha sido el debido. Tal fue el caso de sus antiguos discípulos Marilyn Manson (cuando eran una banda y no el proyecto de su cantante), a quienes produjo en 1996 Antichrist superstar, disco que jamás superaron aunque Manson no despreció la oportunidad de tratar de eclipsar a su mentor ante la prensa musical.
Como productor también se hizo cargo del sonido de The inevitable rise and libetarion of Niggy Tardust, del rapero Saul Williams, un disco notable en su género sobre el que planea la mano de Reznor de forma constante. Asimismo, ha remezclado canciones de Bowie o U2, llamando la atención del mismísimo David Lynch quien contó con él para organizar la banda sonora de su film Lost Highway.
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA
Cada lanzamiento oficial de Nine Inch Nailes contiene la palabra Halo más el número correspondiente en función de la fecha de su edición. Así pues, el fenomenal debut Pretty hate machine es el Halo 1, mientras que The Slip (su hasta ahora último disco) es el Halo 27, habiendo sido numerados todos y cada uno de sus productos, singles incluidos.
The downward spiral
(Nothing 1994)
La obra maestra de los Nine Inch Nails de Reznor llegó pronto, tras un debut y un EP. The downward spiral no es un disco sencillo, es puro barroco, una fusión de elementos orgánicos y electrónicos en la que resulta díficil decir donde acaba el hombre y empieza la máquina. Grabado en los siniestros estudios que Reznor construyó en la misma casa donde el clan Manson celebró su famosa y triste matanza, el disco es agonía pura, impertinencia, ataques al sistema (“March of the pigs”), a la religión organizada (la genial “Heresy”) y a sí mismo. La inicial y violenta “Mr. Self destruc” ya deja claro que el disco no va a ser fácil, que la información contenida en cada uno de sus temas da para varias escuchas y que hay que nadar en el barro. El funky de la explícita “Closer” (basada en el “Nightclubbing” de Bowie e Iggy) con su sinuoso wha wha o la jazzie “Piggy” demuestran que Reznor puede moverse entre distintas corrientes sabiendo lo que hace, que el tipo maneja rerefencias culturales amplias y sin complejos. Texturas sobre texturas, capas de sonido sobre más capas de sonido, y las canciones respirando. Estamos ante una obra maestra, un disco imperecedero que será un clásico. Apenas hay descanso, incluso la triste y emotiva “Hurt” (en su día versioneada con gran gusto por Johnny Cash) finaliza con un último compás sonoro y desolador.
The fragile
(Nothing 1999)
Reznor tardó en dar continuidad a su obra maestra, y lo hizo apartándose de los terrenos arados para conquistar nuevos territorios con un disco doble menos violento y más meditado. La tensión de las cuerdas en la inicial “Somewhat damaged” indica que la marcialidad no se ha perdido pero que el pulso es nuevo, que las canciones se construirán de forma más natural si se quiere. Las capas de sonido serán más livianas, la electrónica menos sucia y la ambientación mucho más variada. La depresión y la tristeza siguen marcando el rumbo emocional artístico de Reznor pero desde un punto de vista reflexivo. Canciones como “The day the world went away” o “The fragile” eran arrebatadoras, los juegos con el funk electrónico volvían a dar lo mejor de sí mismos en “Into the void” y “Where is everybody” y la agresividad se abría paso con “The wretched” y la enérgica “Starsfuckers Inc”. The fragile no vendió tanto como The downward spiral, pero se trata de un trabajo igual de sólido, que muestra al genio creciendo, desarrollando atmósferas casi propias de Pink Floyd. En cualquier caso, el disco se degusta mejor en su enteridad que a tramos.
The slip
(The null corporation 2008)
Último trabajo hasta la fecha de Nine Inch Nails. The slip es el disco de rock industria más orgánico que Reznor haya grabado jamás, pues se apoyará en sus músicos de directo más que nunca. Las baterías Josh Freese de y las guitarras de Robin Finck se hacen sentir en algunas partes del trabajo más calido de su discografía aunque tan fiero como The downward spiral. Con una sencilla frase de agradecimiento a sus fans (“Gracias por vuestro continuo y leal apoyo durante estos años, esta la pago yo”), Reznor regaló el disco entero en su página web, aunque se editaría un limitado número de copias físicas. Se trata de un gran disco, el mas espontáneo de todos los grabados por Nine Inch Nails, con canciones memorables como “1.000.000” o “Letting you”. La oscuridad sigue ahí, pero podríamos decir que de una forma dinámica, para nada atenazadora, sin tristeza y con la ira justa.