La reedición que compila los discos realizados por el cantante y el pianista en 1975/76 permite asomarse a la labor de un dúo atípico, y por ello aún más disfrutable. Las tomas alternativas y un completo librillo dan forma a una oferta de lujo
DIEGO FISCHERMAN
Página 12
No sabían qué canciones iban a elegir. Uno, definitivamente, no era un cantante de jazz, aunque lo que hacía pudiera tocarse con el jazz en más de una oportunidad. El otro era un pianista al que el jazz le debía –y aún le debe–, por lo menos, un estilo. Tony Bennett y Bill Evans grabaron juntos en 1975 y el disco, donde se incluyeron nueve composiciones, entre ellas uno de los clásicos del propio Evans, “Waltz for Debby”, con letra de Gene Lees, era, obviamente, algo diferente a cualquier otro disco de un cantante con acompañamiento. Se acercaba más bien a una conversación. Y el que iba proponiendo los temas, los desvíos y también las conclusiones no era el cantante, sino el pianista.
The Tony Bennett/Bill Evans Album, publicado por el sello Fantasy, se convirtió en un clásico. Y no sólo eso: en el ejemplo más frecuentado cada vez que se quería (y se quiere) hablar de la intimidad musical como una de las bellas artes. Tony Bennett & Bill Evans Together, grabado el año siguiente y publicado originalmente por Improv, tuvo menos suerte y fue siempre un disco difícil de conseguir y, para muchos, casi secreto. Ambos tuvieron reediciones y en algunas de ellas se incluyeron como bonus tracks tomas alternativas de casi todos los temas. Pero The Complete Tony Be-nnett/Bill Evans Recordings, el álbum doble que acaba de editar Universal (y que milagrosa y agradeciblemente cuenta con publicación local), es el primero donde los dos discos originales, los dos temas no incluidos en el segundo de ellos –“Who Can I Turn To” y “Dream Dancing”– y todas las tomas alternativas de ambos se encuentran juntos, ordenados, magníficamente remasterizados y a un precio más que conveniente (aproximadamente $ 48).
El primero de los dos discos que conforman la edición incluye las ediciones originales más los dos temas ya mencionados no incluidos en Together Again. El otro es una especie de versión gemela y ampliada con tomas alternativas de cinco de los temas registrados en 1975 y quince de las grabaciones de 1976, incluyendo dos del tema que allí Evans grabó en piano solo, “The Bad and the Beautiful”. La voz de Bennett, cálida y rugosa a la vez, con un fraseo que posee una cierta dulzura tosca, y el toque sutil, perfecto, de Evans, capaz –un poco a la manera de Mozart– de internarse en honduras armónicas y en acordes altamente disonantes con la mayor de la delicadezas y sin declamación alguna, producen una combinación tan maravillosa como improbable. Entre las joyas del primer disco se destaca la exquisita versión à la Erik Satie de “Some Other Time”, de Leonard Bernstein. Y entre las del segundo resulta ineludible “The Two Lonely People”, de Evans y Carol Hall.
“Como muchos instrumentistas, nunca fui un fan de los cantantes”, dijo alguna vez Bill Evans. “Pero Bennett tiene una profundidad y una cualidad y una pureza que me conmueven”, completaba. Bennett, a lo largo de su carrera, llamó como invitados a numerosos músicos de jazz, entre ellos a Count Basie y Duke Ellington. La jugada de Evans, el campeón del jazz abstracto e introspectivo, era menos previsible. Y el resultado tiene la belleza de lo que es bello y excepcional a la vez. Escucharlo es como sorprender, a un tiempo, dos estrellas fugaces en un mismo cielo nocturno.
The Tony Bennett/Bill Evans Album, publicado por el sello Fantasy, se convirtió en un clásico. Y no sólo eso: en el ejemplo más frecuentado cada vez que se quería (y se quiere) hablar de la intimidad musical como una de las bellas artes. Tony Bennett & Bill Evans Together, grabado el año siguiente y publicado originalmente por Improv, tuvo menos suerte y fue siempre un disco difícil de conseguir y, para muchos, casi secreto. Ambos tuvieron reediciones y en algunas de ellas se incluyeron como bonus tracks tomas alternativas de casi todos los temas. Pero The Complete Tony Be-nnett/Bill Evans Recordings, el álbum doble que acaba de editar Universal (y que milagrosa y agradeciblemente cuenta con publicación local), es el primero donde los dos discos originales, los dos temas no incluidos en el segundo de ellos –“Who Can I Turn To” y “Dream Dancing”– y todas las tomas alternativas de ambos se encuentran juntos, ordenados, magníficamente remasterizados y a un precio más que conveniente (aproximadamente $ 48).
El primero de los dos discos que conforman la edición incluye las ediciones originales más los dos temas ya mencionados no incluidos en Together Again. El otro es una especie de versión gemela y ampliada con tomas alternativas de cinco de los temas registrados en 1975 y quince de las grabaciones de 1976, incluyendo dos del tema que allí Evans grabó en piano solo, “The Bad and the Beautiful”. La voz de Bennett, cálida y rugosa a la vez, con un fraseo que posee una cierta dulzura tosca, y el toque sutil, perfecto, de Evans, capaz –un poco a la manera de Mozart– de internarse en honduras armónicas y en acordes altamente disonantes con la mayor de la delicadezas y sin declamación alguna, producen una combinación tan maravillosa como improbable. Entre las joyas del primer disco se destaca la exquisita versión à la Erik Satie de “Some Other Time”, de Leonard Bernstein. Y entre las del segundo resulta ineludible “The Two Lonely People”, de Evans y Carol Hall.
“Como muchos instrumentistas, nunca fui un fan de los cantantes”, dijo alguna vez Bill Evans. “Pero Bennett tiene una profundidad y una cualidad y una pureza que me conmueven”, completaba. Bennett, a lo largo de su carrera, llamó como invitados a numerosos músicos de jazz, entre ellos a Count Basie y Duke Ellington. La jugada de Evans, el campeón del jazz abstracto e introspectivo, era menos previsible. Y el resultado tiene la belleza de lo que es bello y excepcional a la vez. Escucharlo es como sorprender, a un tiempo, dos estrellas fugaces en un mismo cielo nocturno.