Historia de perdedores y perdidos


Nick Cave, el príncipe de los «crooners» oscuros ya no está solo. En los últimos años han sido varios los artistas que se han acercado a los sonidos del australiano. Estos Sinatras de nueva factura vienen normalmente del country alternativo y el folk. Richard Hawley, Bill Callahan y Dan Michaelson son la punta de un iceberg que puede albergar a otros muchos


IZKANDER FERNANDEZ
Gara



Richard Hawley dio en el clavo. La sesión fotográfica que acompañaría a su tercer disco de estudio, «Coles Corner», sentó las bases gráficas y la imaginería sobre la que apoyar su discurso musical y el de algunos que llegaron después.

En la portada aparece Hawley, solo, a las puertas de un cine con un ramo de flores en las manos. La luz natural da paso a la artificial y el antihéroe parece estar esperando una cita. En el interior del libreto, Hawley describe una secuencia en la que se acicala, se mira al espejo, espera, mira el reloj y llama por teléfono. Todo en soledad. En la contraportada, el ramo de flores está encajado en una papelera. Es de suponer que la cita nunca llegó a ser realidad.

Emparentado con Nick Cave y los viejos crooners, Hawley apareció de la nada con un lamento oscuro y sinfónico a partes iguales. «Coles Corner» (Mute) fue uno de los mejores discos de 2005 y Richard Hawley pasó a ser una referencia en el nuevo subgénero de los trovadores oscuros.

Hawley comenzó su carrera en solitario en 2001 con un EP homónimo en el que sentaba las bases del sonido que lo iba a acompañar a lo largo de toda su discografía. Nacido y crecido en Sheffield, Inglaterra, Hawley tenía un tono de voz cercano a la de un barítono melódico y, como fan de Roy Orbison y Elvis Presley, no tardó en acercarse al sonido de sus crooners favoritos. Antes, Hawley se ganó el pan como músico de acompañamiento en las giras de Pulp en los noventa, tiempo en el que también fue músico a sueldo en los estudios de Robie Williams y Beth Orton.

En 2002 llegó «Late Night Final», su segundo paso discográfico y además de Pulp, también los nuevos ricos del brit pop, Coldplay, se fijaron en él para abrir sus shows. En 2003 «Lowedges» mostraba a un Hawley confiado en la dirección que quería seguir.

La explosión de su propuesta llegó con «Coles Corner». El boca a boca lo llevó al público especializado y, ya para 2007, medio planeta esperaba «Lady's bridge» casi con tanta impaciencia como hoy por hoy se espera su nueva obra: «Trueloves Gutter» verá la luz el 21 de setiembre. En el single que ha trascendido hasta la fecha por canales legales, «For Your Lover Give Some Time», Richard Hawley ahonda en su propuesta desde la austeridad y la magia que desprende su personal visión del pesimismo y de la cultura de los perdedores.

Bill Callahan, que durante dos largas décadas ha sido conocido como Smog en la escena del rock independiente, es otro de los pilares sobre los que se asienta el etéreo género de los dark crooners. Tras una época convulsa en lo creativo, cuando todavía publicaba como Smog, Callahan decidió dejar de lado el lo-fi y publicar bajo su nombre real.

En 2007 llegó «Woke on a Whaleheart» y recientemente «Sometimes I Wish We Were an Eagle». Pese al cambio de nombre, parece que Callahan ha editado dos trabajos que recuerdan más a Smog que los lanzamientos que hizo como Smog los últimos años.

En «Sometimes I Wish We Were an Eagle», Callahan canta como siempre pero arregla directamente como hace una década. Para los recién llegados, la voz de Callahan puede resultar lineal. Y es que, al contrario que Hawley, éste no dispone de un registro melódico. Quizá el fuerte de Callahan sea más el compositivo.

El antiguo Smog pinta bellos paisajes mediante sutiles pinceladas. Su voz es oscura y agarrada como siempre, y la belleza la ponen exquisitos vientos y teclados que se ganan el corazón del oyente. Cabe destacar que en esos momentos en los que los arreglos toman el protagonismo, los discursos de Callahan y Hawley no sólo se acercan, sino que se tocan.

Obviando a su precursor, Nick Cave, y subrayando que la existencia de la etiqueta no es más que una excusa, tanto Hawley como Callahan toman prestadas referencias del country y el folk para adornarlas a su manera y llevarlas a su rincón misántropo y nihilista. De ahí, se puede llegar a decir que esta oleada de oscuros crooners nace de una vuelta de tuerca más dentro del country alternativo y el folk moderno. Partiendo de esa base country-folk, el músico busca en la riqueza de los arreglos para crecer en una nueva dirección.

Varias cabezas por detrás de Hawley y Callahan, ha aparecido en escena Dan Michaelson con The Coastguards como banda de acompañamiento. El cantante de los ingleses Absentee vio como su banda rechazaba una serie de canciones de su puño y letra por no respetar la línea compositiva del grupo.

Michaelson pensó en tirarse por el tobogán en solitario y se buscó a los guardacostas como banda de acompañamiento. El resultado lleva por título «Saltwater».

El principal nexo de unión entre Michaelson, Hawley y Callahan es la voz. El timbre sigue recordando a Leonard Cohen o Lou Reed en algunos puntos, arrastra algo del crujir de la madera vieja y algo de gargantas rasgadas por el dolor.

Como Callahan, Michaelson también carece de potencial melódico en su voz así que contrarresta la bella austeridad de su garganta con una colección de cálidos y preciosistas arreglos. En «Saltwater», Michaelson canta a los que disfrutan de los sentimientos amargos y presenta un buen resultado final, aunque algo inferior a los de Callahan y Hawley.

Otros artistas en tierra de nadie

En la actualidad, hay cantautores procedentes de la escena del country y folk alternativo que comparten referencias musicales con Hawley o Callahan. Bonnie «Prince» Billy se mueve por coordenadas más folkys pero también dispone a su antojo de la sombra nihilista de los primeros. En una onda más country, Micah P. Hinson hace un acercamiento similar al género al que en su día hiciera Johnny Cash. Con otro timbre de voz y ya con influencias soul, Ray Lamontagne o Amos Lee guardan puntos en común con el mundo de los crooner oscuros.