Las empresas reducen su CO2 a paso de tortuga


Hay que disminuir en un 80% las emisiones de CO2 de los países desarrollados para el 2050. Los empresarios esperan a la Conferencia de la ONU sobre el Clima antes de decidir

PABLO FRANCESCUTTI
Soitu




"Señor, hazme casto y puro, pero a partir de mañana". La conocida plegaria del devoto remolón se aplica perfectamente a los planes de reducción de CO2 de unas cuantas multinacionales. Un informe sobre los compromisos asumidos por un centenar de corporaciones revela que la gran mayoría se ha fijado disminuir sus emisiones de gases con efecto invernadero. Lo malo es que tales objetivos se alcanzarán en el año 2089, vale decir, 39 años después del punto de no retorno en la lucha contra cambio climático.

El estudio, titulado 'El abismo del carbono', se basa en las 100 compañías del Global 100 (un listado de las multinacionales consideradas más sostenibles), y revela que todas se han comprometido a moderar sus emisiones a un ritmo de 1,9% anual, un porcentaje inferior al 3,9% necesario para reducir en un 80% las emisiones de CO2 de los países desarrollados para el año 2050 (la cantidad mínima requerida, de acuerdo al IPCC, para frenar el calentamiento global).

El trabajo fue llevado a cabo en el marco del 'Carbon Disclosure Project', una ONG dedicada a recabar información de la actividad de las grandes empresas relacionada con el cambio global. Informes de esta clase ayudan a contrastar y evaluar las declaraciones y promesas de buena conducta ambiental hechas por las corporaciones. Sólo mediante datos rigurosamente analizados se puede distinguir la mercadotecnia verde de los compromisos serios en contra del cambio climático.

Los autores también observaron que el 84% de los plazos establecidos por las empresas (un gran número de ellas no se ha fijado límites temporales) concluye el año 2012, precisamente el último año de vigencia del Protocolo de Kyoto, un dato indicativo, a su juicio, de que los empresarios se hallan a la espera del resultado de la Conferencia de la ONU sobre el Clima, que tendrá lugar en diciembre próximo en Copenhague, antes de proceder a fijarse mayores cortes en sus emisiones. También constataron que, a la hora de adoptar sus objetivos en este campo, las empresas se guían básicamente por consideraciones económicas más que por estimaciones científicas (un dato que no sorprende demasiado, dicho sea de pasada).

"La investigación pone de manifiesto la considerable distancia existente entre las promesas del sector empresarial y lo que realmente se necesita que éste haga. Los miembros del mundo de los negocios debemos encontrar la manera de cerrar el abismo del carbono", valoró Chris Tuppen, un alto ejecutivo del área de Sostenibilidad de British Telecom, una de las compañías que financió el estudio.

Los expertos concluyen con una serie de recomendaciones: todas las empresas se deben fijar objetivos de reducción de emisiones; su diseño debe tener en cuenta las recomendaciones del IPCC; dichos objetivos tienen que ir ligados a plazos temporales concretos; es preciso que de la reunión de Copenhague salgan nuevas metas claras a mediano y largo plazo, de manera que las empresas dispongan de un marco de referencia.

"La mayoría de las compañías debe ser mucho más agresiva si pretenden alcanzar las reducciones requeridas a largo plazo", comentó Paul Dickinson, el máximo responsable del Carbon Disclosure Project. "Este momento brinda a los negocios una enorme oportunidad para ganar ventajas competitivas, reduciendo su propio impacto en el clima y beneficiándose de la reducción de costos asociada, así como para promover una mayor innovación en la producción de nuevos productos y servicios bajos en carbono".