Publica 'Hot August Night: NYC', un cd-dvd con sus grandes éxitos en directo. Saldrá a la luz un documental en el que visita su hogar de la infancia
SYLVIE SIMMONS
El Mundo
En agosto de 2008, en uno de los años de mayor éxito de su carrera, con su último álbum en lo más alto de las listas de ventas de EEUU y Reino Unido, Neil Diamond ofreció cuatro conciertos, con todo el aforo vendido, en el Madison Square Garden de Nueva York, su ciudad natal. Curtido en una triunfante gira europea que empezó en Rotterdam y terminó con un concierto frente a 100.000 fans en el festival de Glastonbury, Diamond desprendía energía por todos los poros.
El concierto fue grabado y filmado para el nuevo disco en directo 'Hot August Night: NYC', que saldrá a la venta la primera semana de septiembre; un tardío bis del icónico y original álbum en vivo 'Hot August Night' de 1972 que grabó en Los Ángeles, su ciudad de adopción. Esta vez, además del cd habrá un dvd, que incluirá el concierto en su totalidad, y un documental en el que Neil visita de nuevo su hogar de la infancia.
Entrevistamos a Neil en Nueva York en julio de 2009, el día después de que terminara de mezclar y masterizar el disco.
PREGUNTA.- ¿Llevabas mucho tiempo barajando la idea de grabar y filmar una segunda parte de 'August Night'?
RESPUESTA.- Llevaba mucho tiempo dando vueltas a la idea de filmar un concierto, y hasta ahora no lo había hecho porque creía que una película no podría capturar el verdadero sentimiento de un espectáculo en directo. Pero al final me convencí de que, con la tecnología de hoy en día, podía hacerse, y tuvimos la suerte de conseguir que el mejor director del mundo se encargara de ello (Hamis Hamilton). Así que ahora estoy en ascuas esperando el veredicto de las personas que me importan, que son los fans y las personas que han venido al concierto. Yo creo que el vídeo es bueno.
P.- ¿Hasta qué punto era importante para ti hacerlo esta vez en tu ciudad natal, Nueva York, en lugar de tu ciudad de adopción, Los Ángeles?
R.- Sentía una afinidad muy cercana con el público de Nueva York, porque aquí es donde nací y crecí. Y me pareció que si alguna vez lo hacía, que si alguna vez permitía que se filmara un concierto, aquí era donde debía hacerse.
P.- ¿Qué es lo más especial de tocar para una multitud en casa?
R.- Cuando toco para el público de mi ciudad, siempre tengo la sospecha secreta de que esas personas me conocen porque saben la trampa que hay detrás de todo. Que pueden ver a través de todo el artificio, las luces y los sonidos, y se dan cuenta que eres un chaval más del barrio, y que no eres mejor ni más grande que ellos. Y, por supuesto, tienen razón. Para mí, el concepto de 'párese y exprésese' nunca me ha parecido una sensación más descarnada que frente a todas estas personas que han crecido en los mismos lugares que yo. Tengo que demostrarles que me merezco estar en ese escenario, alumbrado por el foco principal.
P.- El dvd incluye un documental en el que visitas de nuevo la casa de tu niñez en Brooklyn.
R.- Creo que los tíos que viven allí ahora se quedaron un poco sorprendidos (ríe), pero para mí fue un momento muy emocionante, volver a ese apartamento, que he estado imaginando en mi mente todos estos años. Porque pasé parte de mis años de formación creciendo allí, mis años de adolescente, y ese lugar fue una parte muy importante de mi vida. Recuerdo cómo miraba por esa ventana, al otro lado de las vías, donde estaban las casas grandes y la gente rica. Mi familia era de clase trabajadora, y vivíamos en Flatbush, un barrio duro de una zona urbana no muy boyante. Mis padres tenían una tiendecita, y yo trabajaba allí después de la escuela. Estaba a solo unos metros del apartamento donde vivíamos. No teníamos cosas materiales, pero no me importaba.
P.- Muchos de los nuevos residentes (la mayor parte jóvenes negros) de tu antiguo vecindario no tenían ni idea de quién eras. ¿Te ayuda eso a mantener los pies en el suelo?
R.- ¡A mí me sorprende cuando la gente sí que sabe quién soy! Creo que la mayoría no saben quién soy, ni les importa, y a mí me parece bien. Para empezar, yo entré en esto desde una posición muy humilde, y me asombra lo alto que he podido llegar hasta este punto. Así que si alguien me reconoce o le gusta mi trabajo, es como un premio adicional, la guinda del pastel. Yo siempre he sabido que quería dedicarme a la música de algún modo, pero nunca soñé con estar en esta posición en particular, y me siento muy agradecido por ello.
P.- ¿Sigues teniendo casa en Nueva York?
R.- Mi hogar está en Los Ángeles, aunque hay una parte de mí, en lo más profundo, que pertenece a Nueva York. Tengo un apartamento aquí en Nueva York, pero en realidad vivo en Los Ángeles y allí es donde paso casi todo el tiempo. Hago casi todo mi trabajo en L.A., donde tengo un estudio, aunque puedo componer casi en cualquier sitio. Lo único que necesito es un trozo de papel, un lápiz y mi propia imaginación.
P.- ¿Estás componiendo ahora?
R.- Siempre estoy componiendo nuevas canciones, eso es lo que hago básicamente. Escribo mientras hablamos: cinco minutos antes de empezar la entrevista estaba trabajando en una canción.
P.- ¿Es para un tercer álbum con Rick Rubin?
R.- Sí, Rick y yo estamos trabajando en nuestro tercer álbum juntos, y lo espero impaciente. Esa es básicamente mi meta ahora, componer hasta que tenga un álbum completo lleno de canciones de gran calidad, y en ese momento Rick y yo nos meteremos en el estudio.
P.- Las canciones de los dos álbumes anteriores con Rick Rubin tenían arreglos más sobrios y un sentimiento más íntimo y reflexivo, y sin embargo, algunas las interpretas en directo. ¿Te preocupaba que parecieran perdidas en medio de la descomunal experiencia de un concierto de Neil Diamond?
R.- No, no tenía ninguna inquietud, pero para mí, uno de los secretos de actuar siempre ha sido que nunca he querido analizar el concierto ni pensar en ello de forma intelectual. Para mí, siempre es una experiencia emocional y personal. Lo he vivido y experimentado junto con el público, y después dejo que pase lo que tenga que pasar.
P.- Al ver a una gran multitud coreando tus canciones y sabiéndose todas las letras, ¿qué te viene a la cabeza?
R.- Bueno, en ese caso estoy viviendo la canción por sí misma, espero que de la misma forma que el público. Así que si la canción es una reflexión, estoy reflexivo, si la canción es agridulce, triste o solitaria, yo siento todas esas cosas. Siempre ha sido así para mí; cuando canto sobre algo, eso es lo que siento en ese momento.
P.- Antes de empezar con el segundo 'Hot August Night', ¿volviste a escuchar el álbum original, el 'Hot August Night de 1972'?
R.- Es un álbum que de todas formas escucho de vez en cuando, porque es uno de los grandes hitos de mi carrera. Recuerdo perfectamente toda esa serie de compromisos en los conciertos del Greek Theatre de Los Ángeles, y también recuerdo muy vívidamente esa época de mi vida. Pero ahora es distinto, he compuesto muchas, muchísimas canciones nuevas desde entonces, así que este concierto tendría que haberse hecho mucho antes.
P.- Si miras ahora al joven Neil Diamond de tu primer álbum, ¿qué piensas de él?
R.- Creo que era un poco engreído. Creo que tenía un gran valor por atreverse a subir ahí y pensar que realmente podía entretener a ese público. Me quito el sombrero ante él por tener el coraje de hacerlo. He recibido varias lecciones de humildad a lo largo de los años, pero creo que ese chico necesitaba un poco de humildad. Me parece que sabía adónde iba y que nadie iba a detenerle, que sólo quería pasárselo en grande toda la noche, lo que no está mal, pero creo que se salvó por los pelos. Podría haber hecho el ridículo fácilmente, porque era joven y tonto. Así que estoy impresionado porque fuera capaz de sobrevivir a la experiencia y hacer un álbum que sigue siendo tan popular y tan recordado por el público tantos años después. Nunca pensé, ni por un momento, que pudiera suceder, pero sucedió.
P.- Aparte de las nuevas canciones, ¿en qué otras cosas sientes que los álbumes son distintos? ¿Qué ha cambiado en ti y en los conciertos con el paso de los años?
R.- Es interesante, pero aparte de las nuevas canciones que he compuesto a lo largo de los años, lo demás no ha cambiado mucho. Todavía sigo intentando tocar las canciones lo mejor que puedo. Afortunadamente, todavía tengo buena voz, y eso es lo más importante, en lo que a mí respecta.
P.- ¿Qué no puedes hacer ahora, como cantante a tus sesenta y muchos, que sí podías hacer cuando apenas eras un treintañero, en el primer 'Hot August Night'?
R.- No creo que ahora no pueda hacer nada que antes sí hacía. Creo que todo es mejor ahora que soy mayor, más sabio y más maduro.
P.- ¿Y qué puedes hacer ahora que no podías hacer entonces?
R.- Con el paso de los años, creo que me he convertido en mejor cantante, porque he aprendido la importancia de la interpretación, y también, mis experiencias vitales se han convertido en parte de la actuación. Con el tiempo, han pasado cosas que me han hecho ver las cosas de otro modo, como hacer (la película) 'The Jazz Singer' en 1980: solo aprender el guión y toda la técnica de interpretación tuvo un gran efecto en mi forma de cantar después de eso, porque intenté esforzarme por interpretar cada línea como cantante. Y lo que oigo ahora, en cada canción, es a un hombre más maduro, con más experiencia, más sofisticado, pero al que todavía entusiasma la música y adora la oportunidad de seguir tocando.
P.- ¿Cuesta más ahora mantener la energía?
R.- La energía no tiene nada que ver conmigo. Es el público. Cuando el público tiene energía, la actuación también lo tiene: de alguna forma, las vibraciones llegan a mí y yo se las devuelvo.
P.- Poco antes de los conciertos de Nueva York, terminaste la gira europea tocando en el Festival de Glastonbury del Reino Unido.
R.- Tengo cientos de recuerdos muy vívidos de Glastonbury, desde el mismo momento en que subimos la colina con el autobús, donde íbamos viendo el paisaje bucólico mientras conducíamos, hasta que de repente vimos una extensión enorme cubierta de gente: me quedé impresionado. Se me puso la carne de gallina. Y después, avanzamos hacia el escenario en medio de toda esa masa de humanidad, todo el mundo divirtiéndose y disfrutando de la música... me elevé como tres metros. Cuando subimos al escenario, me tocó el mejor sitio del concierto, porque podía mirar afuera y ver a casi todo el mundo mirando hacia atrás a mí y a la banda, y era imponente. Tener un público tan entusiasta y ansioso por verte es el sueño y la fantasía de todo cantante.
P.- Mientras estabas en Gran Bretaña, tu álbum Home After Dark, por entonces recién publicado, alcanzó el número uno en las listas de ventas de EE.UU. y del Reino Unido. ¿Cuál fue tu reacción?
R.- Estaba cenando en el hotel Dorchester de Londres, con los directivos de Columbia y Sony Records; alguien cogió el teléfono, habló algo con alguien y me lo pasó, y me dijeron directamente que el álbum iba a ser número uno en el Reino Unido la siguiente semana. Me quedé mudo de asombro y encantado. Estaba volando. Desde luego, no lo esperaba y era la última cosa en que estaba pensando; yo sólo estaba intentando hacer lo mejor posible al interpretar las canciones, y conseguir que fueran todo lo buenas que podía. Nunca sabes lo que va a suceder con un disco.
P.- ¿Cómo lo celebraste?
R.- Bebimos champán, claro. ¡Un montón de champán! Y nos reímos muchísimo, contamos un montón de historias y fue un día muy, muy excitante para mí.
P.- ¿Cómo resumirías la atracción continuada que ha ejercido sobre ti este 'trabajo' que llevas haciendo más de cuatro décadas?
R.- No estoy seguro de que lo conciba en términos intelectuales, pero déjame que intente describirte lo que la música supone para mí. La música, para mí, es una experiencia espiritual. Tiene el poder de hacer que me eleve sobre la existencia mundana y cotidiana, más allá de los nubarrones que aparecen cada día. La música me lleva al lado soleado de la calle en un instante. Ese poder no ha disminuido ni un ápice con los años. Y estoy tremendamente agradecido de que todavía me guste hacerlo. Creo que a alguien de allá arriba le gusto y ha sido una especie de fuerza guía en mi vida y mi trabajo. Pero sobre todo, estoy agradecido de haber llegado a este punto de mi vida y seguir manteniendo una relación con mi público. Me considero una persona muy afortunada.
El concierto fue grabado y filmado para el nuevo disco en directo 'Hot August Night: NYC', que saldrá a la venta la primera semana de septiembre; un tardío bis del icónico y original álbum en vivo 'Hot August Night' de 1972 que grabó en Los Ángeles, su ciudad de adopción. Esta vez, además del cd habrá un dvd, que incluirá el concierto en su totalidad, y un documental en el que Neil visita de nuevo su hogar de la infancia.
Entrevistamos a Neil en Nueva York en julio de 2009, el día después de que terminara de mezclar y masterizar el disco.
PREGUNTA.- ¿Llevabas mucho tiempo barajando la idea de grabar y filmar una segunda parte de 'August Night'?
RESPUESTA.- Llevaba mucho tiempo dando vueltas a la idea de filmar un concierto, y hasta ahora no lo había hecho porque creía que una película no podría capturar el verdadero sentimiento de un espectáculo en directo. Pero al final me convencí de que, con la tecnología de hoy en día, podía hacerse, y tuvimos la suerte de conseguir que el mejor director del mundo se encargara de ello (Hamis Hamilton). Así que ahora estoy en ascuas esperando el veredicto de las personas que me importan, que son los fans y las personas que han venido al concierto. Yo creo que el vídeo es bueno.
P.- ¿Hasta qué punto era importante para ti hacerlo esta vez en tu ciudad natal, Nueva York, en lugar de tu ciudad de adopción, Los Ángeles?
R.- Sentía una afinidad muy cercana con el público de Nueva York, porque aquí es donde nací y crecí. Y me pareció que si alguna vez lo hacía, que si alguna vez permitía que se filmara un concierto, aquí era donde debía hacerse.
P.- ¿Qué es lo más especial de tocar para una multitud en casa?
R.- Cuando toco para el público de mi ciudad, siempre tengo la sospecha secreta de que esas personas me conocen porque saben la trampa que hay detrás de todo. Que pueden ver a través de todo el artificio, las luces y los sonidos, y se dan cuenta que eres un chaval más del barrio, y que no eres mejor ni más grande que ellos. Y, por supuesto, tienen razón. Para mí, el concepto de 'párese y exprésese' nunca me ha parecido una sensación más descarnada que frente a todas estas personas que han crecido en los mismos lugares que yo. Tengo que demostrarles que me merezco estar en ese escenario, alumbrado por el foco principal.
P.- El dvd incluye un documental en el que visitas de nuevo la casa de tu niñez en Brooklyn.
R.- Creo que los tíos que viven allí ahora se quedaron un poco sorprendidos (ríe), pero para mí fue un momento muy emocionante, volver a ese apartamento, que he estado imaginando en mi mente todos estos años. Porque pasé parte de mis años de formación creciendo allí, mis años de adolescente, y ese lugar fue una parte muy importante de mi vida. Recuerdo cómo miraba por esa ventana, al otro lado de las vías, donde estaban las casas grandes y la gente rica. Mi familia era de clase trabajadora, y vivíamos en Flatbush, un barrio duro de una zona urbana no muy boyante. Mis padres tenían una tiendecita, y yo trabajaba allí después de la escuela. Estaba a solo unos metros del apartamento donde vivíamos. No teníamos cosas materiales, pero no me importaba.
P.- Muchos de los nuevos residentes (la mayor parte jóvenes negros) de tu antiguo vecindario no tenían ni idea de quién eras. ¿Te ayuda eso a mantener los pies en el suelo?
R.- ¡A mí me sorprende cuando la gente sí que sabe quién soy! Creo que la mayoría no saben quién soy, ni les importa, y a mí me parece bien. Para empezar, yo entré en esto desde una posición muy humilde, y me asombra lo alto que he podido llegar hasta este punto. Así que si alguien me reconoce o le gusta mi trabajo, es como un premio adicional, la guinda del pastel. Yo siempre he sabido que quería dedicarme a la música de algún modo, pero nunca soñé con estar en esta posición en particular, y me siento muy agradecido por ello.
P.- ¿Sigues teniendo casa en Nueva York?
R.- Mi hogar está en Los Ángeles, aunque hay una parte de mí, en lo más profundo, que pertenece a Nueva York. Tengo un apartamento aquí en Nueva York, pero en realidad vivo en Los Ángeles y allí es donde paso casi todo el tiempo. Hago casi todo mi trabajo en L.A., donde tengo un estudio, aunque puedo componer casi en cualquier sitio. Lo único que necesito es un trozo de papel, un lápiz y mi propia imaginación.
P.- ¿Estás componiendo ahora?
R.- Siempre estoy componiendo nuevas canciones, eso es lo que hago básicamente. Escribo mientras hablamos: cinco minutos antes de empezar la entrevista estaba trabajando en una canción.
P.- ¿Es para un tercer álbum con Rick Rubin?
R.- Sí, Rick y yo estamos trabajando en nuestro tercer álbum juntos, y lo espero impaciente. Esa es básicamente mi meta ahora, componer hasta que tenga un álbum completo lleno de canciones de gran calidad, y en ese momento Rick y yo nos meteremos en el estudio.
P.- Las canciones de los dos álbumes anteriores con Rick Rubin tenían arreglos más sobrios y un sentimiento más íntimo y reflexivo, y sin embargo, algunas las interpretas en directo. ¿Te preocupaba que parecieran perdidas en medio de la descomunal experiencia de un concierto de Neil Diamond?
R.- No, no tenía ninguna inquietud, pero para mí, uno de los secretos de actuar siempre ha sido que nunca he querido analizar el concierto ni pensar en ello de forma intelectual. Para mí, siempre es una experiencia emocional y personal. Lo he vivido y experimentado junto con el público, y después dejo que pase lo que tenga que pasar.
P.- Al ver a una gran multitud coreando tus canciones y sabiéndose todas las letras, ¿qué te viene a la cabeza?
R.- Bueno, en ese caso estoy viviendo la canción por sí misma, espero que de la misma forma que el público. Así que si la canción es una reflexión, estoy reflexivo, si la canción es agridulce, triste o solitaria, yo siento todas esas cosas. Siempre ha sido así para mí; cuando canto sobre algo, eso es lo que siento en ese momento.
P.- Antes de empezar con el segundo 'Hot August Night', ¿volviste a escuchar el álbum original, el 'Hot August Night de 1972'?
R.- Es un álbum que de todas formas escucho de vez en cuando, porque es uno de los grandes hitos de mi carrera. Recuerdo perfectamente toda esa serie de compromisos en los conciertos del Greek Theatre de Los Ángeles, y también recuerdo muy vívidamente esa época de mi vida. Pero ahora es distinto, he compuesto muchas, muchísimas canciones nuevas desde entonces, así que este concierto tendría que haberse hecho mucho antes.
P.- Si miras ahora al joven Neil Diamond de tu primer álbum, ¿qué piensas de él?
R.- Creo que era un poco engreído. Creo que tenía un gran valor por atreverse a subir ahí y pensar que realmente podía entretener a ese público. Me quito el sombrero ante él por tener el coraje de hacerlo. He recibido varias lecciones de humildad a lo largo de los años, pero creo que ese chico necesitaba un poco de humildad. Me parece que sabía adónde iba y que nadie iba a detenerle, que sólo quería pasárselo en grande toda la noche, lo que no está mal, pero creo que se salvó por los pelos. Podría haber hecho el ridículo fácilmente, porque era joven y tonto. Así que estoy impresionado porque fuera capaz de sobrevivir a la experiencia y hacer un álbum que sigue siendo tan popular y tan recordado por el público tantos años después. Nunca pensé, ni por un momento, que pudiera suceder, pero sucedió.
P.- Aparte de las nuevas canciones, ¿en qué otras cosas sientes que los álbumes son distintos? ¿Qué ha cambiado en ti y en los conciertos con el paso de los años?
R.- Es interesante, pero aparte de las nuevas canciones que he compuesto a lo largo de los años, lo demás no ha cambiado mucho. Todavía sigo intentando tocar las canciones lo mejor que puedo. Afortunadamente, todavía tengo buena voz, y eso es lo más importante, en lo que a mí respecta.
P.- ¿Qué no puedes hacer ahora, como cantante a tus sesenta y muchos, que sí podías hacer cuando apenas eras un treintañero, en el primer 'Hot August Night'?
R.- No creo que ahora no pueda hacer nada que antes sí hacía. Creo que todo es mejor ahora que soy mayor, más sabio y más maduro.
P.- ¿Y qué puedes hacer ahora que no podías hacer entonces?
R.- Con el paso de los años, creo que me he convertido en mejor cantante, porque he aprendido la importancia de la interpretación, y también, mis experiencias vitales se han convertido en parte de la actuación. Con el tiempo, han pasado cosas que me han hecho ver las cosas de otro modo, como hacer (la película) 'The Jazz Singer' en 1980: solo aprender el guión y toda la técnica de interpretación tuvo un gran efecto en mi forma de cantar después de eso, porque intenté esforzarme por interpretar cada línea como cantante. Y lo que oigo ahora, en cada canción, es a un hombre más maduro, con más experiencia, más sofisticado, pero al que todavía entusiasma la música y adora la oportunidad de seguir tocando.
P.- ¿Cuesta más ahora mantener la energía?
R.- La energía no tiene nada que ver conmigo. Es el público. Cuando el público tiene energía, la actuación también lo tiene: de alguna forma, las vibraciones llegan a mí y yo se las devuelvo.
P.- Poco antes de los conciertos de Nueva York, terminaste la gira europea tocando en el Festival de Glastonbury del Reino Unido.
R.- Tengo cientos de recuerdos muy vívidos de Glastonbury, desde el mismo momento en que subimos la colina con el autobús, donde íbamos viendo el paisaje bucólico mientras conducíamos, hasta que de repente vimos una extensión enorme cubierta de gente: me quedé impresionado. Se me puso la carne de gallina. Y después, avanzamos hacia el escenario en medio de toda esa masa de humanidad, todo el mundo divirtiéndose y disfrutando de la música... me elevé como tres metros. Cuando subimos al escenario, me tocó el mejor sitio del concierto, porque podía mirar afuera y ver a casi todo el mundo mirando hacia atrás a mí y a la banda, y era imponente. Tener un público tan entusiasta y ansioso por verte es el sueño y la fantasía de todo cantante.
P.- Mientras estabas en Gran Bretaña, tu álbum Home After Dark, por entonces recién publicado, alcanzó el número uno en las listas de ventas de EE.UU. y del Reino Unido. ¿Cuál fue tu reacción?
R.- Estaba cenando en el hotel Dorchester de Londres, con los directivos de Columbia y Sony Records; alguien cogió el teléfono, habló algo con alguien y me lo pasó, y me dijeron directamente que el álbum iba a ser número uno en el Reino Unido la siguiente semana. Me quedé mudo de asombro y encantado. Estaba volando. Desde luego, no lo esperaba y era la última cosa en que estaba pensando; yo sólo estaba intentando hacer lo mejor posible al interpretar las canciones, y conseguir que fueran todo lo buenas que podía. Nunca sabes lo que va a suceder con un disco.
P.- ¿Cómo lo celebraste?
R.- Bebimos champán, claro. ¡Un montón de champán! Y nos reímos muchísimo, contamos un montón de historias y fue un día muy, muy excitante para mí.
P.- ¿Cómo resumirías la atracción continuada que ha ejercido sobre ti este 'trabajo' que llevas haciendo más de cuatro décadas?
R.- No estoy seguro de que lo conciba en términos intelectuales, pero déjame que intente describirte lo que la música supone para mí. La música, para mí, es una experiencia espiritual. Tiene el poder de hacer que me eleve sobre la existencia mundana y cotidiana, más allá de los nubarrones que aparecen cada día. La música me lleva al lado soleado de la calle en un instante. Ese poder no ha disminuido ni un ápice con los años. Y estoy tremendamente agradecido de que todavía me guste hacerlo. Creo que a alguien de allá arriba le gusto y ha sido una especie de fuerza guía en mi vida y mi trabajo. Pero sobre todo, estoy agradecido de haber llegado a este punto de mi vida y seguir manteniendo una relación con mi público. Me considero una persona muy afortunada.