"La revolución empieza por cambiar la televisión"


Tim Robbins, actor y director. El intérprete dirige una versión teatral de '1984', de Orwell, que viajará a Madrid y Barcelona a finales de septiembre

LÍDIA PENELO
Público


El protagonista de la novela 1984 de George Orwell, Winston Smith, está a punto de revivir su drama. Lo hará en Madrid (del 24 al 27 de septiembre en el María Guerrero) y Barcelona (del 30 al 4 de octubre en el Poliorama) con la versión teatral interpretada por The Actors Gang, compañía que dirige Tim Robbins (California, 1958). La historia de la formación arrancó en Los Ángeles en 1981, cuando un grupo de intérpretes, que empezaban a renegar del teatro, decidió hacer algo para esquivar el desencanto que su profesión le despertaba. Eligieron la misión de reinterpretar a los clásicos, romper con los estándares artísticos y remover conciencias. Un cometido que veinte años después los mantiene comprometidos con los problemas del mundo.

Por su parte, el ganador del Oscar al mejor actor de reparto con Mystic River lleva décadas manifestando su activismo político contra la segregación racial, la ocupación de Irak o el monopolio de la industria farmacéutica en EEUU. Robbins atiende a Público desde su casa de Brooklyn. Al otro lado del hilo telefónico, su voz suena tranquila. Cuando se trata de contar el impulso que mueve su trabajo, no tiene prisa.

¿Por qué cree necesario revisar 1984, de George Orwell?

Es muy actual, cuenta lo ocurre en nuestros días. A pesar de haber sido escrito en 1948, es un libro mucho más vigente que la mayoría de novedades literarias de la temporada.

En el libro, Orwell habla de la función de la guerra. ¿Continúa siendo la misma?

Sí, claro. La guerra continúa siendo útil para las élites de las distintas sociedades del mundo. Eso es lo que cuenta Orwell y es lo que ocurre ahora. Los que luchan a menudo no saben quién son sus enemigos reales. Cuando atacas a un concepto, no puedes vencer completamente porque en el fondo te atacas a ti mismo. No niego que la situación es jodida, que los terroristas atacan, pero no puedo aceptar que la guerra sea necesaria.

Sus trabajos como director muestran que las ideas totalitarias y los absolutismos le provocan alergia. ¿Cómo terminaría con ellos?

Con la libertad. Cada individuo tiene que encontrar un camino que le permita vivir libremente. Si lo haces, te liberas. Las ideas totalitarias triunfan cuando la gente tiene miedo. La manera de terminar con ellas es quitando el poder a los que imponen el miedo. Esa gente es la más peligrosa del mundo.

¿Qué es para usted la libertad?

Lograr el silencio. El silencio va muy ligado a la paz. Poder contar la verdad sin despertar la ira, poder comprenderse en tiempos complicados y con pueblos oprimidos. Tenemos que conectar con nuestro espíritu.

Alguno de sus trabajos, como Ciudadano Bob Robertso Embedded han despertado las críticas de algunos sectores. ¿Ha tenido que luchar con la censura?

No me relaciono con los que censuran. No me pararán.

Es muy contundente.

[Ríe] No acepto que esa gente exista; si lo aceptara, significaría que tengo miedo y si les concedo eso, les doy poder. El peor enemigo de la libertad en Estados Unidos es la autocensura. Alerta con ella.

Hablando de los problemas de su país. ¿Cree que Obama logrará cambiar el sistema sanitario de EEUU?

Creo que Obama lucha contra unos enemigos muy potentes. Sus adversarios son los mismos que participaron en la invasión de Irak, son los mismos que crearon la propaganda para convencer a los americanos de que la guerra contra Irak era necesaria. Estoy hablando de los que verdaderamente mandan en los periódicos. Ellos crean la opinión pública y perjudican a muchas personas.

¿A quién?

Para empezar, dañan a los periodistas que trabajan para ellos. En EEUU, muchos profesionales de la información pierden su trabajo cuando intentan explicar la verdad, cuando intentan enseñar las mentiras de un sector muy poderoso. Conozco a un grupo de periodistas que fue despedido tras intentar mostrar a la población la decepción de los soldados enviados a Irak. Los periodistas norteamericanos no pueden decir la verdad.

¿Y usted cómo se informa?

Picoteo de varios medios. Pero me gusta mucho seguir a Amy Goodman, es muy buena periodista. Está muy comprometida con los movimientos pacifistas, los derechos humanos... Sé que hay otros buenos profesionales, pero les mandan callar.

Entonces, está diciendo que parte de los problemas de EEUU se generan en los medios de comunicación.

Exactamente. Si queremos que el país cambie, que el mundo funcione un poquito mejor, hay que empezar a sacudir las redacciones. Si queremos un cambio real, hay que cambiar el funcionamiento de los medios de comunicación.

¿Y terminar con el famoso Big Brother que visionó Orwell?

Estamos vigilados pero terminar con el Big Brother es posible. Esa vigilancia nos quita libertad y nos hace esclavos de la supuesta seguridad. Por eso acompaño el estreno de nuestro 1984 en Barcelona con una campaña de sensibilización sobre los actuales mecanismos de vigilancia y control. Sería fantástico generar un debate sobre el tema.

De acuerdo. Ve posible terminar con el Gran Hermano. ¿Pero cómo?

Bueno, para empezar hay que entrar dentro, formar parte de él. En ese sentido, la primera revolución sería cambiar la televisión, no duden de que es el mejor medio para dominarnos. La televisión tiene una gran potencialidad para contar mentiras, para humillar. Lo tiene muy fácil para ensuciar el espíritu.

¿Cuál será la próxima revolución de The Actors Gang?

Una obra sobre la historia de EEUU, sobre los conflictos entre los blancos y los negros. Cuando tenía 15 años empezó a interesarme mucho ese tema y no lo he abandonado nunca. Pero también escribo música. En febrero, volveré a Europa para presentar un libro que recoge mis canciones. Algunas son piezas de rock, otras son más pop. Me gusta contar historias.