El grito latino resuena en El Barrio


El museo neoyorquino reabre con una muestra sobre el peso del arte hispano en EE UU. Siqueiros marcó a Pollock, y Covarrubias, a los caricaturistas de los años 30



BARBARA CELIS
El País




El expresionismo abstracto no hubiera sido el mismo sin el muralismo mexicano y a los caricaturistas estadounidenses les habría faltado algo sin la influencia de sus vecinos del sur. El Harlem hispano, también conocido en Nueva York como El Barrio, tiene desde esta semana un renovado y flamante escaparate en el que mostrar cómo los artistas hispanos han contribuido a engrandecer el mundo artístico de una urbe que durante mucho tiempo ha tratado a los latinos como ciudadanos de segunda clase. Hace 40 años, en plena explosión del llamado nuyorican movement, se inauguraba en un aula de un colegio de East Harlem el Museo del Barrio. La idea era sacar a la luz el arte de los puertorriqueños, entonces los latinos con mayor presencia en Nueva York y a los que el establishment cultural ignoraba.

Cuatro décadas más tarde, y con una población latina que supera los dos millones de habitantes, el Museo del Barrio reabre sus puertas tras un año y medio de obras. Lo hace en la misma sede de la Quinta Avenida que ha ocupado desde 1977, pero con una nueva fachada, nuevas galerías y, sobre todo, una misión muy clara: subrayar el peso del arte latino en la evolución artística de la ciudad. "El eje de esta nueva etapa se expresa particularmente bien a través de la exposición con la que reinauguramos el museo: Nexus New York: Artistas Latinos / Estadounidenses en la metrópolis moderna. En raras ocasiones se ha mostrado el peso que han tenido creadores como De Zayas o Torres García en sus contemporáneos neoyorquinos", explica Julián Zugazagoitia, director del museo y cerebro de una exposición comisariada por Deborah Cullen.

La muestra recorre el siglo XX desde sus inicios hasta la II Guerra Mundial con más de 200 obras de artistas cubanos, peruanos, uruguayos o mexicanos que visitaron Nueva York, enseñaron en sus escuelas o residieron en la ciudad en algún momento de su vida, influyendo e intercambiando ideas, técnicas y estilos que dejaron su impronta en los artistas estadounidenses que les conocieron y cuyas obras también se muestran aquí. La exposición crea conexiones entre creadores latinos y celebridades neoyorquinas como Alfred Stieglitz o Jackson Pollock, a quienes su encuentro con artistas como Marius de Zayas o David Alfaro Siqueiros cambió su trayectoria.

Y es que son precisamente las relaciones personales las que configuran el hilo conductor de una muestra que arranca con una serie de obras de la pareja formada por el cubano Carlos Enríquez y la estadounidense Alice Neel quien, tras viajar a La Habana en los años veinte, cambió completamente su estilo y asumió reivindicaciones políticas y sociales que se llevó consigo a Nueva York.

Amén de ser el anfitrión de Rivera y el artífice de su estancia neoyorquina -durante la cual el esposo de Frida Kahlo pintó su polémico mural para el Rockefeller Center- la importancia del paso del mexicano De Zayas por Manhattan queda clara en su relación con Stieglitz. Fue De Zayas quien en 1911 recomendó al fotógrafo y crítico que invitara a Picasso a exponer por primera vez en Estados Unidos en su galería, la célebre 291, por aquel entonces la más atrevida de Nueva York. También fue él quien introdujo en Estados Unidos el concepto de poesía visual a través de una revista que dirigió él mismo con el apoyo de Stieglitz y que también se llamó 291.

Obras del uruguayo Joaquín Torres García aparecen junto a obras del futurista Joseph Stella, así como caricaturas del mexicano Miguel Covarrubias, quien trabajó durante los años veinte y treinta para la revista Vanity Fair e influyó abiertamente en todos los caricaturistas estadounidenses de la época.

El taller experimental impartido por David Alfaro Siqueiros en 1936 fue clave en la evolución artística de Philip Guston y Jackson Pollock, que asistieron a su laboratorio de técnicas modernas, mientras que el intercambio entre el chileno Roberto Matta y Robert Motherwell también se muestra a través de obras de ambos.

España, que en Estados Unidos a veces parece relegada a un terreno de nadie que no es ni Europa ni Latinoamérica, no tiene cabida directa en la colección del Museo del Barrio. No obstante, en los últimos años ha venido colaborando con el Instituto Cervantes donde, a partir del 17 de noviembre, podrá verse la muestra The Spanish Nexus: Spanish Artists living in New York: 1930's-1960's, con un planteamiento similar al de la del Museo del Barrio. Se mostrarán obras de creadores como Eugenio Granell, José Guerrero, o Esteban Vicente que un día formaron parte del tejido creativo de la Gran Manzana.