Al Jackson Jr: The human timekeeper


RAGTIME WILLIE
El mañana nunca espera




Hoy (27 Noviembre) hubiera sido el cumpleaños de un baterista realmente excepcional. Protagonista de la mejor música parida desde el viejo y profundo Sur de los Estados Unidos, durante los años sesenta y primeros setenta. El perfecto marcador del ritmo, preciso, conciso, sin ninguna nota sobrante.

Al Jackson Jr significa ritmo, significa marcar el tiempo de manera perfecta. Este nombre significa el ritmo glorioso del mejor soul sureño. El baterista más admirado por este que escribe, poseedor de un don divino que le valió el calificativo de “The Human TimeKeeper”, el ritmo personificado.

Al es el hijo de Al Jackson Senior, un famoso baterista que lideraba una extensa banda de jazz en Memphis y que acogió pronto al chaval de 5 años en muchos de los números de la orquesta.

Al Jackson Jr. Nace en Memphis en 1935 y su andadura musical es altamente precoz. Con cinco años ya salía junto a su viejo y pronto comienza a valerse por sí mismo. En su adolescencia toca junto a la banda de Willie Mitchell (futuro productor de Al Green), el afamado trompetista y productor de la factoría Hi! Records. Es allí donde se curte en las arduas labores del directo; y es tocando con la banda de Mitchell, que unos jóvenes Steve Cropper y Donald “Duck” Dunn (futuros miembros de los MG’s y músicos de sesión de Stax) observan atónitos al joven Jackson establecer un ritmo contagioso con su batería. Habla Dunn: “Cuando trabajaba con los Mar-Keys, Al tocaba con Willie Mitchell en un club. Y yo tocaba en un club de rockabilly. Empezaba a las nueve, acababa a la una y, de regreso a casa, paraba en el Club Manhattan donde tocaba Al. Nunca hablaba demasiado, solamente me sentaba en la parte de atrás y soñaba con tocar con él algún día. Llegaba a casa a las cuatro o cinco de la mañana. En aquella época era distribuidor de King Records, estaba casado y tenía hijos; dormía tres horas al día. Pero lo único que tenía que hacer era escuchar a Al. Simplemente era impecable, tío. No había nada como él”.

El prodigio rítmico del joven Jackson, no solo impresionó a Dunn, sino también a quien iba a ser el futuro líder de su banda Booker T Jones. Jones entró en la orquesta de Mitchell, en principio como trompetista, aunque más tarde tomó el puesto del bajista, teniendo que acompañar rítmicamente al prodigio Jackson. Jones realmente se sentía intimidado: “El estaba sentado justo detrás de mi en el escenario y me gritaba “Cabrón, ¿no puedes mantener el ritmo?”

El propio Jones decidió contratar a Jackson como baterista de sesión para Stax y le consiguió una sesión de audición, aunque todo el mundo sabía que Jackson era el mejor baterista de Memphis. La sesión se preparó para respaldar a Billy Lee Riley, un cantante de rockabilly, y junto a Jackson estaban el bajista Lewie Steinberg y Steve Cropper a la guitarra, junto a Booker T Jones a los teclados. Cropper recuerda: “Una sesión con Al y todos supimos que debíamos contratar al mejor baterista de Memphis. Al Jackson fue la primera persona en Stax en cobrar un salario semanal, todos los demás cobrábamos por sesión”.

En un principio Jackson compaginaba su trabajo como baterista de sesión en Stax por el día y como baterista en la banda de Willie Mitchell por la noche, aunque pronto se dedicó en cuerpo y alma a Stax, produciendo, tocando y componiendo. Como dice Steve Cropper: “Si escuchabas una canción en la radio, sabías que era de Stax por el ritmo de la batería de Jackson”.

La incomparable manera de tocar de Jackson, su limpidez y su sorprendente solidez rítmica se resumía en su lema y leit motiv: “menos es más”

A través de horas y horas de ensayos y jams, aparece Booker T and The MG’s el grupo básicamente instrumental compuesto por el corazón de la sesión rítmica de Stax: Booker T Jones, Steve Cropper, el bajista Donald Duck Dunn y el propio Jackson. Juntos fueron proclamados como la mejor sección rítmica del mundo, en gran medida, gracias a la impronta rítmica de Jackson, quien comandaba muchos de los arreglos de la banda.

Como productor, relanzó, desde Stax, la carrera del guitarrista de blues Albert King quien grabó junto a los MG’s y los Memphis Horns docenas de discos luminosos.

Jackson nunca perdió el contacto con Willie Mitchell, su antiguo líder de la banda con la que tocó más veces en los días de su adolescencia y temprana madurez. Ahora, Mitchell gozaba de una popularidad artística encomiable, a través de su labor como productor en Hi! Records, especialmente con el soberbio Al Green. Jackson escribió varios temas para Green y tocó en muchísimos temas de sus discos inmortales, además de tocar también en muchas obras de otra protegida de Mitchell, Ann Puebles.

Yo conocí a Jackson a través de los créditos de los discos de Al Green, uno de mis cantantes preferidos. Aunque luego descubrí que Jackson había tocado en sesiones sin acreditar de Otis Redding, Sam & Dave………..es decir, que formó parte de ese ritmo del demonio que configuró el mejor soul sureño, para mí el mejor de la historia. A través de Al Green comprendí e identifiqué la maestría de este tipo musical e íntegro, profesional y agotadoramente trabajador.

El 30 de septiembre de 1975, Jackson tenía que volar a Detroit para producir a Major Lance, pero decidió quedarse en Memphis a última hora para ver en el cine la película “The Thrilla in Manila”, el frenético y genial combate de Joe Frazier y Muhammad Ali. Después del cine, Jackson regresó a casa y encontró a intrusos merodeando por las habitaciones. Ante el fatal descubrimiento, Jackson fue tiroteado cinco veces en la espalda. Un caso de asesinato oscuro y actualmente todavía abierto.

El truculento asesinato de Jackson dejó huérfana la música de Memphis. Menos de un año después de su crimen, Stax cerró sus puertas definitivamente.

Todavía resuena en mi cabeza su sentido único del tiempo en el tema de Otis “Try A Little Tenderness” o su prodigio en “How Can You Mend A Broken Heart?” de Al Green. Nunca un baterista me ha proporcionado tan buenos momentos.

Nunca sabremos todo el potencial desperdiciado del mejor baterista de sesión del Sur de los Estados Unidos, quizás el mejor de todo el país en los años sesenta y primeros setenta. Su muerte a los 39 años cortó de raíz un talento que cortaba la respiración.