Jean Giraud "Moebius es un creador entre dos mundos que se unen cuando dibujo"


MARTA CABALLERO
El Mundo




Jean Giraud tiene pinta de todo menos de Moebius. Señor francés de gesto entrañable y enamorado de su mujer, a la que nombra todo el tiempo mientras ella se pasea distraída por la Fnac, no parece a simple vista ese explorador de mundos, sino un tranquilo jubilado que pocos asociarían al muy caricaturesco universo de los dibujantes. Hablante de un español casi perfecto, explica que su serie autobiográfica Inside Moebius, que ahora Norma presenta en España, comenzó como una sátira sobre un hombre -él- que quiso dejar la marihuana pero que acabó siendo el fresco de todas sus historias, de la juventud a los libros, de los libros al cine, del cine hasta ese personaje cómico, tal y como lo ha dibujado, que es hoy quien firmó El garaje hermético y el historietista más influyente de Europa.

PREGUNTA.- Publica en España Inside Moebius, que vende como un viaje hacia su propia biografía. ¿Es que el resto de sus libros no son también un 'inside'?

RESPUESTA.- Sí, lo son, pero aquí lo he hecho de una manera más chistosa, porque me apetecía mucho dibujar con humor. Aquí soy yo el que está en escena, y eso me permite dibujar de una forma satírica. No obstante, comencé haciendo unas viñetas en las que el personaje era más o menos normal y acabé por dibujarme como una caricatura, cada vez más loca, con una horrible nariz. Me volví un muñeco de mi propio personaje, ha sido un juego conmigo mismo.

P.- ¿Y por qué le dio ahora por la sátira?

R.- Porque yo soy un tipo muy chistoso de naturaleza. ¿No me cree? Pregúntele a mi esposa, está mirándonos desde ahí detrás.

P.- Esta es quizá su obra más terrenal, más local: Moebius ha vuelto a la tierra y ha prescindido de reflejar mundos extraños. ¿Ya no tiene la vocación exploradora que le llevó a crear, por ejemplo, El garaje hermético?

R.- Cada uno de nosotros somos muchas cosas a la vez. Somos algo distinto arriba, abajo, a la izquierda y a la derecha. Yo a veces he dejado fluir mi pose más seria; otras, mi vena mística y otras la de la diversión, la del puro gozo, que encontrarán en este libro, donde lo que he hecho ha sido, fundamentalmente, disfrutar.

P.- Dejar el consumo de marihuana no le debió resultar tan entretenido. Ése es, además, el origen de este libro, la vida antes y después de la hierba…

R.- Era una oportunidad de hablar de mí mismo en una situación concreta, de dibujarme. Pensé que sería interesante hacer un documento sobre esta decisión, con sus dificultades y sus momentos de angustias. En cambio, después de algunas páginas, esta idea se evaporó y empecé sin darme cuenta a hablar de otras cosas: de mi juventud, de mis amigos… dejé que las historias viniesen como querían, y acabó siendo un placer, en serio, por poder ver, no sólo a mi persona sino también todas mis personalidades. Lo que más me gusta es trabajar en un espacio donde todo se puede contar, situarme en un desierto y, desde ahí, soñar cualquier cosa.

P.- Ya que menciona los sueños, sus dibujos tienen muchas veces apariencias oníricas, ¿Estos mundos se le aparecieron mientras dormía?

R.- No, sucede al contrario: no dibujo lo que sueño, pero a veces sueño lo que dibujo. Cuando hablo de sueños no me refiero a sueños verdaderos sino a ideas que vienen como sueños y que luego yo plasmo en el papel. Digamos que sueño despierto.

P.- La relación de su obra con el cine no ha sido muy celebrada por usted hasta la fecha. Pero, en caso de reincidir, ¿Le gustaría ver Inside Moebius en fotogramas?

R.- Muchísimo. Me encantaría hacer una película de animación sobre mi vida, creo que sería una experiencia muy interesante, porque me gusta la idea de poder enseñar a un autor con sus mundos, pero que todos estos se muevan. El movimiento enriquecería mucho la historia.

P.- Usted, que es la gran eminencia del cómic europeo, ¿envidia alguna vez el modelo de Estados Unidos?

R.- Ahora no, porque observo que, sobre todo en Francia, pero también en otros países de Europa y en Japón, hay un fenómeno de creación muy poderoso. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en América, aquí este movimiento se da de forma muy anárquica. Se están creando formas de expresión muy interesantes, pero no trascienden las fronteras de sus propios países. Los franceses no conocen lo que están haciendo los españoles y viceversa, y eso no pasa en Estados Unidos, donde todo se exporta.

P.- No me dejan seguir preguntando más tiempo. Así que ahí va una pregunta bomba que vale por seis. ¿Este Moebius quién es en la historia del cómic y también de la literatura?

R.- Un dibujante que tuvo la conciencia de pertenecer a una época, de los 50 a los 60, que de repente se acabó, y que entonces pasó a pertenecer a otra, de los 60 en adelante. Así que, eso, soy un creador entre dos mundos que se unen cuando dibujo.