KEPA ARBIZU
Lumpen
Hay casi una total unanimidad por parte de todos aquellos que se acercan a la literatura de Alice Munro, ya sean críticos conocedores de su obra, compañeros de profesión o lectores recién llegados, a la hora de alabar su escritura.
Nacida hace 79 años, la canadiense escribió a mediados de los noventa el libro “Secretos a voces”, editado en castellano hace dos años por la editorial RBA. En él encontramos una serie de relatos cortos, o casi mejor llamarlos novelas cortas, que a pesar de su diferencia en cuanto a temática y ambientación, mantienen algunas características comunes más que evidentes en todos ellos.
Las más obvias hacen referencia a la condición de sus protagonistas, todas ellas mujeres, y a la ubicación en la que transcurren prácticamente todas las historias, el pueblo de Carstairs y alrededores. Si a este hecho se le añade su forma de escribir, sobria, certera, sin grandes alardes aparentes, es lógico, y acertado, relacionarla con otras escritoras de similares características como pueden ser Grace Paley, Amy Hempel o Eudora Welty. Pero a este respecto creo necesaria una aclaración. Siendo cierto todo lo dicho, su forma de narrar está abierta a, en determinados momentos, la utilización de descripciones largas y elaborada, sin llegar nunca a resultar recargadas. Su temática, siempre pasional y basada en las percepciones, correctas o no, de lo real, permite ese lucimiento.
Otro de los aspectos que destaca en sus relatos es que, pese a su escasa longitud, abarcan un espacio de tiempo muy amplio, no es extraño encontrarnos historias donde se dan cabida diferentes generaciones y saltos en el tiempo constantes. Pero por encima de todo la sensación general que transmite su escritura, como bien expresa el título de la obra, es la de acercarse al mundo de las apariencias, allí donde nada es lo que parece y ningún suceso es tan simple como puede parecer. Precisamente, la fascinación que crea su obra surge de la manera tan peculiar y exclusiva con que acomete los hechos dramáticos que describe. Fieles a como suceden en la vida real, repentinos, sin necesidad de grandes anuncios ni desarrollos, así los presenta la escritora canadiense. En esta obra, una sola frase, concisa, directa y lacónica, puede recrear el hecho más doloroso o sorprendente.
Todos los relatos que componen el libro podrían ser analizados en diferentes niveles y de todos ellos se podrían sacar muchas lecturas y observaciones. Pero hay dos que considero los más interesantes, además de ejemplos claros de la técnica que desarrolla así como de las “ideas” que pretende transmitir. “Entusiasmo” es la desafortunada traducción que se le ha dado al original “Carried away”. En él, se cuenta la historia, ambientada entre finales del siglo XIX y primeros del siguiente, de una chica joven, residente en un orfanato, que es requerida como esposa por un hombre. Su, a partir de entonces, marido sufrirá un accidente en el bosque acompañado de su hermano. En parte narrado de forma epistolar, método que utilizará más veces a lo largo del libro, se nos presenta este hecho bajo una visión casi “rashomoniana” donde las diferentes historias (todas subjetivas, en ningún momento existe un narrador neutral que explique el hecho) van dejando entrever todas las posibles partes oscuras que tienen los personajes. Narrada sin orden lineal, es un relato extraordinario donde, como será norma común, las apariencias y las endebles realidades ponen en entredicho las conductas humanas.
“Vándalos” es el relato más contundente y uno de los pocos donde la acción dramática es relatada de manera objetiva, la autora no deja lugar a dudas de lo que está sucediendo. Contado como un “flashback”, descubrimos la historia de una mujer que en su juventud, y junto a su hermano, disfruta pasando el tiempo con una pareja que reside en el bosque, rodeado de la naturaleza y separada de la "civilización". Poco a poca esa “salvaje libertad” traerá episodios truculentos que marcarán la vida futura de todos los personajes. El secretismo, la incapacidad para afrontarlos y expulsarlos de dentro, acabará por marcarles decisivamente.
Al margen de ambas narraciones, en este libro se pueden encontrar historias de mujeres de vida rústica, poco cosmopolita pero tremendamente plena frente a la vacuidad y al autoengaño que rigen otras o asesinatos que dejan en evidencia los más profundos y oscuros secretos con los que cargan las personas. En definitiva, Munro propone dar voz a lo más íntimo que vive en el ser humano, aquellos episodios, sentimientos o deseos que ni la aparente realidad consigue disimular del todo.
Nacida hace 79 años, la canadiense escribió a mediados de los noventa el libro “Secretos a voces”, editado en castellano hace dos años por la editorial RBA. En él encontramos una serie de relatos cortos, o casi mejor llamarlos novelas cortas, que a pesar de su diferencia en cuanto a temática y ambientación, mantienen algunas características comunes más que evidentes en todos ellos.
Las más obvias hacen referencia a la condición de sus protagonistas, todas ellas mujeres, y a la ubicación en la que transcurren prácticamente todas las historias, el pueblo de Carstairs y alrededores. Si a este hecho se le añade su forma de escribir, sobria, certera, sin grandes alardes aparentes, es lógico, y acertado, relacionarla con otras escritoras de similares características como pueden ser Grace Paley, Amy Hempel o Eudora Welty. Pero a este respecto creo necesaria una aclaración. Siendo cierto todo lo dicho, su forma de narrar está abierta a, en determinados momentos, la utilización de descripciones largas y elaborada, sin llegar nunca a resultar recargadas. Su temática, siempre pasional y basada en las percepciones, correctas o no, de lo real, permite ese lucimiento.
Otro de los aspectos que destaca en sus relatos es que, pese a su escasa longitud, abarcan un espacio de tiempo muy amplio, no es extraño encontrarnos historias donde se dan cabida diferentes generaciones y saltos en el tiempo constantes. Pero por encima de todo la sensación general que transmite su escritura, como bien expresa el título de la obra, es la de acercarse al mundo de las apariencias, allí donde nada es lo que parece y ningún suceso es tan simple como puede parecer. Precisamente, la fascinación que crea su obra surge de la manera tan peculiar y exclusiva con que acomete los hechos dramáticos que describe. Fieles a como suceden en la vida real, repentinos, sin necesidad de grandes anuncios ni desarrollos, así los presenta la escritora canadiense. En esta obra, una sola frase, concisa, directa y lacónica, puede recrear el hecho más doloroso o sorprendente.
Todos los relatos que componen el libro podrían ser analizados en diferentes niveles y de todos ellos se podrían sacar muchas lecturas y observaciones. Pero hay dos que considero los más interesantes, además de ejemplos claros de la técnica que desarrolla así como de las “ideas” que pretende transmitir. “Entusiasmo” es la desafortunada traducción que se le ha dado al original “Carried away”. En él, se cuenta la historia, ambientada entre finales del siglo XIX y primeros del siguiente, de una chica joven, residente en un orfanato, que es requerida como esposa por un hombre. Su, a partir de entonces, marido sufrirá un accidente en el bosque acompañado de su hermano. En parte narrado de forma epistolar, método que utilizará más veces a lo largo del libro, se nos presenta este hecho bajo una visión casi “rashomoniana” donde las diferentes historias (todas subjetivas, en ningún momento existe un narrador neutral que explique el hecho) van dejando entrever todas las posibles partes oscuras que tienen los personajes. Narrada sin orden lineal, es un relato extraordinario donde, como será norma común, las apariencias y las endebles realidades ponen en entredicho las conductas humanas.
“Vándalos” es el relato más contundente y uno de los pocos donde la acción dramática es relatada de manera objetiva, la autora no deja lugar a dudas de lo que está sucediendo. Contado como un “flashback”, descubrimos la historia de una mujer que en su juventud, y junto a su hermano, disfruta pasando el tiempo con una pareja que reside en el bosque, rodeado de la naturaleza y separada de la "civilización". Poco a poca esa “salvaje libertad” traerá episodios truculentos que marcarán la vida futura de todos los personajes. El secretismo, la incapacidad para afrontarlos y expulsarlos de dentro, acabará por marcarles decisivamente.
Al margen de ambas narraciones, en este libro se pueden encontrar historias de mujeres de vida rústica, poco cosmopolita pero tremendamente plena frente a la vacuidad y al autoengaño que rigen otras o asesinatos que dejan en evidencia los más profundos y oscuros secretos con los que cargan las personas. En definitiva, Munro propone dar voz a lo más íntimo que vive en el ser humano, aquellos episodios, sentimientos o deseos que ni la aparente realidad consigue disimular del todo.