"Somewhere in time" Reckless Kelly (2010)


KEPA ARBIZU
Lumpen




Qué ingrato es a veces el mundo de la música. Algo parecido tiene permiso a pensar el grupo Reckless Kelly. Después de más de diez años de carrera y con una lista, no extensa en cantidad pero sí en calidad, de discos sin ninguna tacha posible todavía no ha llegado el día en que sean considerados una banda importante y reconocida dentro del rock.

Norteamericanos con nombre de forajido australiano, su estilo es el country-rock más puro. Y digo lo de puro porque son expertos en representar los paisajes que cualquiera relacionaría con este tipo de música. Veredas amplias y salvajes habitadas por granjeros y por encima de todo, historias de corazones rotos y pocas ilusiones en una América llena de frustraciones y alejada de su idea primigenia.

La carrera del grupo ha llevado una velocidad lenta pero constante en su ascensión, sus últimos discos tanto de estudio como directos han puesto un listón muy elevado. Sobre todo si nos fijamos en su anterior trabajo, “Bullet Proof”, una de las mejores grabaciones del año 2008.

Su nuevo disco, “Somewhere in time”, no está compuesto por creaciones propias del grupo. En esta ocasión han decidido dedicárselo a Pinto Bennet, uno de sus mentores y estupendo músico de country tradicional, tanto en solitario como con su banda Motel Cowboys. De hecho el propio músico forma parte de la larga nómina de colaboradores con la que cuenta este álbum.

Respecto al sonido que nos vamos a encontrar, es lógico que descienda algo la parte más rock y guitarrera del grupo en detrimento de una esencia más clásica, basada en el country y el honky-tonk. Esto no quiere decir en absoluto que no se perciban las características habituales de la banda. De hecho perfectamente se podrían distinguir dos bloques en este disco, aquellas canciones basadas en el sonido de las guitarras eléctricas y otras con un deje más “campestre”.

Dentro del primer grupo nos encontramos nada más iniciar el álbum con la magnífica “Little Blossom”. Guitarras potentes al servicio de una melodía con sus dosis de épica, elementos comunes también en “The ballad of Elano Deleon”, “Pure quill” y “Some people’s kid”, donde el abanico musical va desde Tom Petty hasta los Drive by Truckers. En todas ellas queda en evidencia uno de los puntos fuertes del Reckless Kelly, la forma de cantar de Willy Braun. Sabe encontrar a la perfección un punto medio entre fuerza y sentimiento, y por su tono de voz, se hace irremediable la comparación con Steve Earle.

El lado más country y clásico del disco aparece con diferentes formas. “Bird on a wire” e “Idaho cowboy” están adornadas con instrumentos habituales en este estilo (violines y guitarra slide) que ayudan a darle un ritmo veloz y animado. “I’ve Done Everything I Could Do Wrong” y “Thelma”, en cambio, exploran la otra cara del género, más lentas y dolorosas, ambas son canciones realmente conseguidas. En la segunda es el propio Pinto Bennet el que colabora con su voz para crear una gran balada. La canción que da nombre al disco y que sirve para cerrarlo es un magnífico resumen de lo que son Reckless Kelly, emotivo tema que deja a las claras cómo se pueden tener los pies puestos en la herencia clásica del country, admirar a sus creadores, sentirles como clara influencia pero pasarlos por el tamiz de un poderoso rock. Una mezcla que el grupo norteamericano lo hace cada vez mejor y les convierte en una de los referentes de este tipo de sonidos.