Pola Oloixarac: "Me gustaría pensar que el presente es el mejor de los mundos posibles"


Escritora argentina, publica 'Las teorías salvajes'


IGNACIO OROVIO
La Vanguardia




"Debo hablar ahora –por razones de fuerza– de mi hermosura". Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977) sólo es autora de la frase. La suelta Rosa Ostreech, la voz que busca y narra Las teorías salvajes, primer y obús libro de Oloixarac: el personaje de la semana en la Barcelona literaria. Bloguera, cantante, actriz, filósofa… Llega de la mano de la joven editorial Alpha Decay apadrinada por Ricardo Piglia y como "última" revelación de las letras argentinas. El libro mezcla la historia de la filósofa Ostreech con la de dos parejas –dos guapos y dos feos– que se lían entre ellos, sazonado todo de peterpanismo, sexo, antropología y filosofía: pura y/o aplicada, en una pólvora que no se digiere en dos días.

¿Es una novela, un tratado…?

Decididamente es una novela, que haya teoría o que yo intente jugar una manera literaria de plantearla no le exime de ser novela. Es un experimento entre novela y teoria. En cualquier novela, o en algunas que a mi me importan, está la pregunta de qué significa lo que estás narrando y cuáles son las operaciones semánticas lógicas y ontológicas para poder narrar esa cosa. Puedo hacer una novela no autoconsciente de esas preguntas o que sí lo sea. Se trata de encontrar otro camino experimental de fundir novela y teoría. Para mí de hecho están fundidas.

¿Esperaba esta repercusión?

Estoy muy contenta y sorprendida. Contenta de que haya encontrado tantos lectores. Cuando le puse el punto final no estaba segura de dónde iba a publicarla. Todos me decían que sí, que la iban a publicar, que era buenísima… En Argentina te dicen una cosa y luego no hacen nada, eso me pasó con dos editotriales. Una de ellas se fundió y ni siquiera me avisaron. Así que ese punto final estaba un poco atravesado por ansiedad por mi parte porque a la gente le gustaba pero los comportamientos no se corrrespondían… Tenía la fantasía de que gustaría a muchísimos lectores… Ha gustado a muchos escritores y eso es muy especial. Eso significa que, además de entretener, esa busca experimental encontró prontamente un oído donde resonar. En general los escritores se preocupan más por cómo se funde novela y tratado. Pensé que si esto está pasando tan rápidamente es que funciona, que me salió bien.

¿Reescribió mucho o salió del tirón?

Reescribí durante tres años. Superedité, cada palabra fue cambiada mil veces adentro. Fue un trabajo enorme, muy encerrado. Cuando empecé a terminar empecé a sentir la necesidad de publicarla. Escribí desde muy chica y nunca me importó mucho publicar, pero con esta tuve la necesidad de que estuviera fuera, que era necesaria.

¿Habrá más?

Estoy escribiendo una novela sobre plantas.

¿Sobre plantas?

Sí, me encantan, en especial las orquídeas, tengo una colección de unas treinta. Las teorías salvajes salió en diciembre de 2008 y desde entonces estoy con él, ahora tengo ganas de encerrarme de nuevo, lo necesito muchísimo.

El libro es como una ametralladora en la que no queda títere en pie: la revolución sexual, el mundillo cultural de buenos aires, la política argentina… ¿Tiene el libro esa intención?

Mmmm, tenía la intucion que con la novela como género podía hacer cualquier cosa, que es una especie de órgano capaz de captar todas las cosas que me preocupaban, y que yo percibo como una misma cosa, unidas. La guerra que recorre las relaciones contemporáneas la veía como totalmente implicada con la manera en que se perseguía en los años 70, con la manera en que el gobierno y su discurso pontificaba y hacía un análisis políticamente más profundo de la situación. Es complicado que cuando tienes una guerrilla como la montonera o una organización cuyo fin es destituir al estado, desde el gobierno se propongan como los detentores de la paz del estado o los fundadores de la democracia, cuando ellos no buscaban la democracia … Hay una suerte de operaciones retóricas que atraviesan Argentina, de impostura, mistificación y mentira que me perseguían. No podía para de verlas, y como además atraviesan todas las relaciones y todas las tensiones, no podía dejarlas afuera. Yo tenía que dar cuenta de eso. Lo hacía con cierta urgencia porque ni desde la literatura ni desde el periodismo había análisis de esa cuestión. Eso es muy común en Argentina. Nadie se pone a observar el peronismo: cuando cae, es visto como un dictador y de pronto en la generación posterior es el adalid de las libertades. De 20 años en 20 nadie revisa lo que pasó antes. Y eso se ve también en las crisis: en 1989, 2001, ahora…. Nadie tiene una memoria de contínuo, la historia es como mera conciencia archivísitica… Nadie aplica una visión de conjunto.

¿Estaría de acuerdo en que es un libro post? Post-político, post-revolucionario…

Me gusta que se reciba así…No quería hacer una novela postmoderna, no lo es en absoluto. Por el contrario. Aunque fuera un sentido loco, quería que tuviera un sentido. Traté de ejercer la mayor distancia posible respecto al último paradigma de lo aceptable, que es lo posmoderno, que no comparto ideológicamente porque me parece un problema

¿Esa inococlastia esconde una cínica?

Nooooo! ¡No, no! Soy una romántica. Busco sentidos absolutos, que la novela, la política y la ética se fundan… ¡No puedes ser cínico, todo lo contrario!

"La campanilla hace clin, cual eructo de ruiseñor". ¿Cómo se le ocurrió?

Mmmmm… ¡Suena así! Como un pajarito. No fue voluntario, salió. Es realista.

¿Por qué esos apuntes antropológicos?

Hay una convención que supone que existe un discurso científico equiparable al de las artes. Al mismo tiempo, en los tratados de antropología, de hace cien años por ejemplo, la mayor parte de los términos y las categorías ¡son absolutamente ficticios! Son una manera de abarcar una idea que tienen mucho en común con las de una novela. Lo que pasa es que tienen otra intención. Uno puede apropiarse de estos discursos porque su capacidad nociológica en sí no es diferente a la de una novela. Es tan ficción como la de una novela. Si estás inserta en el mundo tienes que encontrar la manera de contarlo. Me divirtió contarlo de esa manera.

Aunque sólo sea el engranaje y la arquitectura literaria que utiliza induce a darse la esperanza de que nos queda la cultura…

Sí. Las relaciones violentas que viven, sobreviven y nutren a la cultura no implican desestimar la cultura como lugar de conocimiento. Hay que dejar de lado cierta hipocresía. Quizás estoy algo influida por algo que leí sobre la polémica entre taurinos y antitaurinos que hay aquí. Me gusta mucho ese debate. No me gusta ver morir a un animal, me muero de ganas por ir a una corrida… Me gusta el argumento de que es importante esa muerte delante de todos, porque vuelve real todas las muertes que necesitamos para poder vivir en tanto que humanos. Como humanos nos enseñoreamos sobre los otros y no es extraño que estén afuera, que nos explayemos y las mostremos… Sí que puede ser obsceno, es la desnudez de la muerte, pero es la manera con que yo me puedo relacionar con los objetos: hay una corriente de la metafísica que dice que todo debe ser mostrado, toda la verdad debe salir del closet. Pero quizás hay una idea de la verdad que implica esconderla, taparla o dejarla bajo un manto de otra cosa, que también sea verdadera. La literatura es una forma de conocimiento, y en ese sentido, no todo está perdido.

Aquí se la acusaría de citar filósofos para darse caché, o de bajárselos de wikipedia.

Yo creo que no es tan fácil fingir la erudición. Podrías pensar en mi texto como un hipertexto de wikipedia, pero no funcionaría. Esa acusacion no es empírica, no fue hecha así.

No es una acusación.

Ya, ya, pero al contrario. Hay cosas que veo en wikipedia que pueden paracerse, pero yo también busco la noticia, la novedad, si no… En Argentina también podrían haber dicho una cosa así. Para mí, la erudición de wikipedia no es comparable a la de mi libro. Yo quiero que mi novela siga afuera de sí misma, tengo una relación muy nerd con mis libros y cultivo eso. No creo que en wikipedia este el conocimiento.

¿De qué se nutre? ¿Borges, Bolaño, Conrad…?

Mis influencias… Son Hobbes y Carl Schmidt en lo filosófico. Bolaño, sí, es cierto. Cortázar me encanta, Borges… ¡lo amo! Es todo para mí, mi lectura de adolescente… En los 80 la gente estaba fascinada con Borges, era la totalidad del conocimiento y la gente lo usaba como si fuera wikipedia, usaba sus definiciones, lo leía, eso era ser borgiano. Yo quiero tener una relación fuerte con Borges pero más para examinar y experimentar sus ideas, no sólo leerlo en tanto que borgiana sino hacer algo más con el fantasma, que sea más que eso y su sombra terrible. Quiero tener algo más que una relación imitativa.

En algún lugar acusa a los "europeos" de dárselas de superioridad cultural…

Sí, ja, ja, eso pasa. ¿Vos estuviste?



¿Y como un gran señor catalán? Mmmmmmm, no… …bueno, los argentinos fantasean taaaanto con los europeos. Es un signo de rango. Por eso la novela se mofa un poco de esa tendencia argentina absoluta a adorar a lo europeo, a querer impresionar con eso.

En algun lugar he leido que la "acusan" de ser de derechas, o de cargar contra las izquierdas…

Eso es muy argentino. Ahora hay una supuesta forma bienpensante que dice que la izquierda es algo que no puede ser criticado. Nadie la critica y eso es un problema cultural grave porque es la cultura oficial. Si no tienes artistas que quieran decir algo en contra de la cultura oficial… Al mismo tiempo cuaja con la intencion oficial de querer separar entre buenos y malos, entre izquierda y derecha, y yo creo que no es necesario ser de un lado o de otro. Si critico a la izquierda, eso no me hace de derechas. ¡Al contrario! Las críticas más interesantes para la izquierda siempre han venido desde la izquierda. Es una miopía absoluta no darse cuenta de qué lado están hechas estas críticas, que en todo caso son para mejorar a la izquierda. Funciona a menudo el mensaje de que o estás conmigo o estás contra mí. Es terrible. Para la izquierda basta con tener ideales de la boca para afuera. Por ejemplo, el gobierno se dice muy progresista pero jamás han tenido en cuenta ningún derecho de la mujer, ni reproductivo, ni derecho al aborto…

¿Escribe para denunciar?¿Por qué escribe?

Empecé a escribir a los ocho años. A los 9 hice una novela, Dias de revolución. La historia de una familia que esperaba en su casa agazapada la llegada de los revolucionarios. Opté por filosofía por esas ideas perversas de Borges, que veía en las ideas el camino hacia la literatura. Opté por esa carrera pero sólo para escribir.

¿No es en el fondo un ensayo sobre la belleza?

¡Sí! Es cierto, es así.

¿Es un desquite, un vómito, tener que hablar sobre eso?

No, al contrario. Yo sentía que la belleza no estaba tematizada como yo la quería ver. Me divertía hablar de todo eso, me parece sumamente contemporáneo. Al mismo tiempo existe este bienpensantismo, estos ideales sobre la belleza… El mundo es horriblemente superficial y lo único que importa es ser guapo o inteligente… Cuando estás con alguien, cuando has establecido un puente, no importa ni la inteligencia ni la belleza.

Al final resulta que la narradora es una tal Rosa, cuya amiga Pola…

Jaja, sí. Voy a desvelar algo: ese recurso lo ví en El diablo se viste de Prada, en el libro hace algo parecido… "En los 70 no había manera de sonar cursi, podías mandarte que tu objetivo en la vida era ser un poeta maldito y nadie se te reía en la cara. Ahora es diferente".

¿Es mejor?

Creo que ahora somos más irónicos y esa ironía puede ser más rica nociológicamente. Implica relaciones más críticas con el mundo. No sé si eso es bueno. Tiendo a pensar que sí. De lo contrario puedo tener un ideal y matar a quien sea con tal de perseguirlo, al menos una mirada crítica… Es difícil vivir una época y amarla al mismo tiempo. Me gustaría pensar que el presente es el mejor de los mundos posibles, porque de esa manera puedes hacer algo por él. Y para cambiarlo, esa es una relación ética realista. Es diferente tener la mira en un ideal vacío o una nostalgia permanente del pasado, tenemos que amar nuestra época porque es la manera de hacerla mejor.

¿Escribe para cambiar el mundo?

Los filósofos han hecho mucho por cambiar el mundo y si ahora hay que transformarlo… ¡la literatura es la manera! Jaja.