"The crying light", Antony and the Johnsons (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




El éxito de Antony Hegarty al frente de Antony and the Johnsons es, en buena parte, fruto del “boca a boca” que su música ha suscitado. Cualquiera que escuchara al cantante ya fuera en sus principios o en sus disco más popular (“I am a bird now) quedaba tan impresionado del descubrimiento, no necesariamente para bien, que rápidamente propagaba su hallazgo. Esto sólo es una parte mínima, pero clarividente, para entender el camino que ha seguido desde los pequeños clubes de Nueva York, donde empezó actuando, hasta convertirse en una figura de culto, respaldado por Lou Reed entre otros. Su “status” actual le hace ser admirado por los consumidores de música rápida y más que respetado por los “expertos”.

Su forma de cantar es el innegable gran atractivo del grupo, aunque no único, el sonido minimalista pero barroco a la vez que consiguen es primordial a la hora de crear un ambiente idóneo para el lucimiento vocal. Sus vivencias personales y su dramática vida, transexual, casi siempre desplazado, incluso avergonzado por su tono de voz , le ha hecho transmitir a su música un conglomerado de desdicha y esperanza que le hacen muy llamativo. Así que resulta muy fácil de explicar la devoción que siente por voces y personalidades muy marcadas como Billie Holliday o Boy George.

Desde su anterior disco hasta su nuevo lanzamiento ha estado entretenido en diferentes colaboraciones , la más sonada y exitosa el participar en el proyecto de pop electrónico creado por Andrew Butler, Hercules and Love Affair”. Recientemente sacó el EP “Another world” como adelanto a su recién estrenado, “The Crying light”.

El primer acercamiento a su novedoso trabajo no puede ser más esperanzador por dos motivos, uno, la maravillosa portada en la que aparece el bailarín japonés Kazuo Ohno, al que en parte está dedicado el disco al ser una de sus actuaciones inspiradora de éste, y la otra, el primer tema, “Her eyes are underneath the ground”, donde ya queda demostrada la capital importancia que tiene la labor del compositor Nico Mahly (colaborador también de Bjork o Rufus wainwright) con sus arreglos sinfónicos que aumentan, si es posible el, carácter dramático del grupo. Con el mismo tipo de bases musicales pero con ritmos algo más “pop” se construyen “Epilepsy is dancing” y "Kiss my name”. En “One dove” la mezcla de tono compungido con un aire bucólico da como resultado un extraño tema pero completamente efectivo. Encontramos por primera vez, y única, el sonido de las guitarras eléctricas en “Aeon” que forman una sublime composición, repleta de fuerza. Los dos último temas del disco,”Dust and water” y “Everglade” están dedicados a ensalzar las virtudes de la voz de Anthony, en ambas la música aparece como un suspiro de fondo.

El propio autor ha aclarado que no se trata de un disco triste ni pesimista. Entre sus canciones sólo está la consiga de “predicar” por el respeto a la naturaleza y el intento de fundir nuestras vidas con ella en armonía. Aunque él así lo afirme, su estilo y sus consideraciones, siguen sonando a la desesperación de alguien que busca alejarse de un entorno hostil y cruel en busca de otro más placentero. Sea cual sea su obsesión, desde luego, le ha dotado de un entorno musical inmejorable.

Podría ser verdad que su trayecto musical será limitado en el tiempo, dado precisamente a lo dramático de su estilo y al excesivo sustento en la sorpresa, pero aún así y viendo el camino que lleva su carrera, lo que se puede afirmar sin miedo a equivocarse es que ese momento de declive no ha llegado y la verdad, no parece cercano.


NOTICIAS RELACIONADAS:

http://lumpen00.blogspot.com/2009/01/entrevista-antony-hegarty.html

http://lumpen00.blogspot.com/2009/02/la-doble-vida-plastica-de-antony.html