Entrevista a Antony Hegarty

'Ya no soy tan 'underground', pero sigo yendo a mi aire'


ANTONY & THE JOHNSONS El disco 'The crying light' sale a la venta el lunes 19 Miércoles 15 de abril en Barcelona (Palau de la Música), jueves 7 de mayo en Murcia (Víctor Villegas) y lunes 11 de mayo en Madrid (Palacio de Congresos) 18-70 euros




AGUSTÍN G.CASCALES
El Mundo



La voz de Antony Hegarty (Sussex, Reino Unido; 1971) se ha convertido en imprescindible y recurrente.

Brilla en uno de los mejores singles de 2008, 'Blind', del combo disco neoyorquino 'Hercules and Love Affair', y ha engrandecido numerosas canciones en los últimos tres años, de gente tan dispar como Reuben Butchart y Björk.

Sus numerosas colaboraciones con otros músicos no han hecho más que realzar el hecho de que pocos artistas actuales tienen la sensibilidad y la personalidad del líder de Antony and The Johnsons.

Prueba de ello es su tercer álbum, 'The Crying Light', nueva muestra de su doliente creatividad.

Entrañable en las distancias cortas y con un sentido del humor que rara vez se refleja en su música, es un artista que establece constantes puentes entre los géneros, musicales y sexuales, y al que no merece la pena etiquetar -lástima que al traducir la conversación sí haya que recurrir a un género para referirse a Antony-.

Enorme en altura y proporciones, aunque en absoluto intimidatorio, defiende a ultranza en su nuevo álbum la importancia de los valores femeninos en una sociedad en la que, considera, "los arquetipos masculinos resultan excesivos".

De ahí su canto líricamente arrebatado a la figura maternal y a un 'sistema vital femenino' en su esperado nuevo disco, tras el incontestable impacto de 'I Am a Bird Now' (2004), su segundo CD.

¿Siente que este nuevo álbum es muy distinto de 'I Am a Bird Now'?

Es bastante diferente, tanto en el aspecto musical como en el lírico. El anterior era un trabajo de espíritu comunitario, que grabé con un grupo de músicos con el que formé una pequeña or questa de cámara. En esta ocasión he querido que el tono fuese muy íntimo, y todo el protagonismo lo tienen el piano y mi voz. En torno a ellos he desarrollado una enorme variedad de texturas, que contribuyen a dar profundidad al conjunto. La idea era crear una especie de bosque con numerosos claroscuros en los que poder adentrarse.

¿De ahí que el mundo exterior gane protagonismo en sus letras?

Sí. En mi disco anterior, todas las canciones formaban parte de un diálogo interior en el cual analizaba mi relación conmigo mismo y con mis seres queridos más cercanos. Ahora he buscado ampliar horizontes y ver cómo es mi relación con el mundo que me rodea. Utilizo elementos de la naturaleza para reflejar el estado de mi mundo interior y busco en el medio ambiente respuestas a mis preguntas. Porque siento que no tengo una madre, sino dos: el planeta es mi otra madre, la artista más sublime del universo. Crecí sintiéndome muy distanciado de todo lo que me rodeaba por la educación católica que recibí, pero ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio. Que sea una persona transgénero no tiene por qué impedirme sentir que este mundo es mi hogar.

¿Qué le ha hecho falta para adquirir esa seguridad en sí mismo?

Sigo trabajando para sentirla realmente, aunque he avanzado mucho. Por ser como soy, tanto mi familia como la sociedad en que vivo me alienaron cuando era muy joven, y me refugié en mi creatividad para enfrentarme a algo que resultaba misterioso. Me sigue gustando que lo creativo y lo misterioso se mezclen, siempre surge algo interesante de esa interacción.

¿Piensa que su música ayuda a obviar prejuicios y a evitar que se juzgue su trabajo en función de su sexualidad?

Todos los que nos dedicamos a esta profesión contribuimos en la medida de lo posible a la evolución del pensamiento general. Nosotros nos fijamos en quienes vinieron antes y los artistas de generaciones posteriores irán cada vez más allá. Es un proceso natural fascinante. A mis ídolos de hace 20 años se les permitía mostrarse como eran pero no expresar su diferencia. A mí se me permite hablar sobre mi diferencia pero, aunque en mis canciones me exprese como una persona transgénero, no vivo como una mujer, y eso confunde a muchos… El proceso es lento. Y resulta descorazonador comprobar que ciertas idiosincrasias referidas a la orientación sexual se respetan cuando las defienden estrellas pop pero se rechazan en la vida diaria. Sólo así se explica que en Italia me admiren tanto cuando es un país tan homófobo.

Cabía imaginar que, dado su éxito reciente y su estado de ánimo tan positivo, le saldría un disco más optimista que 'The Crying Light'. ¿Necesita canalizar sus angustias interiores a través de la música?

Yo no hablaría de tristeza o de melancolía al referirme a la esencia de mis canciones; prefiero hablar de sentimiento, que es un término más flexible y el centro de mi vida y mi obra. Puedo estar al borde del llanto cuando interpreto un tema pero a la vez, en mi interior, sentir cierta alegría, o una sensación de revelación placentera. No creo que se me pueda definir como a una persona torturada, por mucho que disfrute dándole vueltas a todo. Y espero que nadie considere que mi música es depresiva; si es así, le recomiendo que deje de escucharla de inmediato (suelta una gran carcajada).

En este álbum prescinde de colaboraciones de relumbrón. ¿Prefería centrar toda la atención en usted?

La gente está harta de verme colaborar con todo el mundo, ¿verdad?, (ríe), así que pensé que debía grabar este disco solo. Además, The Crying Light es más abstracto que el anterior, nace de mis sueños, y en él planteo inquietudes muy personales, así que tiene sentido que sólo yo les ponga voz.

Vistas las amistades con las que suele colaborar, ¿se siente especialmente atraído hacia personas con inquietudes artísticas?

No es algo premeditado, pero sí lógico hasta cierto punto. Tiene sentido que me interese gente con unas sensibilidad o inquietudes parecidas, ¿no? Así la comunicación resulta fluída. Lo que querría aclarar es que, por mucho que me guste colaborar con otros artistas, no es que de un año o dos a esta parte me haya entrado una fiebre histérica por grabar con todos. Llevo ocho años trabajando ocasionalmente con amigos y da la casualidad de que la mayoría de esas grabaciones han acabado viendo la luz en el mismo momento. Que es también el momento justo. Por ejemplo, 'Blind' la grabé en 2003 y fui yo quien sugirió a Andy Butler, al ganar el premio Mercury, que se aprovechara del interés hacia mí en su propio beneficio, para dar a conocer 'Hercules and Love Affair'.

¿No lo siente también como un proyecto suyo? Incluso salía en las primeras fotos promocionales del grupo.

Siempre me he considerado un artista invitado, no me parece apropiado adoptar otro papel. Y estoy orgullosísimo de que mi amiga Nomi terminara siendo la cantante principal del grupo. Estoy convencido de que terminará convirtiéndose en una gran estrella porque es una diosa, con una voz y un talento increíbles. Con las canciones tan maravillosas que compone pienso que en el futuro brillará en solitario. Ella representa la próxima frontera.

¿Cómo se maneja con la popularidad?

No me afecta porque no soy en absoluto famoso. Fuera del escenario a nadie le importa lo que hago o dejo de hacer. Hay algunos zumbados por ahí sueltos obsesionados conmigo pero no me molestan. Como mucho, alguien me pide un autógrafo después de un concierto y poco más.

¿Cómo vive la enorme expectación que levantan sus conciertos?

Para mí son una oportunidad maravillosa para comunicarme con otros. Un concierto es una ocasión única para establecer una relación creativa con el público, para generar un intercambio en un espacio y un momento concretos. Si tengo un mal día, la experiencia resulta, al menos para mí, horrible, pero cuando estoy en un estado positivo, disfruto enormemente contribuyendo a crear una experiencia única e inolvidable para todos. Porque yo soy un eslabón más de la cadena, nunca lo olvido. La noche en que noto que la atención está demasiado centrada en mí, sé que el concierto será malo. Demasiado «yo, yo, yo», irónicamente, es perjudicial para mí.

¿Sigue subiendo al escenario con su bolso bajo el brazo?

Siempre, claro. ¿Sabes por qué? Por miedo a que alguien me robe mis pertenencias más preciadas; es un terror que se me ha quedado de la época en que trabajaba en clubs nocturnos en Nueva York. Salías a actuar, dejabas el bolso en el camerino, y algún desgraciado te lo robaba de vez en cuando, con tu diario dentro. En el Carnegie Hall no se podían creer que me diese miedo que alguien pudiese entrar a robar en mi camerino…

Incluye en su repertorio versiones de intérpretes como Beyoncé. ¿Significa que escucha las originales?

A Beyoncé en concreto no puedo dejar de escucharla, me hace perder el control. Cuando una canción suya me engancha la pongo una y otra vez. Crazy In Love debí escucharla en su momento unas cinco mil veces. ¿Y sabes qué otra canción suya me trastornó? ¡Irreplaceable! Ésa la he debido escuchar cuatro trillones de veces. Ya quisiera yo grabar una canción como las suyas algún día. ¡Y más con ella! Claro que, una artista de su calibre no necesita hacer ninguna locura con alguien como yo.

¿Se siente un artista 'underground' que se mueve en una escena comercial?

No soy tan 'underground' como cuando tenía 22 años. Es evidente que ahora mismo soy un artista expuesto a la luz del día, pero sigo yendo a mi aire. Y viajo en un barco pequeño, no en un transatlántico. Puede que mi barquito navegue en dirección similar a la de otros mucho más grandes, pero nunca me acerco demasiado; en ellos impera un modo de vida institucionalizado que poco tiene que ver con mis cosas.



NOTICIAS RELACIONADAS:

http://lumpen00.blogspot.com/2009/01/crying-light-antony-and-johnsons-2009.html

http://lumpen00.blogspot.com/2009/02/la-doble-vida-plastica-de-antony.html