Las víctimas de los ensayos nucleares franceses se rebelan



Viudas y militares retirados enfermos obligan a París a legislar sobre las indemnizaciones


ANDRÉS PÉREZ
Público



Casi cuatro décadas ha pasado el Estado francés negando cualquier responsabilidad en los cánceres y leucemias que merman la vida de decenas de miles de personas, utilizados como conejillos de Indias en ensayos nucleares militares. Pero esa tradición de silencio está a punto de tocar a su fin. Hasta las cobayas se rebelan un día y ayer, en París, le llegó el turno de un grupo de militares retirados franceses, que han puesto contra la cuerdas al Gobierno para obligarlo a legislar sobre las indemnizaciones.

Los representantes de la Asociación de Veteranos de los Ensayos Nucleares franceses (AVEN) celebraron ayer un encuentro con miembros del Gabinete del ministro de Defensa, Hervé Morin, para ser informados de viva voz sobre un giro de 180 grados que se había ido perfilando.

París está ahora dispuesto a reconocer, ante la AVEN y otras asociaciones de víctimas militares y civiles, que el Estado es responsable de la tasa anormalmente elevada de enfermedades entre las más de 100.000 personas expuestas a las radiaciones militares entre 1960 y 1996, por los tests efectuados en el Sáhara y en la Polinesia francesa.

Se trata de un cambio radical. El Gobierno renunció a la posición de principios que le permitía escapar a cualquier reivindicació. A partir de ahora, el Ejército ya no exigirá, para estudiar una demanda de pensión de invalidez, que el irradiado pruebe que estuvo en una zona donde recibió una radiación de 50 milisieverts.

Ese nivel de hecatombe era el exigido a los ex militares galos que participaron en los ensayos antes de cualquier examen de una demanda. Y ello en contradicción flagrante con el propio Código de la Sanidad Pública de la propia Francia, que estipula dañina e inaceptable cualquier dosis de más de 1 milisievert.

Más de 30 enfermedades

En un segundo giro, el representante del Gobierno afirmó ayer a las asociaciones que está abierto a aceptar que un elenco de más de 30 enfermedades pueden ser causadas directamente o inducidas indirectamente por la exposición a los ensayos, especialmente a las muy dañinas explosiones en la atmósfera.

Y, por último, según los representantes de las asociaciones, el Gobierno francés acepta ahora indemnizar también a las viudas y huérfanos de los militares.

“Lo que está ocurriendo es el resultado de una lucha que llevamos adelante desde 2001 para sensibilizar sobre el resultado de los 210 ensayos que son otras tantas explosiones nucleares”, explicó a Público el presidente de la AVEN, Michel Verger.

Este insumiso del átomo fue uno de los 5.000 militares franceses que hace exactamente cuarenta y ocho años vio cómo le estallaba encima de la cabeza una bomba de diez Hiroshimas en el Sáhara aún francés. Sobrevivió a Gerboise Bleue, la primera bomba francesa.

Un total de 355 querellas han sido presentadas ante los diferentes tribunales competentes en Francia en materia de salud de los militares, pensiones, y seguridad social.

En muchas de ellas, el Estado galo había demostrado un ensañamiento sin par, presentando recursos y más recursos contra cualquier decisión que pudiera sentar un precedente de reconocimiento de la relación causa-efecto entre bombazo militar y leucemia.

Presión judicial

La presión judicial va en aumento, puesto que desde febrero de 2007 se ha pasado a mayores: un grupo de veteranos, la AVEN y otra asociación, Mururoa e Tatou, han presentado una querella criminal “contra X” por “homicidio involuntario” “no asistencia a persona en peligro” y “administración de sustancias peligrosas”.

Unas 5.000 cobayas militares del Sáhara francés de los primeros años sesenta, y 18.000 de Mururoa y Fangataufa (Polinesia francesa) se lanzan al asalto de una autoridad –el Estado y el Ejército– que siguen respetando.

La contrarreloj entre cobayas rebeldes y un Estado acostumbrado a hacer la vista gorda promete ser épica. Ahora el nuevo borrador está sobre la mesa y el Gobierno se dice abierto a él. “No dejaremos que ocurra como con los otros 18 borradores que se dijo que existían en los últimos veinte años”, asesta Michel Verger.


LAS CONSECUENCIAS

Unas pruebas que el tiempo ha revelado letales

Sin precauciones

Unas 150.000 personas, civiles y militares, fueron expuestos a los efectos de estos ensayos sin apenas precauciones . El Ministerio de Defensa francés sólo reconoce 100.000.

Las secuelas

Según estudios de AVEN, la proporción de casos de cáncer entre los militares que participaron en los ensayos es del 35%, cuando la media francesa es del 17%. Ese dato se acerca mucho a un estudio sobre las víctimas de ensayos nucleares británicos.

Las primeras querellas

En 2003, llegaron las primeras querellas de veteranos por no asistencia a persona en peligro, administración de substancias peligrosas y homicidio involuntario. En febrero de 2007, dos asociaciones de veteranos (AVEN y Mururoa e Tatou) se sumaron como acusación particular.

Moneda de cambio

El compromiso de los independentistas argelinos de mantener los polígonos de tiros nucleares franceses en el desierto fue una de las claves de los acuerdos de independencia de 1962 y de la retirada francesa.