"Jason Isbell & 400 Unit", Jason Isbell (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen


Todavía se hace complicado hacerse a la idea de que la carrera de Jason Isbell va por un camino diferente a la de Drive by truckers, uno de los grupos más interesantes de los últimos años y del que formaba parte hasta hace poco. Es fácil tender a imaginarnos cómo sería el último disco de estos, si le añadiéramos el talento compositivo de Isbell.

Hace unos años, otro de los componentes de dicho grupo, Patterson Hood, también probó suerte e hizo sus devaneos en solitario aunque sin abandonar el conjunto. Fue un caso totalmente diferente, se trataba de la necesidad de expresarse de una manera individual en un momento muy concreto, su disco rezuma tragedia por todos los costados, sin, en principio, mayores intenciones de continuar por ese camino. Al contrario sucede con Isbell, con su recién estrenado segundo trabajo, no cabe ninguna duda de hacia donde quiere dirigir su carrera.

En su estreno en solitario, “Sirens of the ditch” demostró su , ya conocido, talento compositivo , creando un conjunto de buenas canciones a medio camino entre el country y un rock energético, con ese punto de epopeya marca de la casa, investigando los sueños y las frustraciones de la América profunda. Se le podía achacar cierta falta de consistencia en el resultado final pero visto su nuevo disco, “Jasón isbell & 400 unit”, queda patente que ha aprendido la lección y ha limado los mínimos defectos.

Ya en el título de su nuevo trabajo vemos que quiere dejar claro que, 400 unit, han pasado de ser la mera banda de acompañamiento para sus giras, a ser un grupo estable a su disposición.Entre ellos aparecen componenetes de Son Volt y Centromatic por ejemplo. Matt Pence, perteneiciente a este último, es el encargado de colaborar en las labores de producción. Alabama, y más concretamente los míticos estudios FAME de Muscle Shoals (aquí han frabado desde Arthur Alexander hasta Aretha Franklin),han sido el lugar elegido para la grabación de este trabajo.

Se puede hacer una diferenciación algo simplona de sus canciones, unas, las lentas,más orientadas a un sonido country-rock y las otras, más guitarreras. En ambas encontramos momentos verdaderamente emotivos, repletos de esa épica que impreme Isbell a muchas de sus composiciones, además, parece que el hecho de grabar en la cuna del soul sureño ha transmitido su impronta a algunos temas. Así sucede por ejemplo en “Seven-mile island”, rotundo medio tiempo con leves aires “negroides”, elegido como single adelanto. Dentro de las canciones más sosegadas destacan “Cigarretes and wine” y sobre todo la magistral “Sunstroke”, repleta de sentimiento y sensibilidad que el mismo Ron Sexsmith podría firmarla. Ritmos más acelerados, casi power pop, y con claro sabor a Big Star contienen “Good”, “However long” y la muy acertada “Soldiers get strange”. El toque más ortodoxo de soul, incluyendo sección de metales, aparece en la fantástica “No choice in the matter”.

Viendo el sobresaliente resultado de los dos discos en solitario de Jasón Isbell, parece que va a ser más rentable felicitarse por tener dentro de la escena musical a alguien con tanto talento que lamentarnos por su de Drive by truckers. Si sus nuevos trabajos van a tener este nivel, bienvenidos sean.