Los lobbys en Bruselas siguen campando a sus anchas

PABLO SÁNCHEZ
La República



En Bruselas existen entre 5000 y 15000 lobbyistas. El problema es qué entendemos por lobbysta. En castellano incluso tenemos el problema de qué quiere decir el término “lobbysta”. En América Latina se utiliza “cabildeo” pero en la península no tiene ninguna difusión. Más allá de los debates lingüísticos, lo importante es conocer qué significa ese término, es decir invertir en los corredores y las cocinas de poder, allí donde se cuecen los pactos, las leyes y los grandes acuerdos políticos.

Más allá de la democracia representativa clásica, de la elección de nuestros representantes por un período de 4 o 5 años dependiendo de la institución o el país, existe un entramado de asesores, jefes de gabinete y consultores que determinan en buena medida la “política de los políticos“. Este ejercito de consejeros y asesores está muy a menudo lejos de la lupa pública y casi nunca bajo escrutinio legal, es aquí donde los grandes intereses económicos han puesto a sus maquinarias a trabajar. Un trabajo por cierto que requiere un gran poder económico.

La tarea del lobbysta es defender una causa. Hasta aquí no hay nada malo. La teoría liberal nos enseña que los intereses pueden estar enfrentados y los políticos deben en parte ayudar a conseguir compromisos. Este es el funcionamiento de los parlamentos hasta la llegada del sufragio universal. De hecho, en Estados Unidos las primeras leyes para gestionar de manera ordenada el lobby llegan en 1876 con el primer registro de lobbystas en el Congreso y el Senado. La idea es que haya transparencia para que el juego sea “limpio” y en un plano de igualdad. En 1939 se crea un registro para los lobbys extranjeros, a causa del escándalo del lobby nazi al que JP Morgan y Rockefeller tenían tanto apego. El tema es que en la etapa del capitalismo monopolista, la igualdad de oportunidades es una ficción y unos son más o menos iguales dependiendo del tamaño de su cartera.

Pero en aquellos países donde la lucha obrera logra el sufragio universal y el movimiento socialista entra con fuerza en el parlamentos burgueses se sobre entiende que liberales y conservadores deben representar los intereses de los propietarios y profesiones liberales, mientras que social demócratas, comunistas y cristiano-demócratas deben representar los intereses de los obreros socialistas, comunistas o cristianos. Sólo en algunos países nórdicos existe una visión del lobby parecida a la de los EEUU. En la mayor parte de países de Europa continental el lobby moderno adquiere una forma partidista y son las asociaciones partisanas las que hacen trabajo, haciendo un poco redundantes el lobby multipartito.

El problema de fondo es que la gran industria, el capital monopolístico y los grandes intereses financieros de una nación van a utilizar su fuerza socio-económica para financiar campañas políticas, controlar los medios y una vez los parlamentos se forman convencer a los políticos y a la “opinión pública” de la bondad de sus intereses. La mayoría de los partidos electoralistas amplían su base electoral más allá de “sus intereses de grupo” y buscan representar al ciudadano.

Todo esto es teoría, la realidad es que los grandes intereses industriales, a través de su peso en el estado, no se pueden permitir poner sus apuestas estratégicas a merced de tal o cual político y por lo tanto desarrollan estrategias para mantener el status quo en todos los partidos del espectro político. Es aquí donde comienza la creación de la opinión pública moderna. Los grandes periódicos europeos son fundados por magnates de algún sector Le Figaro por el fundador del Olimpique de Marsella y L’Oreal, La Stampa está vinculado a la FIAT, etc. En su época las asociaciones con determinados periódicos era mucho más clara, una victoria de una clara linea política y la presión parlamentaria cambian esa realidad.

Para contrarrestar una información determinada, aquellos que están en contra se organizan, pero lo hacen del mismo modo, y aquí se inicia una competición por ver quien pone más anuncios en la prensa, quien hace más campañas publicitarias, etc. El lobby ateo está ahora en Barcelona intentado convencernos de que Dios no existe, el lobby religioso lo combate. Encontramos que los defensores de la energía eléctrica se enfrentan a los defensores de las energías fósiles, etc.

Pero volvamos a la pregunta inicial ¿qué es un lobbysta? Es alguien que se dedica a defender unos intereses determinados de manera profesional.

La cuestión es quién paga a esa persona, o a esos 5000 o 15000 personas para que defiendan esos intereses. La pregunta se responde así misma.

Para poder pagar a 15000 personas que además organizan charlas, conferencias, recepciones, viajes… se necesita dinero, mucho dinero, y a cambio de ese dinero invertido se espera que los políticos (electos), sus asistentes, y los funcionarios de carrera de la administración escuchen la sabia opinión de aquellos que hablan en dichas conferencias (que suelen también recibir un estipendio por la charla).

Esos lobbys, agencias de publicidad, bufetes de abogados y agencias de consultoría ponen a sus expertos a trabajar según la multinacional que los contrate ya que conocen a los formadores de opinión, a los redactores de los informes en los parlamentos, a los expertos y los que gestionan los canales de información. Ese “savoir faire” tiene un coste y un precio, por cierto, muy elevado. Eso pone muy cuesta arriba la posibilidad de que un ciudadano en Zamora (por poner un ejemplo) pueda seguir las difíciles sendas de la política europea (que ciertamente le afectan) pero un lobbysta en Bruselas puede cenar noche sí, noche también (o participar en los mismos debates y conferencias que al caso es lo mismo que cenar) con todos aquellos involucrados en la redacción de dicha legislación y pese que esa ley no le afecte tendrá un peso muy importante sobre como se redacte. Curiosa esta democracia.

Pero volvamos al lobby europeo y su hermano aventajado, el lobby en los Estados Unidos. Algunos datos escalofriantes que nos ilustran hasta donde ha llegado la defensa de los intereses privados: según un centro de estudios, creado por un senador republicano y otro demócrata, cada vez que el Senado de los EEUU se reúne los lobbys invierten 17.4 millones de dólares. Lo grave es que se considera que por cada dólar invertido las empresas pueden conseguir en contratos con el estado, subsidios y otras prebendas unos 200 dolares. Como inversión 200 a 1 deja a Wall Street como un juego de niños. Para las grandes batallas políticas, como las elecciones a la Presidencia, sólo aquellos con una enorme reserva económica tiene alguna posibilidad de sobrevivir.

En los EEUU casi el 70% de todos los contratos de defensa terminan en 7 compañías que, curiosamente, son las 7 que emplean más recursos en lobby. Para ser alguien en la democracia representativa de los EEUU sólo hace falta tener unos varios millones de dólares. En este juego también han entrado los grandes sindicatos que mantienen con su dinero a toda una capa de senadores y congresistas demócratas, en vez de dedicarse a organizar a los trabajadores que están fuera de los sindicatos se dedican a proteger de un modo corporativo a sus miembros.

Para terminar, algún dato más sobre el modelo americano. Los directivos de Enron pagaban menos impuestos que un trabajador estadounidense medio gracias al hecho que en congreso y senado se hicieron excepciones, casi a medida para ellos. Enron se gastó de media 7 veces más que cualquier empresa de su mismo tamaño. Casi 2000 millones de dólares escaparon al escrutinio del Senado en el caso Madoff por el mismo proceso, la lista de ejemplos es larga y tediosa. Esta es la corrupción de los países avanzados, en vez de dar dinero directamente te crean entramados económicos y socio-culturales que permitan criticar el soborno puro y duro, haciendo prácticamente lo mismo.

Dicho todo esto, hay que aclarar que el sistema en el otro lado del Atlántico es mucho más honesto, transparente y democrático que en la tierra de la democracia y la libertad que es Europa. En los EEUU se puede ir a la cárcel por lobbying fraudulento, en Europa no. Se conocen los datos, en Europa no y así un largo etcétera.

Un último punto sobre los Estados Unidos, Obama cuando prometía grandes cambios, que por cierto algunos aún estamos esperando, dijo que iba a detener el sistema de puerta giratoria, más abajo explicado, y que no entrarían lobbystas en su equipo. Pues bien, el lobby funcionó ya que sus promesas fueron rotas, como tantas veces pasa, y se ha llenado el equipo de ellos ¿sorprendidos?