Irvine Welsh, literatura gamberra y psicotrópica

Cinco relatos delirantes integran un libro de lectura ágil y amena.El autor escocés trata temáticas alejadas de sus obras más famosas. En 'El Reino de Fife' recupera las drogas, el sexo y los antihéroes proletarios

FRAN CASILLAS
El Mundo




Irvine Welsh escribe del mismo modo que se bebe una Guinness. Las frases fluyen por sus páginas con la misma aspereza con que el zumo negro inunda su gaznate, desatando palabrería sórdida, lenguaraz y susceptible de provocar una dulce resaca. Constantes vitales en la narrativa de Welsh que convergen nuevamente en 'Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo' (Ed. Anagrama), una colección de cinco relatos llegada este mes a las librerías españolas.

El autor de la generacional 'Trainspotting' y su no menos brillante secuela, 'Porno', firma un libro atrevido y con tintes experimentales. Welsh se aparta por momentos del género escabroso y satírico que le reportó fama. Sin embargo, la obra mantiene esa actitud desvergonzada y alucinógena que dota de encanto a la literatura del escritor escocés. Y por supuesto, tampoco escatima en esas impagables frases de sabiduría libertina. "Cae la noche, de forma repentina pero previsible. Como las bragas de una puta que está de servicio".

Tan delirante como esta sentencia es el argumento de 'Serpientes de cascabel', el relato que inaugura el libro. Dos chicos y una chica, drogados hasta las cejas, regresan del festival Burning Man cuando su furgoneta sufre una avería en pleno desierto de Nevada. Sin cobertura telefónica con que pedir ayuda, montan una tienda para pasar la noche.

Felación para salvar una vida

La situación se agrava cuando una serpiente pica a uno de los chicos en su herramienta expendedora de amor. Sí, ahí. Él pretende que sea la chica quien succione el veneno, pero ella se niega alegando repugnancia. Finalmente, es el otro chico quien ofrece felación para salvar vida. Este esperpento termina de liarse cuando irrumpen en escena dos mexicanos homófobos, irascibles y convenientemente armados.

El segundo relato, que da título al libro, tiene como protagonista a Mickey, un inglés que regenta un bar en Corralejo. Su vida como 'follarín' y coleccionista de resacas se ve en peligro cuando su abrasiva ex mujer envía a su hija adolescente a pasar el verano con él. Mickey deberá aprender a ejercer como padre mientras supervisa su negocio y evita conflictos con su catálogo de amantes.

'Las DOGS de Lincoln Park' se adentra en un grupo de amigas pijas y superficiales. Welsh describe su frívola concepción de la vida, sus envidias viperinas y las sutiles zancadillas que se tienden. El hilo conductor de este hábil retrato es la desaparición del caniche de una de las chicas, que inmediatamente sospecha de su vecino. Sólo porque es un chef coreano...

En 'Miss Arizona', un joven cineasta llamado Raymond recopila información sobre su ídolo Glen Halliday, leyenda maldita del cine independiente. Para completar el rompecabezas, Raymond se reúne con Yolanda, la excéntrica ex esposa de Halliday. Pero el mítico director no fue sino el cuarto marido de esta antigua Miss Arizona, que embelesará a Raymond con sus historias y su aura de soledad desesperada antes de propiciar un desenlace al más puro estilo Poe.

Regreso a la Escocia profunda

Finalmente, en 'El Reino de Fife' Welsh rescata todas las huellas inconfundibles de su universo literario: drogas, sexo descarnado y antihéroes proletarios de la Escocia profunda que viven episodios delirantes. El relato nos habla de Jason, un jinete fracasado que malvive como parásito social en un barrio chungo. Un barrio que sin embargo está orgulloso de él por sus hazañas como as del futbolín.

En un argumento repleto de enredos, Jason intentará ligarse a Jenny, una niña bien hastiada de su familia y la hipocresía en la alta sociedad de Fife. Un romance improbable que discurre entre un desfile de situaciones y personajes estrambóticos, sublimados por las hilarantes descripciones de Welsh: "Tiene la piel de color ceniza salpicada con incongruentes pecas naranjas. Parece un pan de pita con sarampión".

'Si te gustó la escuela, te gustará el trabajo' es una lectura amena y ágil, aunque carece de la ira y el descaro que impregnan las obras mayores de Welsh. Se intuye cierta falta de ambición, o quizá un asalto frustrado a la madurez definitiva.

Ninguno de los cinco relatos dibuja en la mente del lector imágenes tan impactantes como las que desprendían anteriores trabajos del autor escocés. Eso sí, sólo por sus detalles de humor y mala baba merece la pena acercarse al libro, escrito como a golpe de Guinness. Aunque su imaginación haya confeccionado brebajes mejores, Irvine Welsh siempre merece un brindis.