La escritora, icono del lesbianismo, refleja el día a día en sus poemas. Carol Ann Duffy rompe con 341 años de dominación masculina en el cargo
BEGOÑA ARCE
El Periódico de Catalunya
La poesía, como la alta cocina, ha sido, salvo excepciones, territorio casi exclusivamente masculino. La designación, ayer, de Carol Ann Duffy como poetisa laureada y rapsoda oficial del Reino Unido es una gran primicia, largamente esperada. En los 341 años que han transcurrido desde la creación este curioso cargo honorífico, ninguna mujer había ocupado la plaza. Conocida y apreciada por la gracia y sensibilidad de sus escritos, capaces de llegar al gran público, Duffy dijo «haber meditado mucho» la aceptación de la honorable distinción. «Lo veo como un reconocimiento a las grandes mujeres poetas», declaró a la BBC.
La escritora, de 53 años, se convierte también en la primera poeta laureada nacida en Escocia. El título lo ostentará durante 10 años a cambio de un salario simbólico de 6.500 euros, que donará a un proyecto de promoción literaria. Nacida en Glasgow, hija de padre escocés y madre irlandesa y educada en la religión católica, Duffy siempre quiso escribir.
Licenciada en Filosofía, ya figuraba como favorita en las quinielas cuando, hace una década, el entonces primer ministro Tony Blair tuvo que proponer un poeta para el puesto que había quedado vacante tras la muerte de Ted Hughes. En el último momento, Blair optó por Andrew Motion, temiendo que las clases medias biempensantes no asimilaran el nombramiento de una mujer que, además, no esconde su lesbianismo.
ANTECEDENTES GAIS
¿Es que no había habido antes ningún poeta laureado gay? Alguno hubo, ciertamente, pero no llegó a salir del armario y la sociedad hizo la vista gorda. «No soy una poeta lesbiana, signifique eso lo que signifique», había dicho en el pasado Duffy, que tiene una hija de 14 años. «Si soy un icono del lesbianismo y un modelo, me parece estupendo, pero es algo que no me preocupa. Yo me defino a mí misma como poeta y como madre».
Sus poemas hablan de personajes y problemas contemporáneos, y reflejan los tiempos en que vivimos y la cotidianidad. «Al igual que Beckett, siento que toda poesía es una plegaria», ha dicho la escritora, que describe los versos como «una serie de momentos intensos» que, a diferencia de la narrativa, «no se construyen con hechos, sino con emociones». También defiende un lenguaje simple «pero utilizado de una manera complicada», lo que quizás explique que sea leída en las escuelas y esté considerada como la poeta viva más popular del Reino Unido.
PREMIO T. S. ELIOT
«Sus poemas tienen humor y en ellos las combinaciones de ritmo y métrica son claras y pueden ser descodificadas por los lectores», afirma el profesor John Mullan. Con su último libro para adultos, Rapture, una serie de poemas amorosos íntimos, la autora logró el prestigioso premio T. S. Eliot.
Duffy vive en Manchester, donde es profesora en la universidad. Su nuevo cargo no implica obligaciones, pero del poeta laureado se espera que consagre con sus versos los grandes acontecimientos del país o de la monarquía, algo que Motion, su antecesor, califica como “una tarea increíblemente difícil e ingrata”. La recién designada tendría que preparar alguna composición especial en el caso de que, en la próxima década, el príncipe Guillermo decidiera casarse, o si falleciera algún miembro destacado de la realeza.
La escritora, de 53 años, se convierte también en la primera poeta laureada nacida en Escocia. El título lo ostentará durante 10 años a cambio de un salario simbólico de 6.500 euros, que donará a un proyecto de promoción literaria. Nacida en Glasgow, hija de padre escocés y madre irlandesa y educada en la religión católica, Duffy siempre quiso escribir.
Licenciada en Filosofía, ya figuraba como favorita en las quinielas cuando, hace una década, el entonces primer ministro Tony Blair tuvo que proponer un poeta para el puesto que había quedado vacante tras la muerte de Ted Hughes. En el último momento, Blair optó por Andrew Motion, temiendo que las clases medias biempensantes no asimilaran el nombramiento de una mujer que, además, no esconde su lesbianismo.
ANTECEDENTES GAIS
¿Es que no había habido antes ningún poeta laureado gay? Alguno hubo, ciertamente, pero no llegó a salir del armario y la sociedad hizo la vista gorda. «No soy una poeta lesbiana, signifique eso lo que signifique», había dicho en el pasado Duffy, que tiene una hija de 14 años. «Si soy un icono del lesbianismo y un modelo, me parece estupendo, pero es algo que no me preocupa. Yo me defino a mí misma como poeta y como madre».
Sus poemas hablan de personajes y problemas contemporáneos, y reflejan los tiempos en que vivimos y la cotidianidad. «Al igual que Beckett, siento que toda poesía es una plegaria», ha dicho la escritora, que describe los versos como «una serie de momentos intensos» que, a diferencia de la narrativa, «no se construyen con hechos, sino con emociones». También defiende un lenguaje simple «pero utilizado de una manera complicada», lo que quizás explique que sea leída en las escuelas y esté considerada como la poeta viva más popular del Reino Unido.
PREMIO T. S. ELIOT
«Sus poemas tienen humor y en ellos las combinaciones de ritmo y métrica son claras y pueden ser descodificadas por los lectores», afirma el profesor John Mullan. Con su último libro para adultos, Rapture, una serie de poemas amorosos íntimos, la autora logró el prestigioso premio T. S. Eliot.
Duffy vive en Manchester, donde es profesora en la universidad. Su nuevo cargo no implica obligaciones, pero del poeta laureado se espera que consagre con sus versos los grandes acontecimientos del país o de la monarquía, algo que Motion, su antecesor, califica como “una tarea increíblemente difícil e ingrata”. La recién designada tendría que preparar alguna composición especial en el caso de que, en la próxima década, el príncipe Guillermo decidiera casarse, o si falleciera algún miembro destacado de la realeza.