ALMUDENA ECED
Ruta 66
Tras su gira del pasado noviembre, vuelve el heredero de Stevie Ray Vaughan, Jimi Hendrix y Jeff Beck. Actúa el 2 de junio en Madrid (Sala Heineken), 3 Vitoria- Gasteiz (Jimmy Jazz Eszena), 4 Valencia (Mirror), 5 Zaragoza (Oasis Club) y 6 Barcelona (Bikini).
Hablar de Joe Bonamassa es fácil: es hacerlo de uno de los grandes de la guitarra, de ese niño que saltó a la fama por tocar con B.B. King antes de que le saliera el bozo, de uno de los compositores más prolíficos con una decena de álbumes publicados —tanto con su grupo de adolescencia, los Bloodline, como en solitario—, del guitarrista con dos décadas de oficio antes de cumplir la treintena… Cosa muy distinta es hablar con Mr. Bonamassa, un hombre no se sabe si reservado o tímido que rehúye toda conversación no convencional en pro de una retahíla de respuestas tópicas, finalizadas con un ‘’creo que esto responde a tu pregunta’’. El hombre que define su estilo como: “Ecléctico. No blues. Y ecléctico”. La desesperación para cualquier entrevistador. En Ruta 66, sin embargo, no nos dejamos arredrar y, tras un buen puñado de monosílabos, silencios pertinaces y respuestas esquivas, conseguimos algo de información. Todo por nuestros lectores.
Ante todo, felicidades por su nuevo trabajo. ¿Cómo están siendo las críticas?
¡Gracias! Estoy ciertamente satisfecho con el resultado: creo que es el disco más íntimo y personal de mi carrera. Creo que las críticas no están yendo mal, aunque no es algo que me interese, realmente, porque ya sabes que no le puedes gustar a todo el mundo. Además, ya llevamos tocando los temas bastante tiempo. Ahora mismo estamos ensayando con una sección de viento, con la que también he colaborado en la grabación de The Ballad of John Henry. Hemos empezado una especie de mini gira que terminaremos en el Albert Hall.
Dice que es el más personal de toda su carrera, ¿por qué?
Bien, no voy a entrar en detalles de lo ocurrido en mi vida, claro, pero, básicamente, el nuevo álbum fue escrito en dos partes, con tonos distintos, uno con un tono alegre y el otro con un tono que no lo era tanto. Creo que se trata de un álbum muy pasional en ambos aspectos, que recoge un momento que pertenece a mi vida personal… También creo que tras nueve álbumes era el momento; no puedes continuar siempre en el mismo camino, hay que cambiar continuamente lo que uno hace…
Sin embargo, hay cosas que no cambian, como la producción de Kevin Shirley, ¿qué es lo que aporta a su música?
Una perspectiva distinta, que es lo que necesitas cuando grabas un disco o haces cualquier otra cosa. No puedes juzgarte, no puedes calibrar exactamente lo que tú mismo estás haciendo, así que necesitas a alguien que aporte otro punto de vista que nunca tendrías de otra manera, alguien que mire tu arte con otros ojos.
Suele incluir una o dos versiones en cada disco, ¿cómo las selecciona? En este caso, la versión de «Stop» de Sam Brown, he de confesar que me ha dejado perpleja.
Bien, no hay una respuesta a la pregunta de por qué elijo mis versiones… en el caso de la canción «Stop», es la primera versión que hicimos para este trabajo, aunque no es la única. Desde luego, he realizado versiones de muchos autores diferentes. Creo que fundamentalmente se trata de canciones que nunca asociarías al estilo de música que nosotros hacemos.
Volviendo a sus comienzos, ¿cómo se siente al recordar aquella actuación con B.B. King a los doce años?
Fue fantástico, una experiencia increíble. Hombre, han pasado ya veinte años, y después me han ocurrido muchas cosas, pero evidentemente fue algo crucial en mi carrera, que me ayudó mucho también personalmente. Todo lo que pudiera decir sobre B.B. King es poco.
Pero, con doce años, ¿realmente se daba cuenta de que se trataba de un momento histórico?
Hombre, no podía darme cuenta exactamente de la extraordinaria importancia de ese momento, pero sí que sabía que tocar con B.B. King era algo grande. Tampoco podía entonces darme cuenta de la proyección que aquello tendría, de las cosas que me doy cuenta ahora, básicamente porque soy veinte años más viejo.
Ha tocado con otros grandes guitarristas… Si tuviera que elegir uno de ellos como el que más le ha inspirado, ¿cual sería?
Probablemente Eric Clapton. Porque distingo su toque. Siempre ha sido uno de mis compositores y guitarristas favoritos.
¿Y con el que más se ha divertido?
B.B. King. No tengo ni idea de por qué. Es un artista con el que estar en el escenario resulta muy emocionante. Las reacciones de la gente cuando él está ahí también ayudan.
Para terminar, ¿qué viene ahora? Después de veinte años de carrera, nueve álbumes, infinidad de colaboraciones… ¿Tal vez unas vacaciones?
No, claro, que no. Tengo ideas para otros diez años y no sé muy bien lo que voy a hacer ahora mismo, nunca he sabido cual iba a ser el siguiente paso, pero será algo diferente, ¡puede que paranoico!
Hablar de Joe Bonamassa es fácil: es hacerlo de uno de los grandes de la guitarra, de ese niño que saltó a la fama por tocar con B.B. King antes de que le saliera el bozo, de uno de los compositores más prolíficos con una decena de álbumes publicados —tanto con su grupo de adolescencia, los Bloodline, como en solitario—, del guitarrista con dos décadas de oficio antes de cumplir la treintena… Cosa muy distinta es hablar con Mr. Bonamassa, un hombre no se sabe si reservado o tímido que rehúye toda conversación no convencional en pro de una retahíla de respuestas tópicas, finalizadas con un ‘’creo que esto responde a tu pregunta’’. El hombre que define su estilo como: “Ecléctico. No blues. Y ecléctico”. La desesperación para cualquier entrevistador. En Ruta 66, sin embargo, no nos dejamos arredrar y, tras un buen puñado de monosílabos, silencios pertinaces y respuestas esquivas, conseguimos algo de información. Todo por nuestros lectores.
Ante todo, felicidades por su nuevo trabajo. ¿Cómo están siendo las críticas?
¡Gracias! Estoy ciertamente satisfecho con el resultado: creo que es el disco más íntimo y personal de mi carrera. Creo que las críticas no están yendo mal, aunque no es algo que me interese, realmente, porque ya sabes que no le puedes gustar a todo el mundo. Además, ya llevamos tocando los temas bastante tiempo. Ahora mismo estamos ensayando con una sección de viento, con la que también he colaborado en la grabación de The Ballad of John Henry. Hemos empezado una especie de mini gira que terminaremos en el Albert Hall.
Dice que es el más personal de toda su carrera, ¿por qué?
Bien, no voy a entrar en detalles de lo ocurrido en mi vida, claro, pero, básicamente, el nuevo álbum fue escrito en dos partes, con tonos distintos, uno con un tono alegre y el otro con un tono que no lo era tanto. Creo que se trata de un álbum muy pasional en ambos aspectos, que recoge un momento que pertenece a mi vida personal… También creo que tras nueve álbumes era el momento; no puedes continuar siempre en el mismo camino, hay que cambiar continuamente lo que uno hace…
Sin embargo, hay cosas que no cambian, como la producción de Kevin Shirley, ¿qué es lo que aporta a su música?
Una perspectiva distinta, que es lo que necesitas cuando grabas un disco o haces cualquier otra cosa. No puedes juzgarte, no puedes calibrar exactamente lo que tú mismo estás haciendo, así que necesitas a alguien que aporte otro punto de vista que nunca tendrías de otra manera, alguien que mire tu arte con otros ojos.
Suele incluir una o dos versiones en cada disco, ¿cómo las selecciona? En este caso, la versión de «Stop» de Sam Brown, he de confesar que me ha dejado perpleja.
Bien, no hay una respuesta a la pregunta de por qué elijo mis versiones… en el caso de la canción «Stop», es la primera versión que hicimos para este trabajo, aunque no es la única. Desde luego, he realizado versiones de muchos autores diferentes. Creo que fundamentalmente se trata de canciones que nunca asociarías al estilo de música que nosotros hacemos.
Volviendo a sus comienzos, ¿cómo se siente al recordar aquella actuación con B.B. King a los doce años?
Fue fantástico, una experiencia increíble. Hombre, han pasado ya veinte años, y después me han ocurrido muchas cosas, pero evidentemente fue algo crucial en mi carrera, que me ayudó mucho también personalmente. Todo lo que pudiera decir sobre B.B. King es poco.
Pero, con doce años, ¿realmente se daba cuenta de que se trataba de un momento histórico?
Hombre, no podía darme cuenta exactamente de la extraordinaria importancia de ese momento, pero sí que sabía que tocar con B.B. King era algo grande. Tampoco podía entonces darme cuenta de la proyección que aquello tendría, de las cosas que me doy cuenta ahora, básicamente porque soy veinte años más viejo.
Ha tocado con otros grandes guitarristas… Si tuviera que elegir uno de ellos como el que más le ha inspirado, ¿cual sería?
Probablemente Eric Clapton. Porque distingo su toque. Siempre ha sido uno de mis compositores y guitarristas favoritos.
¿Y con el que más se ha divertido?
B.B. King. No tengo ni idea de por qué. Es un artista con el que estar en el escenario resulta muy emocionante. Las reacciones de la gente cuando él está ahí también ayudan.
Para terminar, ¿qué viene ahora? Después de veinte años de carrera, nueve álbumes, infinidad de colaboraciones… ¿Tal vez unas vacaciones?
No, claro, que no. Tengo ideas para otros diez años y no sé muy bien lo que voy a hacer ahora mismo, nunca he sabido cual iba a ser el siguiente paso, pero será algo diferente, ¡puede que paranoico!