La muestra reúne dibujos, libros, maquetas y pinturas en el 500° aniversario de su nacimiento. CaixaForum abre la mayor retrospectiva dedicada al arquitecto más influyente de todos los tiempos
GEMMA TRAMULLAS
El periódico de Catalunya
Corre el año 1524 y un joven aprendiz esculpe un bloque de piedra tras otro en una cantera de Vicenza, una ciudad del valle del río Po, en la región italiana del Véneto. Aquí empieza la película de la vida de Andrea Palladio (1508-1580), que aún picaría piedra durante 15 años más antes de labrarse fama mundial como arquitecto. Coincidiendo con los 500 años de su nacimiento, CaixaForum presenta, desde hoy hasta el 6 de septiembre, la mayor retrospectiva dedicada a este maestro renacentista, el primer arquitecto humanista. La muestra coincide con las últimas semanas de la exposición, también en CaixaForum, de la obra de Richard Rogers, otro arquitecto humanista pero, en su caso, el último humanista.
Pero, ¿qué significa exactamente ser un arquitecto humanista? A través de más de 200 textos, dibujos, maquetas gigantes, libros y cuadros de pintores como Canaletto, Veronés, Tiziano o El Greco, Palladio, l’arquitecte propone un viaje a la mente de un maestro que puso su talento al servicio del interés común. Palladio era capaz de dibujar en un mismo folio un boceto para un palacio en la campiña, para un conjunto de viviendas de bajo coste en Venecia y para la reconstrucción de una pequeña iglesia rural.
«Estos documentos son como encefalogramas de la mente del arquitecto que piensa, y muestran por primera vez su proceso de trabajo», explica Howard Burns, uno de los comisarios de la exposición organizada en colaboración con la Royal Academy of Arts de Londres y el Centro Internazionale di Studi di Architettura de Vicenza.
En todos sus proyectos, Palladio aplicaba por igual su gusto por la arquitectura clásica romana y los reinterpretaba para ofrecer la mayor comodidad a sus inquilinos sin romper la armonía con el entorno. No utilizaba materiales lujosos y construía columnas con ladrillos, que posteriormente rebozaba con escayola. Casi 20 años en la cantera le sirvieron para inventar nuevas técnicas de construcción que le permitían convertir en realidad sus ideales.
«Esta es una exposición sobre la capacidad de la arquitectura para cambiar el mundo», afirma Guido Beltramini, otro de los comisarios de la muestra. Un ejemplo es la basílica de Vicenza, un edificio medieval que Palladio rodeó con arcadas para abrir amplios espacios y dejar entrar chorros de luz en el edificio, convirtiendo el lugar en un espacio para el encuentro. O el palacio Chiericati, cuya fachada tiene un gran pórtico que funciona como una calle más del entramado urbano. O las residencias campestres de los nobles del Véneto que le financiaban, como villa Rotonda y villa Barbaro, que transformaron la región.
La iglesia de Il Redentore y la de San Giorgio Maggiore, en Venecia, son otras de sus obras cumbre, además del Teatro Olímpico, su último proyecto. La fama, sin embargo, no evitó que algunos de sus proyectos quedaran inacabados. Casi todas estas construcciones están representadas en la exposición por maquetas gigantes y cuadros de maestros de la época, como el San Giorgio Maggiore de Canaletto.
ARTISTA TOTAL
Como buen ejemplar del renacimiento, además de constructor y arquitecto, Palladio también fue autor. Su gran tratado, titulado Los cuatro libros de arquitectura, circuló de mano en mano. Su fama llegó incluso a oídos de Felipe II, que le invitó para que propusiera un proyecto para el Escorial, pero finalmente su idea no se llevó a cabo (Palladio murió sin haber realizado ningún proyecto fuera de Italia). Hoy día, su tratado continúa siendo la biblia de muchos arquitectos.
Cinco siglos después, algunas de sus construcciones muestran un fuerte deterioro debido al paso del tiempo. El Ayuntamiento de Vicenza ha aprobado un proyecto de restauración de 20 millones de euros para conservar la Basílica y el Teatro Olímpico. Otros edificios son de complicada recuperación, como algunas villas de la campiña del Véneto, que en los últimos años han quedado asfixiadas entre fábricas y bloques de viviendas.
Pero, ¿qué significa exactamente ser un arquitecto humanista? A través de más de 200 textos, dibujos, maquetas gigantes, libros y cuadros de pintores como Canaletto, Veronés, Tiziano o El Greco, Palladio, l’arquitecte propone un viaje a la mente de un maestro que puso su talento al servicio del interés común. Palladio era capaz de dibujar en un mismo folio un boceto para un palacio en la campiña, para un conjunto de viviendas de bajo coste en Venecia y para la reconstrucción de una pequeña iglesia rural.
«Estos documentos son como encefalogramas de la mente del arquitecto que piensa, y muestran por primera vez su proceso de trabajo», explica Howard Burns, uno de los comisarios de la exposición organizada en colaboración con la Royal Academy of Arts de Londres y el Centro Internazionale di Studi di Architettura de Vicenza.
En todos sus proyectos, Palladio aplicaba por igual su gusto por la arquitectura clásica romana y los reinterpretaba para ofrecer la mayor comodidad a sus inquilinos sin romper la armonía con el entorno. No utilizaba materiales lujosos y construía columnas con ladrillos, que posteriormente rebozaba con escayola. Casi 20 años en la cantera le sirvieron para inventar nuevas técnicas de construcción que le permitían convertir en realidad sus ideales.
«Esta es una exposición sobre la capacidad de la arquitectura para cambiar el mundo», afirma Guido Beltramini, otro de los comisarios de la muestra. Un ejemplo es la basílica de Vicenza, un edificio medieval que Palladio rodeó con arcadas para abrir amplios espacios y dejar entrar chorros de luz en el edificio, convirtiendo el lugar en un espacio para el encuentro. O el palacio Chiericati, cuya fachada tiene un gran pórtico que funciona como una calle más del entramado urbano. O las residencias campestres de los nobles del Véneto que le financiaban, como villa Rotonda y villa Barbaro, que transformaron la región.
La iglesia de Il Redentore y la de San Giorgio Maggiore, en Venecia, son otras de sus obras cumbre, además del Teatro Olímpico, su último proyecto. La fama, sin embargo, no evitó que algunos de sus proyectos quedaran inacabados. Casi todas estas construcciones están representadas en la exposición por maquetas gigantes y cuadros de maestros de la época, como el San Giorgio Maggiore de Canaletto.
ARTISTA TOTAL
Como buen ejemplar del renacimiento, además de constructor y arquitecto, Palladio también fue autor. Su gran tratado, titulado Los cuatro libros de arquitectura, circuló de mano en mano. Su fama llegó incluso a oídos de Felipe II, que le invitó para que propusiera un proyecto para el Escorial, pero finalmente su idea no se llevó a cabo (Palladio murió sin haber realizado ningún proyecto fuera de Italia). Hoy día, su tratado continúa siendo la biblia de muchos arquitectos.
Cinco siglos después, algunas de sus construcciones muestran un fuerte deterioro debido al paso del tiempo. El Ayuntamiento de Vicenza ha aprobado un proyecto de restauración de 20 millones de euros para conservar la Basílica y el Teatro Olímpico. Otros edificios son de complicada recuperación, como algunas villas de la campiña del Véneto, que en los últimos años han quedado asfixiadas entre fábricas y bloques de viviendas.