Auschwitz necesita reformas

JOSÉ PUJOL
Público



El 14 de junio de 1940 llegaron los primeros prisioneros al campo de concentración nazi de Auschwitz I , punto de partida de una red de centros de exterminio en los que murieron más de un millón de personas: el 90% de ellos, judíos; el resto, opositores, homosexuales, gitanos y discapacitados.

64 años después de la liberación del complejo, este memorial, cementerio y museo del horror lucha por sobrevivir en plena crisis económica. Las 200 hectáreas que componen Auschwitz necesitan reformas y un mantenimiento constante.

Un consejo formado por ex prisioneros, historiadores y expertos administra el Museo Estatal de Auschwitz, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, bajo la tutela del Gobierno polaco. El año pasado, el Gobierno se hizo cargo del 97% del presupuesto del centro, con el que se hizo frente a los costes materiales de la conservación y de las 250 personas que allí trabajan.

El problema, según el portavoz del museo, Jarek Mensfelt, es que este dinero no basta para conservar el museo. "Si no se hace algo, dentro de 20 años no quedará nada", asegura Mensfelt. Con el campo, desaparecería el mayor vestigio del Holocausto, compuesto por cámaras de gas, barracones, torres de vigilancia y otros símbolos de represión y perversión. En 2008, un millón de personas visitaron el lugar de manera gratuita.

El museo que se encuentra en los alrededores de Oswiecim, al sur del país necesita una inyección urgente de 120 millones de euros, según dijo hace unos meses el primer ministro polaco, Donald Tusk. Una muestra del deterioro son los dos tercios de los edificios de ladrillo cerrados al público "por su inseguridad".

Una parte de ese dinero se dedicaría a la creación de un depósito especializado para los documentos, objetos y artefactos, así como a actualizar la exposición del museo. "Esta es la muestra más antigua del mundo sobre el tema se abrió en 1955. Sin embargo, la exhibición no está orientada a los visitantes que nacieron después de la guerra. Ahora acabamos de iniciar los trabajos para preparar algo más moderno para las nuevas generaciones", explica Mensfelt.

Para intentar dar una solución al problema económico del Museo, el ex prisionero Wladyslaw Bartoszewski creó en abril de este año la Auschwitz-Birkenau Foundation bajo el lema "Salvaremos del olvido lo que ellos intentaron destruir". La frase hace referencia a las demoliciones realizadas por los nazis a su salida de Auschwitz con la intención de ocultar las pruebas del exterminio. Según explica Mensfelt, "la fundación pretende establecer un fondo eterno cuyos intereses se emplearían en los trabajos de conservación rutinarios que los especialistas estiman en al menos cuatro millones de euros al año".

El director del museo y el Gobierno Polaco han expresado su deseo de que los países de la Unión Europea se involucren en la conservación de este patrimonio. En respuesta, la UE ha anunciado esta semana una aportación de 4,2 millones de euros para hacer frente al deterioro. Un primer paso, todavía insuficiente, pero que permitirá comenzar los trabajos que necesita el campo. "Este museo es uno de los pilares que ha hecho posible la construcción de la UE. Llevamos tres generaciones viviendo en paz y de ahí la importancia de que se conserve para las futuras generaciones" concluye Mensfelt.