Vuelve, tras 25 años, una leyenda de la música: el líder de The Byrds, pioneros del 'folk-rock' de los sesenta y adalides de la respuesta americana a The Beatles
RAMÓN FERNÁNDEZ ESCOBAR
El País
Cantaban a los astronautas, a volar a ocho millas de altura y al poder sublime del cambio. Fueron, en muchos sentidos, la respuesta estadounidense a The Beatles, la voz de la joven América psicodélica de los 60, de los sueños de la generación hippie. Hasta se inventaron el country alternativo tal como lo practican Wilco y otros en el siglo XXI (escuchar el álbum Sweetheart of the rodeo). Y Roger McGuinn, líder de The Byrds, estaba allí. ¡Y lo recuerda! Hoy, esta leyenda de la historia del rock actúa en Madrid a sus 68 años. Es la primera vez que se deja caer por la ciudad en un cuarto de siglo. Pocas bromas.
"Adoro actuar en solitario como un trovador folk. Pete Seeger [leyenda de la canción protesta y héroe americano] fue una gran influencia", reconoce McGuinn. "Le vi de adolescente y me impresionó su forma de controlar al público. Se puede decir que pongo en práctica un sueño". Así, sólo con su voz y sus guitarras, se le pudo ver en el festival Azkena de Vitoria en 2004, concierto que recoge su álbum Live from Spain (2008). Y así, solito, se presenta hoy en Madrid.
El músico estadounidense llega tras participar en el homenaje a Seeger por sus 90 años: "Pude reencontrarme con viejos amigos y tocar Turn! Turn!, Turn!". Esa canción bíblica de Seeger daba título al segundo disco de The Byrds, pioneros del folk-rock en los sesenta. "Cuando surgieron The Beatles me di cuenta de que ambos géneros se podían aproximar", recuerda sobre la feliz suma.
La irrupción de The Beatles le pilló como escritor a sueldo en el Brill Building neoyorquino, un edificio que era algo así como el epicentro de la edición de la música popular estadounidense. "Allí aprendí a analizar los ingredientes de cada canción". Y respecto a los de Liverpool vivió, con The Byrds, un pequeño desquite en forma de influencia recíproca: "George Harrison compuso If I needed someone inspirado por un solo mío". Su sonido con The Byrds, tópico aunque cristalino, salía de una guitarra Rickenbacker eléctrica de 12 cuerdas. Merecía ser imitado. Y eso que surgió por casualidad al colocarle un compresor y enchufarla directamente a la mesa. En su posterior carrera solista, irregular con momentos álgidos como Cardiff Rose (1976) o Back from Rio (1991), Roger terminó retornando a las esencias. En 1995 creó el Folk Den Project, web que permite descargarse gratis una canción tradicional al mes, interpretada por él.
"Busco mantenerlas vivas, los artistas folk actuales sólo vuelven la vista hasta Dylan e ignoran sus fuentes. Me recuerdan a mí cuando llevaba camisas con estampados de cachemira en los sesenta. Un día me crucé con mi madre y, para mi sorpresa, me dijo que ellos también las usaban en los años veinte". McGuinn ha publicado varias versiones del Folk Den Project, de una caja con cuatro discos a un reciente recopilatorio.
Además de su aprovechamiento de la Red, Roger no es ajeno a las tecnologías: a sus guías en vídeo sobre técnicas de guitarra une otra con métodos de grabación por ordenador. Y con The Byrds llegó a probar los sintetizadores. "Experimenté un poco con el Moog. Sin manual: su creador pensaba que quien no fuera capaz de apañarse sin él no merecía tocarlo". Y con la banda también se bañó en country-rock, sobre todo en la breve etapa de Gram Parsons. "Nos dejó para estar con The Rolling Stones. El elemento country constante en The Byrds fue Chris Hillman. Con él y con el otro superviviente original, David Crosby, mantengo el contacto". No tanto con Dylan, del que The Byrds hicieron proféticas versiones, y al que siguió en su Rolling Thunder Revue de los setenta: "Sólo nos vemos cuando coincidimos de gira". McGuinn aprendió de sus padres a vivir en la carretera: "Escribieron un best seller y no paramos de viajar". Y sólo aspira a "seguir tocando a los 93, como Andrés Segovia".