De hipócritas y dictadores

JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ
Soitu




Hoy tendrá lugar un acontecimiento inolvidable. Les recomiendo que no se lo pierdan. Hace 41 años Manuel Fraga, entonces ministro de Franco, firmó el acta de independencia de Guinea Ecuatorial y entregó el país a Francisco Macías. Esta mañana el mismo Manuel Fraga de entonces dará la mano al actual presidente de de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, el hombre que derrocó y asesino a Macías, su tío, en 1979. Será un instante sin duda histórico en el que don Manuel bendecirá a una nueva generación de déspotas y criminales.

Esperen, no se lancen tan pronto sobre mi yugular. Como pueden imaginar, a estas alturas de la vida ni me sorprende ni me molesta la querencia de don Manuel Fraga por los dictadores. Lo que me molesta y me sorprende, aunque la verdad es que cada vez menos, es la descomunal hipocresía del actual gobierno socialista: Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, es el organizador de la excursión que ha permitido a Fraga, y a un grupo de empresarios y políticos, recordar los viejos y buenos tiempos. "Guinea Ecuatorial es un país diferente, independiente, soberano, moderno, dinámico y próspero que inicia una nueva etapa en el siglo XXI", aseguró Moratinos, sin que se le cayese la cara de vergüenza, nada más llegar a Malabo.

Guinea Ecuatorial es un país aterrorizado y pobre que lleva décadas sufriendo una dictadura feroz, despiadada, terrible. En buena lógica democrática, ningún gobierno civilizado debería relacionarse con Guinea Ecuatorial excepto para exigir la dimisión de su presidente, uno de los grandes genocidas africanos, y la inmediata celebración de unas elecciones limpias. Pero no. Ahí tienen al socialista Moratinos, flamante ministro de Zapatero, en una visita con la que pretende "que se tome en serio al único país de habla española en el continente africano".

Si ese fuera realmente el motivo, Moratinos se podía haber ahorrado el viaje. Todos los que aman la libertad y la democracia se toman en serio a Guinea Ecuatorial, un estado en el que, según informes de Amnistía Internacional y la CIA, la impunidad del estado y las fuerzas de seguridad es absoluta: se cometen torturas y malos tratos, se producen muertes bajo custodia, se celebran juicios irregulares, arrestos arbitrarios, detenciones en régimen de incomunicación, desapariciones... Nos lo tomamos tan en serio como a su presidente, Teodoro Obiang, un sanguinario dictador golpista que ha hecho del saqueo y la tortura una forma de gobierno. Según la revista Forbes, Obiang es el octavo político más rico del mundo, con una fortuna valorada en más de 600 millones de dólares. El sátrapa controla, además, los fondos públicos del país y los cerca de 700 millones de dólares depositados por Guinea Ecuatorial en fondos estadounidenses.

En Noviembre de 2006, tras ser recibido en Moncloa por Zapatero, Obiang se comprometió a liberar a los presos políticos y a democratizar su país. Cómo todo el mundo suponía, Obiang mintió. Algo que de ninguna manera impide que Moratinos viaje hasta Guinea para pasarle de nuevo la mano por la espalda, proponerle negocios y ofrecerle material bélico a buen precio. ¿El mundo al revés? La pregunta es obvia: ¿qué puede mover a un ministro socialista y democrático a mancharse las manos de sangre saludando a Obiang? El petróleo. No sé si ustedes lo sabrán, pero en Guinea Ecuatorial hay mucho, muchísimo petróleo. Tanto como para llamarlo el 'Kuwait africano'. Produce alrededor de 420.000 barriles de petróleo al día, lo que supone unas exportaciones anuales superiores a los 4.300 millones de dólares, el equivalente al 90 por ciento de la economía de un país con un Producto Interior Bruto per cápita de 44.100 dólares, comparable al de Suiza, Canadá o Reino Unido.

Mientras Obiang y su familia se quedan con los beneficios del petróleo, el país se desangra: el 60 por ciento de los ecuatoguineanos vive con menos de un dólar al día y se encuentra, según su propio Gobierno, por debajo del umbral de la pobreza. Guinea Ecuatorial sufre una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo (el 20 por ciento de los niños muere antes de llegar a los cinco años de edad) y la mitad de la población no tiene acceso a agua potable. Para trabajar en las compañías petroleras es necesario presentar el carné de pertenencia al Partido Democrático, el de Obiang, por supuesto.

Estoy deseando ver como enfocan en los informativos este viaje oficial, este siniestro aniversario. Quiero contemplar de nuevo la cara de un socialista (la de Fraga ya la conozco) cuando saluda a un dictador de la peor calaña. Porque supongo que lo veremos. No quiero ni pensar que Exteriores no concediese a este acontecimiento la importancia que se merece...