KEPA ARBIZU
Lumpen
The Band no pertenece a esa exclusiva lista de grupos que son reconocidos, e incluso a veces escuchados, hasta por el menos avezado en esto de la música. Me refiero a nombres como Rolling Stones, Beatles o Ramones. Motivos más que suficientes existen para que esto no fuera así. Al margen de su calidad innegable y que alguno de sus discos, “Music from Big Pink” o “The band”, deben ser considerados como obras maestras, hay otros hechos, a lo mejor más anecdóticos pero más llamativos, que deberían haber ayudado a lanzarles a la fama. Por ejemplo su colaboración con Bob Dylan (fueron su grupo durante algún tiempo) o haber sido el eje central de uno de los mejores documentales musicales que se hayan filmado jamás, “The last waltz”, grabación por parte de Scorsese de su concierto despedida.
Levon Helm fue el creador, además de cantante y batería, de dicho grupo. Su biografía ha estado ligada a un sinfín de situaciones, altibajos en el grupo, desbandadas, reagrupaciones, etc... Su carrera en solitario la inicia a finales de los setenta y es truncada por dos hechos: el primero la vuelta de The Band, en un regreso no demasiado exitoso dicho sea de paso, y el otro la dramática noticia de la aparición de un cáncer de garganta. Horrible hecho de por sí que incrementa su tragedia al ser un cantante el afectado.
Este suceso y sus evidentes consecuencias, duro tratamiento y voz perjudicada, no invitaba a suponer nada bueno respecto a su carrera. Pero muy al contrario, a mediados del 2000, regresa a los escenarios, forma su propia banda (Levon Helm Band), en la que se encuentra también su hija, y se decide a tocar de una manera peculiar. Monta algo parecido a un festival (Midnight ramblers) en su casa-granero-estudio donde el público puede disfrutar de él y de otros artistas invitados, hecho que queda inmortalizado en discos con el mismo nombre del evento.
En el 2007 da un pasito más y se decide a grabar. El resultado es “Dirty farm”, un estupendo disco que a base de versiones, algunas contemporáneas, hace un homenaje a la música americana en su facción más clásica, a base sobretodo de country y folk. Queda más que demostrado con este trabajo que está de vuelta y en muy buena forma.
Por la misma senda continúa en este año 2009. De nuevo vuelve a tirar de versiones, aunque hay alguna composición propia, y con su nuevo tono de voz, más rasgado y profundo pero manteniendo el poso de serenidad que tuviera en su juventud, sigue en su misión de descubrir y analizar todos los caminos del rock americano, en esta ocasión con una mirada a los sonidos más negros (blues, soul, gospel...)
“Electric dirt” comienza con una sorprendente versión de los Grateful dead, “Tennessee Jed”, aquí el rock psicedélico de los de San Francisco se torna en un ritmo puro de Nueva Orleans. Con parecidas características interpreta los temas de Muddy Waters, “Stuff you gotta watch” (ya versioneada en su época por The Band) y “You can’t lose what you ain’t never had”, en las que sustituye los clásicos instrumentos de blues, guitarra eléctrica y harmónica, por mandolinas y acordeones. Sorprendentemente el resultado mantiene la tensión de esos fabulosos temas. Más ajustada a su estilo original es la versión de Staple Singers, “Move along train”.
Uno de los mejores momentos llega con la recreación del tema compuesto por Randy Newman, “Kingfish”, que si ya de por sí tiene un nivel alto, esta versión, pasada por el tamiz del estilo de Allen Toussiant o el Dr John, es excepcional.
La magnífica canción popularizada por Nina Simone, “I Wish I Knew How It Would Feel to Be Free”, ahora en manos de Levon Helm, incrementada algo el ritmo, sigue manteniendo todo su esplendor. “Heaven’s pearls” y “Growin’trade”son dos temas country cruzados con el soul más espiritual. La primera pertenece al grupo Ollabelle, del que forma parte su hija, y el segundo es de creación propia. Ambos tienen tanta calidad que no desentonarían en un disco de Bob Dylan.
Casi cumplidos los setenta años y tras pasar grandes vicisitudes a lo largo de su vida, Levon Helm continúa la labor que ya hiciera con The Band, tocar música de una manera sobresaliente, y tanto con su nuevo disco, “Electric dirt”, como con el anterior, “Dirt farmer”, sigue realizando un trabajo casi enciclopédico, analizar los variados caminos que posee el rock e interpretarlos de manera ejemplar.
Levon Helm fue el creador, además de cantante y batería, de dicho grupo. Su biografía ha estado ligada a un sinfín de situaciones, altibajos en el grupo, desbandadas, reagrupaciones, etc... Su carrera en solitario la inicia a finales de los setenta y es truncada por dos hechos: el primero la vuelta de The Band, en un regreso no demasiado exitoso dicho sea de paso, y el otro la dramática noticia de la aparición de un cáncer de garganta. Horrible hecho de por sí que incrementa su tragedia al ser un cantante el afectado.
Este suceso y sus evidentes consecuencias, duro tratamiento y voz perjudicada, no invitaba a suponer nada bueno respecto a su carrera. Pero muy al contrario, a mediados del 2000, regresa a los escenarios, forma su propia banda (Levon Helm Band), en la que se encuentra también su hija, y se decide a tocar de una manera peculiar. Monta algo parecido a un festival (Midnight ramblers) en su casa-granero-estudio donde el público puede disfrutar de él y de otros artistas invitados, hecho que queda inmortalizado en discos con el mismo nombre del evento.
En el 2007 da un pasito más y se decide a grabar. El resultado es “Dirty farm”, un estupendo disco que a base de versiones, algunas contemporáneas, hace un homenaje a la música americana en su facción más clásica, a base sobretodo de country y folk. Queda más que demostrado con este trabajo que está de vuelta y en muy buena forma.
Por la misma senda continúa en este año 2009. De nuevo vuelve a tirar de versiones, aunque hay alguna composición propia, y con su nuevo tono de voz, más rasgado y profundo pero manteniendo el poso de serenidad que tuviera en su juventud, sigue en su misión de descubrir y analizar todos los caminos del rock americano, en esta ocasión con una mirada a los sonidos más negros (blues, soul, gospel...)
“Electric dirt” comienza con una sorprendente versión de los Grateful dead, “Tennessee Jed”, aquí el rock psicedélico de los de San Francisco se torna en un ritmo puro de Nueva Orleans. Con parecidas características interpreta los temas de Muddy Waters, “Stuff you gotta watch” (ya versioneada en su época por The Band) y “You can’t lose what you ain’t never had”, en las que sustituye los clásicos instrumentos de blues, guitarra eléctrica y harmónica, por mandolinas y acordeones. Sorprendentemente el resultado mantiene la tensión de esos fabulosos temas. Más ajustada a su estilo original es la versión de Staple Singers, “Move along train”.
Uno de los mejores momentos llega con la recreación del tema compuesto por Randy Newman, “Kingfish”, que si ya de por sí tiene un nivel alto, esta versión, pasada por el tamiz del estilo de Allen Toussiant o el Dr John, es excepcional.
La magnífica canción popularizada por Nina Simone, “I Wish I Knew How It Would Feel to Be Free”, ahora en manos de Levon Helm, incrementada algo el ritmo, sigue manteniendo todo su esplendor. “Heaven’s pearls” y “Growin’trade”son dos temas country cruzados con el soul más espiritual. La primera pertenece al grupo Ollabelle, del que forma parte su hija, y el segundo es de creación propia. Ambos tienen tanta calidad que no desentonarían en un disco de Bob Dylan.
Casi cumplidos los setenta años y tras pasar grandes vicisitudes a lo largo de su vida, Levon Helm continúa la labor que ya hiciera con The Band, tocar música de una manera sobresaliente, y tanto con su nuevo disco, “Electric dirt”, como con el anterior, “Dirt farmer”, sigue realizando un trabajo casi enciclopédico, analizar los variados caminos que posee el rock e interpretarlos de manera ejemplar.