Joy Division, mito del eterno retorno


MIGUEL J. GALANES
Sonicwave magazine




Antes de nada dirijamos nuestras miradas al año 1976 y en concreto al día 20 de julio, en el que aconteció un hecho decisivo para la historia de la música. Fue el día de la presentación de los Sex Pistols en el Manchester Lesser Free Trade Hall ante, únicamente, cuarenta y dos personas. Este concierto, que fue organizado por Pete Shelley y Howard Devoto, a la cabeza de la vanguardia musical en Manchester, miembros y fundadores de los que en aquel momento comenzaron a ser los Buzzcocks, marcó un antes y un después para muchas de las personas que lo presenciaron. Allí estuvieron Pete Shelley y Howard Devoto, por supuesto; Mick Hucknall, creador de Simple Red junto a unos ex componentes de Durruti Column; Tony Wilson, benefactor de toda aquella revolución iniciada en Manchester, licenciado en periodismo por Cambridge y presentador de programas musicales de Granada TV, fundador del sello musical Factory Records y del trasgresor club Fac 51 The Hacienda; Martin Hannet, uno de los principales productores de Inglaterra, que, tras esta explosión del punk, tuvo gran protagonismo en la música de los principales grupos de los movimientos postpunk y la new wave; y, por último, los por entonces llamados Stiff Kittens, que luego pasarán a llamarse Warsaw y que a comienzos de 1978 cambiarán su nombre por Joy Division.

Admirados por la fuerza en escena y el ímpetu musical de Sex Pistols, Bernard Sumner, Peter Hook y Terry Mason deciden formar su grupo musical. Con Sumner a la guitarra, Hook al bajo y Mason a la batería, ya sólo faltaba la voz. Pete Shelley les sugirió que se llamasen Stiff Kittens, y así lo hicieron, pero con cierto recelo. Será un nombre que sólo aparecerá en algunos panfletos.

El grupo, rápidamente, reclutó a Ian Curtis, al que ya conocían.

Cuando iban a actuar por primera vez, Mason, debido a su incontrolable miedo escénico, decide abandonar el grupo horas antes de su actuación en el Electric Circus. Tony Tabac, al que Mason le dio unas rápidas y básicas lecciones de batería, será quien sustituya a Mason, que pasará a ser el representante del grupo. Poco antes de aquella presentación el 29 de mayo de 1977, el grupo decidió cambiar su nombre por el de Warsaw; nombre que procede de una canción, titulada “Warszawa”, de un disco de David Bowie junto a Brian Eno llamado “Low”.

Tabac no encajó bien con el resto de la banda y rápidamente es sustituido por Steve Brotherdale, batería del grupo punk Panik, con el que únicamente grabaran una cinta de cinco canciones, The Warsaw Demo, el 18 de julio de 1977. Brotherdale no durará tampoco mucho y será remplazado por Stephen Morris, atraído por un anuncio que el grupo colocó en una tienda de música solicitando batería y contratado porque Curtis recordó que fue a su colegio.

Corría el año 1978, cuando el grupo cambia su nombre por el de Joy Division para no ser confundidos con un grupo punk de Londres llamado Warsaw Pakt. Joy Division es el nombre con el que se designa al grupo de mujeres judías utilizadas en los campos de concentración como esclavas sexuales en la novela "Shiviti, una visión” de Ka-Tzetnik, testimonio de un hombre que sobrevivió al aterrador holocausto de Auschwitzg. Este nuevo nombre provocó que el grupo fuese tachado de neonazi. A lo que ellos siempre respondieron con rechazo.

Rob Gretton sustituyó a Mason como manager. Y el 9 de junio de 1978 Joy Division actuará en la apertura del famoso club The Factory del ya citado Tony Wilson, que en breve fundará el sello discográfico Factory con el que editará “A Factory Sample”, una compilación de grupos de la discográfica entre los que se encontraron Durruti Column, John Dowie, Cabaret Voltaire y Joy Division.

Algo que les dará mucha publicidad será la grabación en febrero de 1979 de unos temas para el famoso programa de John Peel, que serían posteriormente reunidos y publicados con el nombre de “The 1st Peel Session”. En abril de ese año grabarán su primer disco “Unknown Pleasures”, que saldrá publicado a finales de mayo. Este disco supone una gran innovación en cuanto a sonidos, es de una tremenda originalidad y por lo tanto atemporal. Fue producido por el también citado Martin Hannet, que se pasó largas horas en el estudio desmontando y montando la batería una y otra vez en busca de un sonido especial que caracterizaría al grupo. Fue un disco hecho a conciencia por genios con un fin renovador y que asentó las bases del post-punk. Recibió muy buenas críticas y les surgieron ofertas de grandes discográficas, que el grupo rechazó por sentirse muy a gusto con Tony Wilson debido a la libertad que les concedía.

Curtis sufría espasmos y hasta incluso pérdidas de conocimiento provocados por la epilepsia, lo que asombraba a las personas que lo veían actuar. Sus movimientos violentos resultaban muy chocantes como pudieron comprobar los espectadores que vieron el 15 de diciembre de 1979 en televisión el programa Something Else de la BBC durante las canciones “Transmisión” y “She´s lost control”. El 26 de noviembre grabaron “The 2nd Peel Session” en el que aparece por primera vez el clásico “Love will tear us apart”

Tras este éxito, inician una gira por Europa que comienza en diciembre y termina en enero de 1980. En marzo de este año se dirigen a Islington para grabar su segundo disco, llamado “Closer”. El disco es también producido por Hannet y durante las sesiones de grabación, que duraron desde el 18 al 30 de marzo, los continuados ataques de epilepsia de Curtis y su cada vez más agravado estado depresivo, generaron un gran nerviosismo en el resto de componentes del grupo. En un concierto en que fueron teloneros de The Stranglers, Curtis perdió el control y a los tres días se intentó suicidar con una sobredosis de fenobarbital. Se estaba acercando el fin.

El 17 de mayo Curtis vuelve a su casa, que hasta hacía poco había compartido con su esposa Deborah, le pide que se lleve a su hija y que le dejen pasar la noche sólo. Curtis se pone a ver en la televisión la película “Stroszek” de Werner Herzorg, tras la cual escribe una nota a su esposa, escucha el disco “The Idiot” de Iggy Pop y por último decide ponerle fin a su vida ahorcándose en la cocina.

El grupo iba a iniciar su gira por Estados Unidos y Curtis iba a cumplir en breve 24 años. “The Closer” estuvo dos meses en el top 10 de las listas británicas.

Tras el fin de Joy Division nació de la mano de Sumner, Hook y Morris un nuevo proyecto, New Order, con el que pretenden seguir evolucionando y experimentando con ritmos más electrónicos, que, por aquel entonces, algunos grupos ya andaban revolucionando y, que, curiosamente, fue Curtis el que les mostró el nuevo camino antes de morir cuando les hacía escuchar los álbumes de Kraftwerk.

A pesar de su corta pero fructífera carrera, la influencia y la presencia de Joy Division y de Ian Curtis es hoy en día muy palpitante.

El año pasado, en el mes de marzo vio la luz “The best of Joy Division”, un recopilatorio que recoge varias facetas importantes en la vida del grupo. En él podemos encontrar dos cd´s. El primero es una selección de los temas más conocidos de la banda, bajo el título de “The best of Joy Division”. El segundo alberga las sesiones grabadas con John Peel con el nombre de “The John Peel Sessions”, las canciones que sonaron en el programa “Something Else” de la BBC y por último una entrevista de Richard Skinner con Ian Curtis y Stephen Morris. Ahora, el 8 de abril de 2009, y tras dos años de su estreno en Cannes (parece mentira), la película “Control” de Antón Corbijn, hace su aparición en España. En blanco y negro, Corbijn, fotógrafo holandes que viajó a Inglaterra movido por el panorama musical de finales de los 70, nos revela con decencia y sobrecogedoramente la vida de Ian Curtis. Delante del público Corbijn hace desfilar uno tras otro los momentos más importantes y decisivos de la vida personal y musical de Curtis, comenzando por sus años de instituto, en los que ya se aprecia su admiración por Bowie y durante los que conoce a Deborah, su futura esposa, hasta su suicidio. A parte de estos datos objetivos y biográficos, es muy importante destacar el profundo análisis de la personalidad y el entorno social de Curtis. La relación fría y distante que mantiene con su familia y su familia con él, contrasta, en principio, con la pasión y los impulsos que agitan su alma en lo referente a su relación inicial con Deborah. Ian, impulsivo y romántico, comienza a ser consciente de su vulnerabilidad al pretender abrazar lo convencional, retomando la distancia y la frialdad, ahora con su mujer y su hija. Ian, busca refugio en su interior, en sus letras y en su música, pero hasta esto pérderá el sentido para él. La huida va siendo, cada vez más, su camino. Acorralado por su deprimente relación con Deborah y su hija, por su también pasional pero a la vez superficial relación con la grupie belga y por la epilepsia, Curtis ve su única vía de escape en la muerte. Todo esto, y dando muestras de su profesionalidad como fotógrafo, nos lo cuenta, como ya he dicho, en blanco y negro, colores que radicalmente se oponen y se contradicen, al igual que la personalidad de Curtis y que dan un tono apagado y crepuscular a la película, que acompaña en todo momento a la situación social de la Inglaterra de aquellos años y al mundo individual de Ian Curtis.