Lars von Trier: "Más que controversia, genero hostilidad"

Tras superar una depresión que lo llevó al hospital, Lars von Trier rodó Anticristo, en la que a través de la odisea de una pareja que acaba de perder a su hijo explora sus propios demonios. Sexo salvaje y violencia brutal son los ingredientes de una producción que surge del subconsciente, como explica el cineasta a El Cultural. Una combinación que provocó una bronca en el Festival de Cannes como hacía años que no se recordaba. Odiado por unos y amado por otros, lo indiscutible es que el personalísimo von Trier es uno de los directores con mayor peso e influencia del mundo


BEATRICE SARTORI
El Mundo




Con él llegó el escándalo. El formidable pateo que siguió al primer pase en el Festival Internacional de Cine de Cannes de Anticristo no se recordaba desde hace años. Lars Von Trier (Copenhague, 1956), el genial danés, se llevó como "premio" unos insultos brutales. Lo llegaron a acusar de "tarado" y de que su película era "una provocación barata". "Grotesca y autoindulgente", escribió Variety. Pero al famosísimo creador del movimiento Dogma o filmes como Rompiendo las olas y Dogville las críticas no le minaron en absoluto su autoestima. Siempre adicto a una buena controversia, aún resuenan los ecos de aquella incursión filmada que agitó Cannes en 1998 cuando presentó Los idiotas. Este maestro de la ironía y el sarcasmo recibió a El Cultural para hablar del proceso de una película que, más allá del ruido y la furia de la primera reacción, ha causado un vivo debate allí por donde ha pasado. El filme, una crudísima exposición de los avatares que atraviesa una pareja en crisis que se refugia en el bosque para superar la muerte de su hijo, no se fue de vacío de la Costa Azul ya que su protagonista femenina, Charlotte Gainsbourg, recibió el premio a la Mejor Actriz.

- Hace dos años, declaró que una gran depresión le apartaba de hacer cine. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?

- ¡Dios! No fui yo el que lo eligió, sino el dedo de Dios. Yo soy el mejor director del mundo y sin embargo, nadie está seguro de que Dios sea el mejor dios.

- Diciendo este tipo de exabruptos usted sabe que va a provocar. ¿Se considera un profesional de la transgresión?

- Desde luego que no. Creo que cada cineasta lleva en su ADN la provocación, aunque si me encargaran una película "polémica"... pues no sabría hacerla. Más que controversia, lo que he detectado en algunas ocasiones ha sido verdadera hostilidad. Mi personalidad y mis películas son una herramienta más. Por eso, yo las uso según mis necesidades.

- ¿Qué "necesidades" tenía con Anticristo?

- Volviendo a su primera pregunta, fue combatir o, mejor, tratar de entender mi depresión. Me atrapó por sorpresa, no me había ocurrido antes. Tuve que ser hospitalizado. Me sentí como un folio en blanco. Todo me parecía superfluo y banal. No quería trabajar. Estuve catatónico durante medio año, funcionando a la mitad de mis capacidades físicas e intelectuales. La mayor parte del tiempo lo pasé tumbado en la cama mirando al techo. Fue un verdadero infierno. Y, entonces, decidí escribir un guión como ejercicio, como terapia, para entrar de nuevo en acción y salir del letargo.

- ¿Fue Anticristo esta terapia?

- En cierto modo, sí. Primero se me ocurrió el título, fue la chispa de inicio. Después, me inspiré en August Strindberg y Edgar Allan Poe.

Al filo del escándalo

- ¿En qué sentido le inspiraron estos escritores?

- Strindberg amaba a las mujeres. Y siempre le interesó explorar las relaciones de éstas con los hombres. Me entusiasma su muy negra exploración de la guerra de los sexos, particularmente en La señorita Julia. Poe era un romántico y considero Anticristo próxima a su universo.

Genio y figura, Von Trier ha convertido sus propias neurosis en parte de su popular personaje. Con la excusa de que siente fobia por los aviones (su tradicional viaje a Cannes es de las poquísimas veces que sale de su amada Dinamarca) no ha pisado jamás Estados Unidos, cosa que no le ha impedido haber dedicado nada menos que dos películas al país, Dogville (2003) y Manderlay (2005). Ambas, para más inri, ofrecen una visión desoladora de un país que se adivina inmoral y racista. Ambas deberían tener continuación con Washington, filme que cerraría su anunciada trilogía sobre el país más poderoso del mundo y cuyo rodaje está anunciado para este mismo año . Claro que todo depende de que la protagonista de Dogville, Nicole Kidman, quiera retomar su personaje ya que su sustitución por Bryce Dallas Howard en la secuela al parecer no dejó muy satisfecho al director. De momento, Anticristo es una película excesiva que dejará saciados a sus incondicionales. Hay escenas controvertidas: ablación de un clítoris, orgías sangrientas, piernas atravesadas por una broca... Para algunos, un descenso a los infiernos de la mente. Para otros, simple boutade de un niño mimado.

-Las reacciones con Anticristo no han podido ser más enfrentadas. Se le acusa de misógino y también, de lo contrario, de odiar a los hombres.

-Creo que es bueno que cualquier película genere las opiniones más encontradas. Una película debe dividir a la gente que la ve. Tal y como yo lo percibo, la acusación de misoginia no tiene ningún sentido. "él", el marido, es un idiota. Yo siempre me identifico con mis personajes femeninos. Siempre he preferido a mis actrices antes que a mis actores.

- No se corresponde con su fama. Bjürk echa pestes de usted y Nicole Kidman tampoco parecía muy contenta...

- Con Bjürk sólo nos peleábamos fuera del plató. No me consta que hubiera problemas con Charlotte, entramos en una comunicación sin palabras, casi en trance. De hecho, Charlotte estaba mucho más asustada con Willem (Dafoe) porque, dada su intensidad como actor, tenía pesadillas con que la asfixiara.

Son, de hecho, los personajes femeninos los que han brillado con mayor luz en los filmes del director de El elemento del crimen (1984) y Europa (1991). Son ellas las que más han sufrido, casi siempre por culpa o a causa de los hombres. En Rompiendo las olas (1996), Emily Watson sufría brutales agresiones sexuales para salvar la vida del hombre que ama; en Bailando en la oscuridad (2000), Bjürk se condena a sí misma a la pena capital para asegurar el futuro de su hijo (el filme ganó la Palma de Oro de aquel año) y en Dogville, Kidman interpreta a una rica heredera que va a parar al lugar equivocado huyendo de su padre y termina siendo víctima de una violación masiva.

-Charlotte Gainsbourg es una actriz intensa y honesta. ¿Cómo se fijó en ella?

-Mi primera elección fue Eva Green (Los soñadores). Lo que ocurrió es que Eva, que hizo audiciones también con Charlotte, tenía una agenda y unas demandas muy peculiares y complicadas. ¡Quería enseñar sólo sus pezones y nada más que en cuatro ocasiones! Elegí a Charlotte al comprobar cómo se sumergía en el proyecto pese a su natural timidez. No había visto muchos trabajos suyos antes. Apenas hablé con ella de su personaje, pero lo interpretó desde el primer momento de forma muy precisa. Para Charlotte fue un reto muy grande y también una liberación.

La naturaleza y el infierno

-Muchos se preguntan el sentido de las escenas más controvertidas de Gainsbourg. ¿Era necesario que hubiera una ablación y un empalamiento?

- Quizá es que hay que buscar el origen de todo ello en el subconsciente. Puede ser que eso suceda en ese lugar. Lo contrario es confundir su sentido de culpa por la muerte de su hijo con su sexualidad.

-Hablemos del marido: "él", un psiquiatra. Sus habilidades como terapeuta quedan en entredicho en cuanto comienza a tratar a su mujer y no ve lo que se le viene encima. ¿Usted confía en la psiquiatría?

- (Risas). Creo que ahí, en ese psiquiatra cognitivo, he vertido muchas de mis fobias y de mi propia experiencia con los tratamientos que he seguido. Desde luego, he sido algo sarcástico. No sé por qué tengo aversión a las entrevistas y me cuesta hablar de mis películas, pero no tengo problema en hablar de mis "debilidades" mentales. Déjeme decirle que, por lo que yo mismo he vivido, la psiquiatría cognitiva funciona. No hace milagros pero funciona de una forma inmediata.

- Durante la segunda mitad de la película la pareja se enfrenta en una batalla bestial.

-En esto vuelvo un poco a Strindberg, pero ésta no es una película sobre la guerra de los sexos. O creo que no. Me satisface la escena final en la que “él” ha sido absolutamente engullido por "Ella". De nuevo, me siento identificado con "Ella";“él” es más bien una caricatura de proto-hombre.

- ¿Qué tal fue el reencuentro con Dafoe tras la experiencia de Manderlay?

- Buena. Después de varios años de aquella experiencia se dirigió a mí preguntándome si tenía algo para él. Le envié el guión y se desconcertó. Bente, mi mujer, lo convenció.

- ¿Cuál es el sentido de ese zorro robótico que, en plena psicosis sexual, se vuelve y dice: “El caos reina”?

- Se explica solo: el bosque en que se halla la cabaña de la pareja, llamada Edén, es un paisaje mental y físico. Esa cabaña es “la iglesia de Satanás en la que el caos reina” como anticipa Ella. Yo siempre he amado la naturaleza. Pero los bosques me parecen infiernos en los que las diversas especies luchan a muerte por la supervivencia. Fascinante. La naturaleza es un solar de sufrimiento y muerte. La naturaleza parece una creación de Satanás.

- En esa opinión coincide usted con otro visionario del cine moderno, el alemán Werner Herzog...

- Sí, y lo he comentado con él: la naturaleza es cruel, feroz y viciosa. El lleva años levantando acta de ello.

- Los exteriores en el bosque son de una belleza sobrecogedora. ¿Dónde rodó?

-Estuve tentado de hacerlo en las afueras de Copenhague. Finalmente, rodamos en los bosques de Renania-Westfalia. De hecho, el enorme árbol de grandes raíces estuvo cerca de mi casa y lo transportamos a Alemania para la película.

- ¿Cómo fue trabajar con tan sólo dos actores?

- Hacía años que tenía ganas de hacerlo. Lo realmente complicado de esta película es que no pude operar la cámara al necesitar imágenes para ser transformadas digitalmente. Todo estuvo en manos de mi director de fotografía, Anthony Dod Mantle. Me frustraba no poder ver el resultado inmediato, creo que es un sentimiento generalizado entre los directores de mi generación. Siempre he manejado la cámara estando muy cerca de los actores. Esta vez me sentí algo paralizado.

- El título es también el de una de las obras de Friedrich Nietzsche.

- Tengo El Anticristo en la mesilla de mi dormitorio desde que tenía 12 años, pero no lo he estudiado a fondo. Lo cual no impide que ocupe un lugar predominante en mi estudio, siempre a mano. Elegí la palabra para la película porque me parece un gran título. De todos modos, no es una elección demasiado original. Hay óperas, obras de arte, alguna película de horror...

Lars von Trier no quiere hablar de futuros proyectos. De momento, lo cierto es que ha escrito el guión de Caroline Mathildas ar, para un compatriota, el director Nikolj Arcel, más conocido por haber realizado el megataquillazo Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres. Ahí está también Washington, que pondría el broche a su "trilogía americana". Y se anuncia un misterioso proyecto, The Erotic Man. Mucho von Trier para el futuro próximo si, claro está, una depresión de caballo no vuelve a paralizarlo.