Las disculpas por la esclavitud carecen de acción legislativa concreta

FERNANDO A. TORRES
Rebelión



“De nada sirven las disculpas si no estas dispuesto a asumir la consecuencia y responsabilidad de tu acto,” solía decir mi abuela Rosa, una mujer norteña pequeña pero sabia y rápida con el argumento.
La resolución aprobada por el Senado estadounidense (junio 18, 09) que le pide disculpas al pueblo negro por la esclavitud a que fueron sometidos por mas de 240 años, no fue mas que otra cautelosa acción simbólica carente de acción concreta que podría haber sido refutada fácilmente por el sencillo argumento de mi abuela.

El Senador Tom Harkin, autor de la resolución - similar a otra aprobada por la Cámara Baja en julio del año pasado - lo reconoció de inmediato: “no nos equivoquemos. Esta resolución no reparará las injusticias pendientes,” dijo.

Una cláusula al final de la resolución advierte que ningún punto en esta autoriza o apoya la reparación por la esclavitud. Sin embargo no logra detener la disputa. Roland Burris, el único afro-estadounidense en el Senado, dijo que la “cláusula de ninguna manera elimina futuras acciones que puedan ser presentadas frente a esta cámara y que puedan estar relacionadas a la reparación,” dijo.

La reparación puede ser la corrección

El verdadero valor de la retribución por la esclavitud, denominada reparación, sería la corrección de la injusticia económica que continua vigente en el pueblo afro-estadounidense. La cláusula insertada por los senadores no es gratuita, representa la médula, el impasse histórico, la injusticia mayor que los Estados Unidos aún no están dispuestos a enfrentar ni a pagar; la deuda histórica con un pueblo que no solo construyó el palacio de gobierno, la Casa Blanca, sino los pilares fundamentales de su extrema riqueza. De nada sirven las disculpas si no están dispuestos a asumir la responsabilidad de sus repugnantes actos.

Según un artículo publicado en el 2008 por la Asociación Humanista Americana, (American Humanist Association), si se les hubiese permitido a los esclavos recibir y mantener la compensación por su labor, sus descendientes hubiesen tenido una mayor parte y acceso a las riquezas monetarias y sociales del país.

Apuntando hacia el Distrito Financiero, Ken Livingstone pidió disculpas públicamente por el papel que Londres jugó en la esclavitud. “Ustedes pueden ver allí las instituciones que todavía tienen los beneficios de las riquezas que crearon con la esclavitud,” dijo antes de ponerse a llorar, cuando era alcalde de Londres en el 2007.

Variados e infructuosos juicios legales por parte de descendientes de esclavos han revelado a numerosas de estas instituciones financieras y de seguros que se han beneficiado de la esclavitud. La lista es larga: Bank of America, FleetBoston, Aetna, New York Life, Norfolk Southern, Union PacificRailroad, CSX Corporation, R.J. Reynolds Tobacco, Brown & Williamson, WestPoint Stevens, Lehman Brothers y Lloyd's of London.

Gracias a la insistencia de activistas afro-estadounidenses, en el 2005 se supo que uno de los bancos adquiridos por el Banco Wachovia Corp., envió a miles de esclavos a trabajos forzados en ferrocarriles. Ese mismo año, JPMorgan Chase pidió disculpas porque una de sus subsidiarias puso a más de 10 mil esclavos como pago colateral y por aceptar a más de mil esclavos como pago por deudas pendientes.

En febrero del 2001, durante la primera conferencia nacional sobre reparación, el activista Howshua Amariel propuso que aquellos descendientes de esclavos que decidan permanecer en los Estados Unidos deberían recibir reparación en la forma de educación, salud, asistencia legal y ayuda económica gratuita, sin impuestos, por los próximos 50 años. A cada uno de aquellos que decidan abandonar el país, se les otorgaría un millón de dólares respaldados en oro.

La esclavitud creó la riqueza del país

Se ha estimado que entre los siglos 15 y 19, más de 15 millones de personas fueron secuestradas desde África para ser vendidas como esclavos en el continente americano. 8 millones fueron muertos durante su traslado y llegada a América. Se calcula que el número total de africanos muertos (alrededor de 16 millones) a raíz de la esclavitud, sobrepasa el número de aquellos que sobrevivieron.

Según el censo estadounidense de 1860, en los 15 Estados en donde la esclavitud fue legal, existían casi 4 millones de esclavos. Desde que llegaron los primeros 20 esclavos a la ciudad de Jamestown, Virginia, en Agosto de 1619, pasaron casi 240 años hasta la rectificación de la Constitución conocida como el Artículo 13 que terminó con la esclavitud oficialmente en 1865.

La esclavitud en los Estados Unidos fue uno de los pilares económicos más importantes en el crecimiento económico y la riqueza del país. Según cifras del Ministerio del Comercio, se estima que en dólares actuales – incluida la inflación e intereses – la esclavitud generó a la economía trillones de dólares.

La Revista Harper’s estimó que la cantidad de dinero que se le debe al pueblo negro por la esclavitud está por sobre los 100 trillones de dólares. Entre 1619 y 1865, la revista calculó más de 222 millones de horas de trabajo forzado, con un interés acumulado de un 6%. El gobierno federal, en existencia desde 1789, tendría que pagar solo una fracción del total: 40 trillones.

Muchas disculpas por muchas culpas

No es la primera vez que los Estados Unidos piden disculpas por sus oprobiosos actos en contra de sus propias minorías étnicas. En 1988, durante el gobierno de Reagan, una resolución pidió disculpas a los japoneses-americanos encarcelados durante la Segunda Guerra Mundial. La resolución incluyo una reparación de 20 mil dólares a cada uno de los 60 mil prisioneros sobrevivientes. En el 2005 la Cámara Baja le pidió disculpas a su población indígena por las “muchas instancias de violencia, maltrato y negligencia.”

En 1997 Clinton se disculpó a nombre del gobierno por el Experimento Tuskegee que entre 1932 y 1972 utilizó alrededor de 400 afro-estadounidenses pobres como conejillos de india para conocer los efectos de peligrosos tratamientos contra la sífilis. El experimento “fue conducido para determinar, con las autopsias, como la enfermedad afecta al cuerpo humano,” escribió la periodista Jean Heller en 1972.

Sin un verdadero sentido de justicia y una honesta voluntad legislativa, estas y las próximas disculpas nunca terminarán de paliaran la deuda que el país, que hasta hace poco fuera el mas rico del planeta, tiene con sus comunidades y pueblos.

A pesar de que estas disculpas pueden tener un efecto positivo entre las comunidades víctimas y sus generaciones venideras, la falta de una acción honesta y el fatídico letargo legislativo, conservarán las heridas abiertas, las mismas heridas que estas disculpas intentan sanar.