'Home', el mundo se acaba


ADRIÁN MASSANET
Blogdecine




Vamos a ver cómo lo digo para que me crean. No…me parece que nadie me va a creer. Somos así de tercos, de necios. De hecho a mí mismo tampoco me creo a veces. Lo voy a decir igual: no es que el mundo se vaya a acabar, es que el mundo ya se ha acabado. Dicen que podemos dar marcha atrás y deshacer la cloaca de mundo en que vivimos. Pero tengo la sensación, cada vez mayor, de que es una falacia. Es demasiado tarde. Al menos esa es la sensación que me queda después de ver esta joya de película documental.

Mientras espectáculos de dudoso nivel estético como ‘Watchmen’, ‘Terminator Salvation’, ‘Harry Potter y el misterio del príncipe’ y otros de similar catadura, inundan las pantallas para destrozarle el gusto al espectador, empleando cientos de millones de dólares para ello, y queriendo contarnos grandes dramas de altura planetaria, otro cine se abre camino y nos habla de verdaderos dramas planetarios, de hechos que nos atañen a todos, que nos afectan y de los que somos responsables. ¿Qué necesidad más grande puede cubrir el cine?

Un documental excepcional

Si ‘Tierra’, un monumental esfuerzo (que aunque desequilibrado e irregular, resultaba de una innegable fuerza visual) para unir y dar capítulo final a todas las partes de la serie original, se erigía en un alegato sobre la fragilidad de la vida y en un homenaje a la belleza de este planeta, ‘Home’, auténtico sueño personal de su realizador Yann Arthus-Bertrand (que tuvo que pedir dinero y apoyo a muchisimas personalidades del mundo de la moda, el arte y los deportes para poder sacar adelante este proyecto) es la constatación de que la actividad humana en el planeta es una catástrofe.

Este hombre es un afamado fotógrafo, especializado en tomas aéreas, cuyos trabajos seguro que muchos lectores habrán podido admirar en los grandes almacenes, pues suya es la famosa imagen del corazón de Nueva Caledonia que hemos podido ver impresa en tantas portadas, y suyos los libros ‘La tierra desde el aire’ y ‘La tierra desde arriba’, extraordinarios tomos de fotografía, auténticos superventas, y piezas de gran prestigio que le han valido el reconocimiento mundial como fotógrafo y defensor de la naturaleza.

En ‘Home’, Arthus-Bertrand realiza un ejercicio que en ficción (¿por qué será que el documental me parece, cada vez más, un reducto de libertad en el audiovisual?) sería un verdadero suicidio audiovisual: todos los planos son de la misma distancia focal. Aún así, y pese a que en un principio tal elección parece un obstáculo para el disfrute total de sus imágenes, poco a poco vamos entrando en su propuesta estética, y al final no podemos despegar los ojos, y la conciencia, de su narración.

Él mismo narra la historia, una historia que, tal como dice, nos concierne a todos y es la de todos, y su voz es la de un hombre cultivado, comprometido, apasionado y dolido. Pero también la de un hombre que aún conserva un rayo de esperanza. En la versión española, el gran actor Juan Echanove es el encargado de la narración, y he de decir que sorprende mucho su trabajo por su sobriedad, su sensibilidad y su escasa teatralidad, tres características de las que adolecen tantos narradores en lengua castellana.

El documental ofrece un crescendo admirable, desde la explicación, tremendamente bien escrita, de la disposición de los minerales y de los elementos básicos de nuestro planeta, para a continuación desarrollar un lúcido y espeluznante retrato de nuestra llegada a la Tierra como ser civilizado (esa palabra me parece una falacia grotesca) con cientos de imágenes grandiosas que nos dan una idea exacta de las barbaridades que estamos cometiendo contra nuestro hogar. No exagero si digo que ver esta película le quita a uno las ganas de todo.

Y aunque al final sí que podemos rozar un rayo de esperanza; sobre todo porque gracias a filmes como este uno se percata de que hay por ahí gente que vale la pena, no sólo banqueros, empresarios, cantamañanas, lelos; también cineastas y fotógrafos a los que les importa algo el mundo en que viven. Ahora que el mundo se acaba, es un consuelo…