"Love and curses", Reigning Sound (2009)


KEPA ARBIZU
Lumpen




Habitualmente es difícil lanzarse a hacer afirmaciones categóricas sobre aspectos musicales, sobre todo si estos son contemporáneos a nosotros y todavía no han sido avalados por el paso del tiempo. Pues aun así, me atreveré a decir que Reigning Sound son el mejor grupo que hay en la actualidad. Cuando digo esto me refiero a conjuntos surgidos en los últimos años, en esta década. Otra salvedad es que Get Cartwright, su líder, es un hombre que para nada es nuevo en el negocio musical. No hay más que echar la vista atrás y recordarle formando parte de los geniales Oblivians, encargados de actualizar y vitaminizar el blues en los primeros noventa, o participando en otros proyectos, alguno más puntual, Detroit Cobras, y otros más consolidados, Compulsive Gamblers.

Reigning Sound comenzó su propia andadura recién iniciado el año 2000. Con su segundo disco llega uno de los momentos más especiales de lo que llevamos de siglo. “Time bomb high school” es una auténtica maravilla que desde su inicio, la majestuosa versión del clásico jazz “Stormy weather”, no deja lugar a la duda. Se trata de una mezcla sin igual de los sonidos negros con el garage, y hasta el punk, más contundente sin resultar estridente o violento en ningún momento.

Y es que si por algo destacan es por su capacidad para disimular un sonido clásico, herencia que incluye desde el bubblegum pop hasta el soul, en unos ritmos contundentes y perfectamente cohesionados con fuertes guitarras. Nada de esto sería posible sin el talento que despliega Get Cartwright, tanto en las composiciones como en su manera de cantar, que sin ser un portento de voz, es capaz de transmitir esa combinación excelente de romanticismo y agresividad. Por eso no es de extrañar que hace dos años rescataran del olvido a Mary Weiss (Shangri-Las) y colaboraran con ella en un disco, “Dangerous game”, donde pone su voz a composiciones del grupo.

Antes de adentrarnos en su esperadísimo nuevo disco, “Love and curses”, hay que hacer mención a In the red, sello discográfico encargado de su edición. En pocas ocasiones nos acordamos de las compañías, o por lo menos para nada bueno, pero estos angelinos se lo merecen. Llevan desde los noventa descubriendo al mundo nuevos grupos de una variedad asombrosa. De su mano hemos podido disfrutar de Dirtbombs, Deadly Snakes, King Khan and BBQ Show, Black Lips y un larguísimo etcétera. Así que lo mínimo que hay que hacer es estarles agradecidos y pedirles que continúen con su labor.

Y volviendo a Reigning Sound hay que decir que lo han vuelto a hacer. Han sido capaces de crear otro disco maravilloso. Menos acelerado y sucio que “Too much guitar”, más adictivo que su debut “Break up break down”, queda emparentado en estilo con su obra maestra “Time bomb high school”. Y eso queda patente desde el comienzo, tanto “Break it” como otras, “Is it true?”,“Dangerous game”, tienen los ingredientes clásicos de la banda, importancia capital del sonido del órgano, tocado magistralmente por Dave Amels, base de guitarras con mucho ritmo y un patente tono añejo.

Partiendo de esa base pueden acelerar las revoluciones o decantarse por medios tiempos más románticos. Al primer grupo pertenecen “Call me”, “Debris” o las maravillosas “Stick up for me” e “If I can´t come back”. Más relajado se vuelven en “Something to hold onto” y en “Love won’t leave you a song”.

“Trash talk” es una magnífica canción donde ejercitan su dosis de rock americano. Cambios de ritmo y cierto dramatismo que recuerdan en cierto modo a Hold Steady. “Call me” es una mezcla muy jugosa de un sonido garage con un rock cincuentero de cadencioso resultado. El disco se cierra con “Banker and a liar”. Acordeones y guitarras acústicas para un ritmo algo oscuro y sincopado que trae levemente a la mente a Tom Waits. Un colofón magistral para este disco que demuestra la envidiable facilidad con la que Reigning Sound consigue esa sensación de anular todo lo que te rodea para sumergirte en su música, transmisora de felicidad y plenitud.